Por los caminos que me llevaron hacia ti [TodoDeku Week 2018]

▫ [6.] Familia ▫

Advertencias:

Este pequeño fragmento podría generar sentimientos confusos. Hay un fuerte OoC por parte de Midoriya, así que no quiero herir susceptibilidades.

Gracias por su atención.

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Midoriya había cambiado.

Por su bien y el de todos sus compañeros, Shouto tenía que entenderlo. Tenía que aceptar que el viejo Izuku había desaparecido.

A veces, mientras corrían lado a lado o simplemente planeaban lo siguiente que harían —como rescatar damnificados mientras el otro alejaba a los malvados del perímetro— Izuku se preguntaba cuán difícil podía ser aceptar que una persona ya no se regía por antiguos ideales. Si bien ambos se habían conocido muy jóvenes, Shouto tenía que haber madurado.  

En esos días, Midoriya todavía había tenido la creencia de que todos podían ser salvados con una sonrisa y que sólo hacía falta un poco de espíritu guerrero para enfrentar cualquier mal. Pero luego del incidente, había abierto los ojos y puesto sus pies en la tierra.  

Izuku había necesitado alejarse de la Yuuei, porque le hacía daño. Recorrer sus pasillos era un martirio porque ya no estaba quien alguna vez llamó amigo y se convirtió en su rival. Tampoco volvería a ver a All Might, su héroe e ídolo de toda la vida ya no lo alentaría ni le daría consejos.

Izuku estaba solo.

Y su madre... De igual manera, su madre ya no lo llamaría por teléfono para preguntarle cómo estaba ni le daría la bienvenida cuando Izuku fuera a casa. Ese lugar había quedado vacío, y en sus últimas noches en la ciudad, Izuku había preferido dormir a la intemperie.

Y todo, todo aquello, había sido su culpa. Por no poder controlar su poder, había ocasionado una tragedia.

Pero el golpe final había venido por parte de los periodistas, por la población en general. Porque a pesar de que Izuku se había vuelto un monstruo que segó la vida de aquellos a quienes amaba, ellos lo habían llamado héroe. Sus pies reposaban sobre las cenizas de gente inocente  —sin rostro— a la que debió salvar; y también frente a la tumba de su madre, de All Might y de Kac-chan.

Y ellos lo llamaron héroe.

Había sido más de lo que Izuku podía soportar. No podía verse pasando el resto de sus días fingiendo que nada había pasado, o que él no había cambiado. No podía actuar como si fuera lo suficientemente fuerte para soportar esa carga y ese dolor por el resto de sus días.

Por ello, se fue de la Yuuei. Prometiéndose jamás volver.

Desde ese día, Izuku había aprendido a ver el mundo por como era y no por como él querría que fuera, así que Shouto no podía hacer menos. No podía seguir esperando que la esperanza y la vida pudieran prevalecer en todas las ocasiones. Enfrentaban villanos todos los días, y veían la maldad humana en cada rincón; no podían permitirse ser ingenuos. No podían esperar milagros que no sucederían. No podían cambiar el mundo en el que vivían, así como tampoco podían esperar que todos pudieran ser salvados.

Ellos tenían poderes, sí.

Ellos eran héroes, se habían entrenado para ello, sí.

Pero no eran dioses. La gente a veces moría y ellos no tenían la capacidad de cambiar eso.