▫ [2.] Inseguridades ▫

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La buena noticia era que Midoriya estaba allí. Después de todo, era él quien lo había guiado hasta la silla donde Shouto estaba sentado, esperando pacientemente para lo que sea que el chico pecoso había preparado ese día.

La mala noticia… era que estaba maniatado. Y desprovisto de su sentido de la vista por culpa de una bufanda roja que Midoriya utilizó de manera improvisada. Con las típicas palabras de «Oh, soy tan idiota. ¡Olvidé la máscara!» y otras cuantas disculpas y pedidos de perdón que Todoroki siempre recibía con una expresión suave y una sonrisa ligera. Para nada molesto.

Shouto no podía empezar a enumerar las cualidades de Midoriya Izuku porque simplemente estaba perdido por el chico. Sin embargo, estaba seguro de que “idiota” no figuraba dentro de esas cualidades. Un poco torpe, quizás. Algo atolondrado, posiblemente.

Adorablemente-comestible-y-completamente-encantador-y-fascinante; sí. Definitivamente, sí.

Así que allí estaba él, con una bufanda de lana alrededor de sus ojos, en uno de los peores veranos que habían golpeado a Japón en los últimos diez años. Sonriendo como imbécil.

Su “yo” de hace algunos años seguramente le habría dedicado un mirada de lastima —incluso aversión— y le hubiera reclamado por lo que estaba haciendo. Sin lograr entender la razón por la que estaba dispuesto a aceptar aquello sin ni siquiera intentar rehusarse.

Sin embargo, el Shouto que era en ese mismo momento, estaba seguro que le respondería que sencillamente se sentía feliz; que desde que Midoriya había llegado a su vida, había podido sentirse en paz. Liberado de los grilletes y del rencor burbujeante que había cargado en su corazón por años. Lo suficientemente loco para aceptar las tonterías de quien ahora era su mejor amigo, todo ello con una sonrisa que no le mostraba, ni lo haría, a nadie más en el mundo que a Izuku Midoriya.

¿Cómo no podía sentirse feliz?

—¡Ahora vamos a comenzar con la prueba de fe! —exclamó entonces Midoriya, terminando por fin con la zozobra a la que había expuesto a Shouto—. Si logras adivinar quién soy yo, de entre las cuatro personas que te abrazaremos, ¡ganarás el gran premio!

Bueno, eso no lo hizo feliz.

—Mido… —comenzó a reclamar, pero se quedó mudo cuando un par de brazos lo rodearon y le dieron un pequeño apretón. El gesto se le antojo suave, algo tímido y sin fuerza.

Por supuesto, Todoroki también sintió el pequeño gran problema que diferenciaba a hombres y mujeres a la altura del pecho. El espaldar de la silla sobre la que estaba sentado no era suficiente para confundirlo.

—Esa fue la primera persona, quizá fui yo, quizá no. ¡Tú nos dirás, Todoroki-kun!

—Midoriya… —intentó reclamar, esta vez con más fuerza, pero fue vilmente ignorado por el chico pecoso. Otra vez.

Fue abrazado por segunda ocasión. En esta oportunidad, el gesto le pareció algo robótico, nada relajado. La persona detrás parecía tener la intención de formar una “x” con los antebrazos más que abrazarlo.

Shouto se sintió muy, muy incómodo cuando lo reconoció.

—¡Y esa fue la segunda persona!

—Midoriya… —reclamó Shouto, con algo de hastío derramándose en su voz, pero fue acallado rápidamente.

—¡Puedes hacerlo, Todoroki-kun! —la voz de Izuku pareció sonar más nerviosa, incluso implorante. Todoroki parpadeó tras la bufanda, repentinamente desconcertado.

Por los caminos que me llevaron hacia ti [TodoDeku Week 2018]Место, где живут истории. Откройте их для себя