Capítulo 10

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No lo vio a Hyun joong por la mañana. Dejó su huella en la almohada. Se levanto y se perdió en el baño.

El cubierto para su desayuno estaba sobre la mesa del comedor pequeño. No variaba nada. Todo era igual que siempre.

Sólo el era diferente. Porque diferente era Hyun para poseerlo. Unas veces arrebatado, sin consideración, y otro tierno como un sentimental. Nunca podría conocerlo bien. siempre sería un hombre desconcertante. El hombre de las sorpresas, pero, de cualquier forma, para el siempre odioso.

Rompiendo la monotonía de los días, había sobre su plato un papel. Lo tomo. Lo leyó de un tirón.

«Si Young jae viene a verme, dile que no. Basta eso. El ya sabe a qué me refiero.»

Sólo eso.

¿Jae? ¿Qué deseaba Jae de su marido? Eran buenos amigos. Casi siempre andaban juntos por el bosque, cazando. Sin duda alguna, su hermano admiraba a su cuñado... ¡Si lo conociera realmente!

Pero no, nadie lo conocía como el.

Desayunó, rompió el papel en miles de pedazos.

Salió a la terraza. Más tarde tomaría el auto e iría a ver a su padre. Le agradaba charlar con él, lo quería más que nunca.

Min ha se casaba a finales de verano, antes de que Young jae se reintegrara a la universidad. Su hermanita sería feliz. Era todo muy distinto.

Vio a su hermano atravesar la calle y empujar la alta y ancha cancela.

—Saengie hyung —llamó desde lejos. —Saengie hyung, levantado tan temprano.

—Estás más guapo cada día —ponderó el hermano.

—Loco. Te lo parece a ti. Ven, siéntate. ¿Quieres tomar algo?

—Acabo de levantarme y desayunar. Katie no me deja salir sin tomar mi zumo y mermelada.

—¡Querida Katie! —susurró Young saeng, nostálgico. —Siempre fue para nosotros como una madre.

Ambos se sintieron enternecidos.

Young jae fue el primero en sacudir la cabeza, como despejando ésta de pensamientos sentimentales.

—Oye, ¿no está tu marido?

—Ha salido muy temprano. Posiblemente no vuelva hasta la hora de comer.

—¿No dejó nada para mí?

—Sí, un papel en el que me decía que te comunicara que no. ¿Qué le has pedido?

Jae se derrumbó en una butaca y suspiró resignado.

—Bueno, a tu marido no hay quien lo entienda. Ayer se lo pedimos en el círculo. Dijo que sí. Y hoy... cuando yo esperaba que me diera la llave, me dice que no. ¿Qué le hizo cambiar de opinión? ¿Acaso tú, hyung?

—No sé de qué me hablas. Hyun joong no me dijo nada respecto a ti y a tus amigos.

—Verás. Tenemos organizada para el domingo una cacería de mentiras, vamos de aventuras varios amigos- dijo con picardia. Sabemos que Hyun joong tiene una casita en el bosque, al otro lado de la colina. Como el tiempo no está muy seguro, pensamos hacer allí la comida e incluso organizar una fiesta al final de la cacería —se puso en pie. —En fin, tendremos que hacerlo en pleno campo.

¡La casita! ¿Por qué si dio su palabra la rentó después?

¿Por qué aquel cambio? ¿Respeto al pasado? No, en modo alguno. Hyun no era un sentimental.

Un hombre ante mi puertaWhere stories live. Discover now