Capítulo 5

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 Kim hyung jun y Jang Hye sun visitaron aquel atardecer a los hijos del señor Heo. Eran hijos de personas importantes en la ciudad. Sus padres, vinculados a la banca, consideraron correcto y obligado que sus hijas se personaran en el hogar del nuevo director, ofreciéndose a los hijos de aquél.

Min ha, que se hallaba en el jardín, enfundada en pantalones negros muy estrechos, con un sombrero de paja en la cabeza y las grandes tijeras en las manos, dispuesta a cortar flores para los floreros de la casa, les salió al encuentro.

—Yo soy Hyung jun —dijo éste. —Y aquí mi amiga Hye sun. Como sabemos que llegaron ayer...

—Encantada —saltó Min ha. —Yo me llamo Min ha. Tengo dos hermanos, Young jae esta en la universidad y Young saeng no sé dónde anda —soltó las tijeras. —Vamos a la terraza. ¿Quieren tomar algo? ¿O prefieren oir musica? ¿O esperan a que me vista y vamos a conocer la Yongsan?

—Lo que tú digas.

Pronto se hicieron amigos. Hye sun era de su edad. Apenas si rozaba los diecisiete años. Hyung jun, en cambio, se acercaba más a la edad de Young saeng. Tenía por lo menos veinte años.

Min ha los tomo de la mano, los llevó junto a su padre, se los presentó y luego empezó a llamar a Katie a gritos.

—Es nuestra ama de llaves, ¿sabes? Nos crio ella. Perdimos a mamá cuando yo vine al mundo. Katie se ocupó de nosotros. Es como de la familia.

La mujer apareció en aquel momento con su vestido negro, su cuello blanco, su aspecto de ama de llaves de casa muy distinguida.

—Katie, éstas son mis nuevos amigos. Mira, ésta es Hye sun, y él es Hyung jun.

Katie los saludo a las dos y les dijo que se sentía muy satisfecha de conocerlas, y sobre todo de que Min ha tuviera amiguitos como ellos.

—¿Y Saengie? ¿Dónde se ha metido?

—Estoy aquí —dijo el aludido, saliendo por una puerta lateral.

Min ha, con su impetuosidad habitual, se acercó a el, llevando de la mano a las dos jóvenes. —Esta es Hye sun. Y él Hyung jun.

—Encantado, es un gusto conocerlos.

Hyun jun era un muchacha un poco mas alto, de grandes ojos negros. Young saeng se dio cuenta en seguida de que sería un fiel amigo. La expresión de sus ojos era leal. También Hye sun miraba de frente. Pero era más joven. Con Min ha iría muy bien.

—Papá —dijo Hye sun un poco cohibida ante la belleza y la majestad de Young saeng— nos pidió que viniéramos a visitaros. Ayer, él visitó a vuestro padre.

—¿Es consejero del Banco? —preguntó Min ha.

Hyung jun afirmó.

—Claro. Estuvo ayer aquí. Papá ya empezó a trabajar esta mañana. Han venido los altos empleados y estuvieron cerrados con él en el despacho, toda la mañana. Papá está muy contento. Ahora dijo que estaba deseando salir, para conocer bien Yongsan.

—¿Dijiste que tenias otro hermano? —preguntó Hye sun, tímidamente.

—¡Oh, sí, claro! —saltó Min ha riendo. —Pero estudia en la Universidad nacional de Seul. No vendrá en toda la semana. Sólo los domingos.

—Los sábados, Min ha —rectificó Young saeng.

—Es verdad. Los sábados. Ya te lo presentaré. ¿Quieres que demos un paseo por ahí? Me encantará conocer el barrio.

—Vamos —Hye sun miró a Hyung jun. —¿Te quedas?

—Pues... —miró a Young saeng— si no te molesta.

Un hombre ante mi puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora