Abrí la ventana sólo para encontrarme una espesa nube gris en el cielo, comprobando que los meteorólogos que habían tan seguramente predicho un día cálido y agradable, una vez más se habían equivocado. Para curar el frío que asechaba mi cuerpo, deslicé mis pantuflas de conejos a mis pies y me abrigué con un suéter de lana. Este iba a ser, tal y como ayer, otro día más en el que no veo razón de felicidad.
Tal vez os preguntéis por qué tanto pesimismo, y no tengo más remedio que contaros que la única razón que os puedo dar es que la única persona que me hace feliz en el mundo me atrapó en una cruel pero deliciosa mentira. El hecho es, que no me gustan las mentiras.
Abrí mi frío armario y saqué de ahí un gorrito de lana que suele ser mi favorito durante el invierno. En Inglaterra, la tenaz lluvia y las desoladas tardes en casa sin querer salir son muy frecuentes.
Hoy, no tenía ganas de salir de casa. Me tomé un momento para cepillar mi rebelde cabello, estrenoso de un insípido color amarillo claro, y esconderlo bajo la gorra invernal. Luego, en pijama y sola, bajé a tomar un café.
Como es para mí común, mi mamá había partido en un viaje de trabajo, esta vez a Chile, y tendría que atenderme a mí misma a punta de sobras de días interiores y dinero para comida tailandesa, durante el fin de semana.
Disfruté de este sentimiento de soledad nuevo para mí mientras bebía a sorbos mi café hirviendo. Siempre había estado acostumbrada a cierta soledad, pero este era un sentimiento nuevo para mí. Un sentimiento de independencia que jamás había experimentado.
En la radio, el reportero hablaba con voz grave respecto a un terremoto en las tierras infértiles de Israel, y rápidamente cambié de emisora.
Imaginad qué fue lo que me encontré.
No cesaban de hablar del tremendo y desinteresado espectáculo que los generosos chicos de One Direction regalaron en España. Y yo, estaba segurísima de que no había sido tan 'desinteresado' como los presentadores aseguraban. Fruncí el ceño y bebí café con frustración.
De repente, me sobresalté, brincando de mi silla al escuchar el timbre de la puerta sonar. Brinqué de mi silla y, asegurando que todo mi cabello estuviese bien escondido bajo mi gorro, y abrí la puerta sin interés alguno.
Los visitantes eran Zayn Malik y su novia, Cecy.
Zayn forcó una sonrisa fingida al extenderme la mano, tiesa y fría. Cecy, en cambio, no estaba para juegos. Me miró de arriba a abajo con cara de pocos amigos y me dio una palmada en el hombro derecho.
-Hola, Leo.- saludó Zayn, todo su entusiasmo borrado repentinamente. -Tenemos que hablar contigo, y estoy muy seguro de que ya sabes de qué hay que conversar.
Sostuve el arco de mi nariz con mi dedo y pulgar, y cerré los ojos, desea do que se fueran. Los abrí, y tuve que enfrentarme a la realidad.
-Rápido, hablen.- dije sin interés.
-Leo, ya basta de boludeces. Sabes muy bien que fue idiota de tu parte dejar así a Niall. Él te ama, ¿qué no entiendes?
-Pff, seguro.- dije, com evidente sarcasmo.
-¿Y se puede saber por qué putas lo dejaste? ¿Qué mierda te hizo él?- Cecy respondió desesperada.
-Calma, Cecy.- murmuró Zayn. -No sé por qué dejaste a Niall. ¿Lo podrías explicar?
-Vaya, Malik, no esperaba eso de ti.- bofé. -No te hagas, porque sabes perfectamente que estando en España, viaje del cual no me mencionó y me dejó plantada en una cita, se enredó a una fan española. Y no digas que no, porque...
-¡Tierra llamando a Leonor!- exclamó Zayn, asombrado. -Él no se enredó con nadie, Leo. ¿Quién coños te dijo eso?
-Todo el mundo. Es...- me quedé estupefacta al darme cuenta de lo pendeja que había sido. No todo el mundo me había dicho eso, solo Giselle, la zorra de Giselle.
Una lágrima brotó de mis ojos.
-Escucha, Leo. Todo esto es cuestión de confianza. ¿Quién te dijo que salir con el famoso Niall Horan sería fácil?- indicó Cecy. -Tienes que confiar en el Niall que conoces, e ir a buscarlo.
Asentí, aún llorando.
-¡Pero ya!
Y sin pensarlo más, salí de mi casa y fui corriendo a rescatar a la única cosa más válida en mi mundo.
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Como le gusta a él.
Fanfiction¿Quién se habría imaginado que Niall Horan, el chaval lindo y popular que canta en una Boyband quisiera algún día salir con Leonor, esa niña invisible de la escuela? ¿Y que su amor llegaría a sobrevivir a cualquier obstáculo que se hubiera interpues...