Cosas que en secreto las chicas desean

¿Privacidad?

Tener una casa donde muchas mujeres viven, a veces deriva en una pérdida de privacidad; la curiosidad natural de las chicas las impulsa a querer saberlo todo, a descubrir los secretos mejor guardados; y más aún si hablamos de un dormitorio lleno de mujeres en la flor de la juventud.

-¡Mis zapatos azules! ¡Jessica!...¡tengo una cita con Hae en 1 hora!- el cabello castaño chocolate perfectamente alisado se mueve por todas las habitaciones, siguiendo a su dueña que estaba hecha un manojo de nervios, completamente vestida para dar un paseo romántico por el parque.

-Los dejaste botados en mi habitación hace 2 semanas, deben estar debajo de mi cama- Jessica se encamina hacia el patio, con un libro bajo el brazo y una gran taza de té de menta y bombones de chocolate en una charola –debes relajarte, o estarás tan nerviosa en esa cita que se te olvidará cómo hablar- una risa suave sale de su boca antes de desaparecer en la puerta de atrás de la casa.

-Yo iré por ellos, no te preocupes- una pequeña y delgada castaña se apresura a la habitación de Jess, mirando debajo de la cama para encontrarse de inmediato con un par de zapatos azul marino estampados con flores de alegres colores, al tomarlos, a sus ojos se muestra un cuaderno de forma francesa con tapas de galaxia. Al abrirlo, la letra clara y bonita de Jessica salta a la vista; TaeYeon se detiene un momento, evaluando si debe o no continuar con aquello, sin embargo habla por ella su curiosidad, hojeando aquél diario; descubre un patrón, por lo general ocupa sus hojas en poemas, fotografías, dibujos o algún otro tipo de arte que marca su día, ella sólo escribe cuando algo la enoja o la entristece; y lo que más llama su atención es aquélla lista, por lo que toma algunas fotografías y procurando dejar las cosas tal como las encontró, toma los zapatos y se encamina a la habitación contigua.

-No puedo creer que siempre dejo mis cosas botadas en todas las habitaciones- Tiffany, sentada en su tocador mientras termina de adornar su cabello oscuro con una pequeña diadema trenzada toma los zapatos de manos de su amiga Tae y se los calza, sintiéndose lista para su cita.

-Fan, necesito decirte algo importante- Tae se apresura a cerrar la puerta, sentándose con Tiff en el banco largo del tocador –Jessica está triste, ¿sabes?, siente, que Sungie no es romántico con ella y que no le pone toda la atención que ella quisiera-

-¿Cómo lo sabes?- Tiffany observa como TaeYeon busca las fotografías recién tomadas de su teléfono celular y tras estudiarlas por un momento, agita la cabeza en negativa –no podemos meternos en eso ¿entiendes?, sabrá que alguien leyó su diario y bueno, ya la conoces, da miedo cuando se enoja –se levanta, alisando primero el cabello y luego el vestido y toma su bolso- hablaremos en cuánto vuelva, ¿de acuerdo?, Hae me espera, regresaré pronto-

Ya entrada la noche, aparece Tiffany en la entrada de la casa de fraternidad, con un enorme ramo de rosas color rosa, y mientras la mayoría de sus compañeras se acerca a mirar, en el sillón de la sala de estar, Jessica suspira, sintiendo otra vez como sus ojos se aguan sin entender aún porque. TaeYeon la mira, sintiendo que debe hacer algo, y sin quererlo, también Tiffany nota aquélla reacción y su estómago se revuelve, sintiéndose un poco culpable.

Jessica se levanta, va a su habitación y cierra la puerta tras de sí tomando su diario del piso bajo la cama y lo abre en una página limpia, mientras suspira de nuevo sin darse cuenta, estirando la mano hacia su buró para buscar en el cajón su estuche de plumas, lápices y marcadores.

27 de junio de 2018

Querido diario:

De nuevo, las muestras de romanticismo me están afectando, pero, me siento culpable. Hoy, DongHae le ha regalado un ramo de enormes y fragantes rosas de un lindo tono rosa, sus favoritas; y yo, me siento celosa. ¿Qué clase de mala persona se siente celosa de que a su mejor amiga un chico la trate así de bien?...a la egoísta Jessica.

Se levanta con el diario en las manos, asomándose a la ventana desde donde logra ver el uno de los grandes jardines que se encuentra en aquél complejo, donde algunas parejas pasean tomados de la mano y un par de pequeñas lágrimas se le escapan, mojando la página del diario parcialmente vacía.

Sólo, una vez, quisiera ir y decirle a Yeye como me siento; pero sé que lo tomaría a broma, reiría de lo locas que suenan tales ideas, y todo seguiría como siempre.

Tal vez sea yo la que debe cambiar un poco, para poder entrar en el ideal de chica mimable y que al fin pueda encontrarme adorable.

...voy a necesitar mucha ayuda...

Se acerca a su armario, buscando detrás de los ganchos con skinny jeans y de las camisas hasta encontrar olvidados algunos vestidos, con tan poco uso que aún parecen sacados recientemente de una tienda.

Al siguiente día, después de haberse cambiado 4 veces, sale de su habitación enfundada en un vestido camisero color azul celeste, zapatos del mismo color y algo más de maquillaje del usual.

-Tiffany, por favor, ¿podrías peinarme?- en la puerta de la habitación vecina, se jala el vestido hacia abajo intentando que cubra más de sus largas piernas, se acomoda muchas veces el cardigan rosa que lleva por encima del vestido y trata de enderezar la diadema que se puso en la cabeza.

Dejando caer la brocha de polvo que tiene en las manos, Tiffany suelta un muy pequeño grito ahogado -¿quién eres y qué hiciste con Jessi?- se levanta del tocador, estudiando a su amiga con ojos incrédulos, mientras se acerca a ella -¿qué estás haciendo?, ¿estás enferma o perdiste alguna apuesta?-

La rubia baja la mirada, soltando otro pequeño suspiro –simplemente, quiero ser un poco menos ruda, ¿sabes?, siento que las personas no me perciben como en realidad me siento- se acomoda de nuevo la ropa y el cabello, visiblemente incómoda.

-Ven, voy a ayudarte- Tiff la jala hacia el tocador para arreglarle el cabello, mientras piensa en las fotografías del día anterior, pensando en cómo poder ayudar a su amiga sin hacer ningún problema.