8.- El poder. Ya no soy yo.

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-Christian, lo siento- no quería creerlo pero la realidad me dio una fuerte bofetada al sentir un líquido caliente que llegaba a mis rodillas, miré, era sangre, seguí el camino que dejaba y vi que provenía de esa camilla de metal donde reposaba mi ser querido.

Seguí llorando un rato ahí pero mi llanto se interrumpió cuando escuche algo.

-¿Qué haremos con él?

-No podemos dejarle con vida.

El grande me volvió a sujetar y me trato de apuñalar en el pecho, antes de que el cuchillo me llegará traté de esquivarlo pero las lagrimas no me dejaban ver bien y el cuchillo aterrizo en mi estomago.

Grité por el dolor, me caí y sujeté mi herida con fuerza, la sangre empezó salir con abundancia, el sujeto grande se acercó y puso el cuchillo en alto, me iba a matar.

Se escucho un "pip" y luego otro y otro, empezaron a sonar con redundancia. No podía ser, ¿o sí?...

El cuchillo se acercó con velocidad pero antes de tocar mi pecho el hombre se detuvo, me quedé viendo y noté que de su pecho comenzó a ser atravesado por algo invisible, y empezó salir mucha sangre, cayó a un lado mío.

Levanté la vista y no podía creer lo que veía. Christian estaba sentado en esa cama, con un montón de sangre que salía de su boca y nariz, sus ojos seguían grises pero también se veían amarillos y sin brillo, su mirada estaba perdida en el hombre que ahora estaba tirado a un lado mío, pero con una rabia que dejaba a cualquiera helado, sus orejas se veían más puntiagudas, su pelo estaba despeinado y su piel pálida tenia sangre corriendo.

-Christian...- no había duda, él lo había echo, pero ¿Cómo?

Fijó su vista en mi y su mirada cambió, volvió a ser como antes el color amarillo desapareció y su mirada recobro el brillo, de manera sobre natural rompió las correas que le quedaban, sin inmutarse, y corrió a mi.

-Tío...- Me abrazó y lloró en mi hombro, trate de acomodarme para abrazarlo pero me dolía la herida así que solo lo abracé con un brazo.

-¿Estás bien...?

Miró mi herida y antes de que terminara de hablar me cortó.

-¿Qué te paso?- su voz se quebró.

-No te preocupes... Ya viene la ambulancia- Escupí un poco de sangre.

Empezó a hacer presión en la herida y comenzaron a salir lágrimas de sus ojos, miraban mi herida con tristeza. Tenía que sobrevivir, cuando esto terminará, llevaría a Christian de nuevo a mi casa y lo cuidaría como a un niño, por que eso es lo que es, un niño que a sufrido mucho y ahora necesitaba más que nada a alguien que cuidara de él.

Por detrás de él vi que venía John con una pistola.

-¡Christi...!- escupí más sangre, Christian me miró confundido-. ¡Atrás!

Volteó demasiado tarde ya que ese maldito le apuntó con la pistola y le disparó en la pierna.

Un gritó desgarrador comenzó a sonar y retrocedió agarrandose la herida con fuerza.

-No va a ir a ningún lado y tú solo te iras a el otro mundo- Me apuntó y disparo, me dio de lleno en el pecho.

-¡Tío!- Christian saco su última fuerza y empujó a ese loco luego se acerco a mí-. Por favor no te vayas, te lo ruego- sus lágrimas no paraban-. Eres lo único que me queda, no te vayas- se apretó contra mi pecho de donde salía la sangre.

Tome su barbilla y levante su cara para que me viera, su cara tenia manchas de sangre que se mezclaban con sus lágrimas.

Sus ojos grises, siempre me gustaron, eran distintos a los de su madre y padre, jamas entendí de donde salió ese color único.

-Se fuerte...- Dije con mis ultimas fuerzas- tienes que superar lo de tus padres y lo de hoy, debes seguir adelante... La vida no será bonita si la ves con malos ojos, ve el lado positivo y no dejes que tus sentimientos negativos se adueñen de ti... Si alguien te tira levántate y... Lucha por los caídos- cerré mis ojos.

-¡No te vayas!, ¡Te necesito!- Sus palabras sonaban ahogadas- ¡Tío!-Ya no pude escuchar más.

**

Sus ojos se cerraron y dejó de respirar.

Me deje caer en su pecho y sollocé con amargura, su corazón también se detuvo.

-Chris...- Esa voz, esa maldita voz- Nos vamos.

Me paré sin voltear y con una sombra que cubría mi cara, sentí como la rabia e histeria recorrían mis venas, mis ganas de asesinar volvieron de manera violenta.

Volteé, sentí como mis ojos cambiaban, no sabia como pero ahora todo se vea distinto.

-No. El que se va...-me acerque lentamente y lo mire a los ojos, su mirada se lleno de terror al verme también a los ojos. No sé como pero muchas cosas puntiagudas lo rodearon, él parecía no inmutarse -... Eres tu- Esas cosas se le encajaron y un montón de sangre salió de su cuerpo y cayó, las espinas desaparecieron y sonreí, una sonrisa llena de alegría, frialdad y odio combinados.

Este no era yo. Lo sentía dentro de mí.

Saboreé mi boca, sabia a sangre y al pasar mi lengua por mis dientes pude darme cuenta que mis colmillos se volvieron más puntiagudos.

Caminé con mi pierna herida y vi un espejo, me miré en el. Mis ojos eran grises y al mismo tiempo amarillos, no tenían brillo, abrí la boca, tenia colmillos y mis orejas eran puntiagudas, me asusté y el espejo se rompió en mil pedazos, mire a atrás, había tres cadáveres, mi respiración se agito. Me culparían por todo esto.

Escuche un montón de sirenas de policías y una de ambulancia. Tenía que salir de ahí.

Corrí a la puerta con mucho dolor, recorrí los pasillos y logré encontrar una ventana y la rompí con la mano, salí de aquel hospital y corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron, llegué a un bosque y me adentré sin pensar en nada más que una cosa en mente: Tenía que huir.

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¡No, Rick! T^T

Hola!

Bueno este es el octavo capitulo, si no me equivoco, y ahora si empieza la historia, espero les este gustando no olviden poner estrella y comentar que les parece.

Un abrazo.

¡No puedo!Where stories live. Discover now