Capítulo 21

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Despertó de un sobresalto en un colchón del piso, la habitación estaba oscurecida y apenas podía mirar a su alrededor, un mareo la detuvo de pararse y se recostó en la pared.
Al perder un poco el mareo comenzó a recordar lo que había sucedido horas antes en la casa de los Adams haciendo que rápidamente buscara una salida a gatas encontro lo que parecía la puerta, acerco su oído intentando escuchar a través, ahí escucho el taconeo de los zapatos de alguien acercándose, gateo aprisa hacia el colchón mientras los seguros de esta comenzaban a abrirse y en cuestión de segundos una silueta oscura se hizo presente en la habitación; la silueta comenzó a tomar forma de mujer entre más se acercaba a Amy y su ligero taconeo repiqueteaba con seguridad, se paró frente a ella y se puso de cuclillas permaneciendo en ella su sonrisa más característica.

—¿Por qué ayudarle a alguien como el Virgil?

—¿Porque crees? ¿Acaso por dinero? ¿Me veo como alguien que lo necesite?  —la sonrisa malévola de Virgil lo decía todo, disfrutaba tanto ese momento; disfrutaba sentirse poderosa.

—Entonces si no lo es, dime —dijo aun con la cabeza baja.

—Simple lealtad.

—¿A quien?

—A mi padre, Marcus Cartwright. El ha hecho tanto por mí desde que era pequeña, yo solo intento ser como él —Virgil sonaba nostálgica  y soñadora, del poco tiempo que llevaba conociendola nunca imaginó que podría ser así como la veía ahora.

—¿Así que estás de acuerdo con todo lo que hace?

—¿Por qué no habría de estarlo? Mi padre ha hecho tanto por usted que no debería de haberlo traicionado nunca ¡Y vaya que es muy hábil para hacerlo! —dijo con ironía.

—Yo no he traicionado a nadie, nunca permitiría que le hicieran algo a Patrick o cualquier otro paciente.

—¿Segura que es por eso? ¿O acaso te sientes culpable de la muerte de tu hermana? Pero déjeme decirle que no lo fue sino que fue Patrick.

—El no es capaz de hacer algo así —le respondió con furia.

—¿Qué tan segura está?

—Demasiado —contesto cortante.

Virgil chasqueo la lengua y le dedicó una de sus más grandes sonrisas teñidas del rojo carmesí de sus labios y la soberbia que emanaba de sus palabras —Dejame ver si puedo hacerte cambiar ver opinión. Patrick había ingresado casi a la par de tu hermana, ellos tenían al doctor Cartwright como común, pasaban tiempo juntos cuando salíamos a las afueras y Jannis era bastante linda.

—¡No trate de insinuar esas cosas!

—Y creo que él se había hecho culpable ¿No es así? —la seguridad en sus palabras hacia rabiar a Amy.

—El no sabe lo que dice.

—Lo que ocurre es que no crees que sea capaz de hacerlo, pero si puede.

—¿Que ganas con esto? Nunca les ayudaría a hacerle algo por más culpable que fuera, yo no soy como ustedes.

—¿¡Y te crees mejor acaso!? —Virgil se comenzó a enfadar y se puso de pie.

—Virgil fue suficiente con nuestra invitada —el director Cartwright caminaba hacia ella y detrás de él un joven con un carrito con comida el cual encendió la luz de la habitación.

—¿Podría decirme que hago aquí?

—No, ahora no pero porqué mejor no come y más tarde tendremos de qué hablar —giro su cuerpo hasta el joven y le dijo —Morgan, lleva a la señorita a otra habitación. Virgil vamos —le indico y salieron.

—Aqui está su comida —el joven le entrego además una hoja de papel doblada, pendiente a que nadie le viera.

—¿Qué es esto? —desdoblo la hoja y comenzó a leerla.

"Doctora Bernart escuché a Virgil de que irían por usted y por eso le he pedido a Morgan que le entregase está carta por mí. Estoy bien y Patrick está conmigo, el director no me ha dicho que es lo que quiere hacer, yo solo me encargo de sus cuidados."

¿Que hace usted ayudando a alguien como él? —le pregunto doblando la carta.

—Porque soy el hijo bastardo de su cuñada y él me ha cuidado hasta ahora, pero no sé preocupe yo le ayudaré a escapar.

—¿Por qué?

—Porque estoy cansado de que Virgil y el se salgan con la suya todo el tiempo.

—¿A qué te refieres?

—Usted sabe quién es Jannis Bernart y apuesto que también cree que el director le haya hecho algo.

—Es verdad, Jannis era mi hermana.

—Mi tío con ayuda de Virgil le han hecho creer a usted cómo a Patrick que él es culpable de su muerte.

—¿Para que harían algo así?

El joven miro a su alrededor y le sugirió a Amy que le acompañara a donde seria su nueva habitación ya ahí cerró la puerta y se percató de que nadie los escuchará para continuar.
—Lo han hecho para que le ayude con sus planes. Marcus lo ha planeado desde hace años cuando su padre murió y le confesó que su hijo aún seguía con vida; comenzó a buscarlo y cuando supo que era su paciente, empezó a formular la idea de cambiarlo.

—¿Cambiar qué?

—Su esquizofrenia al parecer, tiene la idea de que la lobotomia sirve y que le ayudaría a su hijo; así viviría junto a él como alguien normal.

—Aun no entiendo que ocurre ni porque me han traído aquí —le dijo sentada en la cama de esa habitación.

—Se enteraron de que hablaría, eso es lo más seguro, pero yo le ayudaré a salir y así podrá denunciarlos. Doctora, ellos le practicaron una lobotomia a su hermana, cuando falló dijeron que fue un suicidio y cuando usted llegó le hicieron creer que fue Patrick —la voz de Morgan era sería y agotada, como si llevará mucho tiempo con un gran peso encima, termino de recoger los platos que aún quedaban y salió de la habitación.

Amy se puso de pie y comenzó a recorrer la habitación; no había nada relevante, solo la cama, una mesa de noche y un ropero frente a esta, abrió cada cajón intentando encontrar algo pero no encontró nada y entonces se dirigió a la ventana que daba a lo que parecía el patio trasero; el día se había convertido en noche y no pudo ver más allá que simple oscuridad. El pesar que tenía solo aumento esa noche, ella necesitaba escapar y saber la verdad de una buena vez; los misterios que rondaban a el director Cartwright eran cada vez más turbios y poco entendibles, tanto así que Amy comenzó a dudar de que tanto quería ayudar a Patrick y, si solo lo hacía porqué en realidad se sentía culpable por la muerte de su hermana; pero eso era algo contradictorio al saber lo que había pasado.
Exhaló una gran bocanada de aire y se tiró en la cama hasta poder quedar dormida.

El Paciente 249 (SIN EDITAR) Where stories live. Discover now