19.-Maldicion

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Llegué a la casa pero todo estaba obscuro, eran las 9:20, seguro estarían durmiendo. Entré con sigilo y fui a mi cuarto, mi cara y ropa estaban llenas de sangre, odiaba oler a sangre así que me saque la ropa y me metí al baño, fue una suerte que nadie estuviera despierto en especial Alvaro, que sino recuerdo mal llegaría hasta las 10:30.

Terminé de bañarme y me acosté en la cama, solo me puse un bóxer para dormir, suspire muy pesadamente, hoy había sido una noche muy larga. Mire el techo y me puse a pensar en lo que había pasado, hasta ese momento me di cuenta lo grave que era. Había asesinado a cuatro chicos de manera brutal.

Me senté rapidamente, no podían saber que fui yo ¿verdad? Alguien como yo no sería capaz de casi destrozar a cuatro chicos solo. Me despeine el cabello tratando de relajarme pero no podía, ¿por qué me deje controlar por mis poderes? Soy idiota.

Me puse en mil posiciones tratando de encontrar comodidad para dormir, me puse boca abajo con los pies en la cabecera y la cabeza abajo, sentí frío en la espalda pero eso era lo que menos me importaba ahora. Recordé la manera en la que había asesinado a esos chicos y me entraron ganas de vomitar de tan solo recordarlos completamente destrozados, seguramente tardarían un poco en identificarlos.

Suspire ahogadamente en el colchón, ¿qué demonios haría ahora? Me dieron ganas de llorar.

"Soy un estúpido"- pensé para mi mismo- "No debí hacerlo, he cierto que me querían casi matar pero ahora puedo involucrar a la gente que me importa, quien debió morir debí haber sido yo, no ellos. Es más mi madre no debió morir, debí haber sido yo, no debí matar a nadie, nadie debía morir... Solo yo..."- enterré mi cara más en el colchón, estaba furioso conmigo mismo, siempre he sido el causante de todo.

Una ventana se estrello de la nada haciendo que me asustara y se rompiera otra.

-Calma- me susurre a mi mismo- calma o vas a romper algo más- suspire y volví a enterar mi cara en la almohada.

No sé en que momento me quedé dormido.

El bosque de nuevo pero ahora olía a sangre todo el lugar, era insoportable tener que oler eso después del día de hoy. Camine un poco y el olor se intensifico, el olor venía de atras, volteé para ver de donde provenía, ojalá no lo hubiera echo.

-¡Oh Dios!- Por donde había pisado había sangre que se escurría por todos lados, las hojas otoñales se habían echo negras por completo y los arboles decretaban el mismo líquido carmesí.

Retrocedí sin apartar la vista de el lugar, gire para ya no ver eso pero ahora todo el lugar era igual. Todo empeoro cuando comencé a escuchar gritos de suplica, suplicaban por conservar su vida.

Cerré los ojos con fuerza y me tape los oídos, me hinque y comencé a temblar como un enfermo mental además que me sentía como tal.

Sentí una mano en mi cabeza, abrí los ojos y vi a Jonh ahí, sus ojos muertos sin expresión alguna me miraban, su piel era gris y estaba llena de agujeros. El espectáculo era horrible, caí al suelo y comencé a retroceder frenéticamente hasta que choque con un árbol, no parpadeé en ningún momento, esa versión muerta de mi psicólogo camino a mi ubicación.

-¡Déjame solo!- le grité con todas mis fuerzas, me pare y comencé a correr como nunca antes, sentía las lágrimas caer de mis ojos no soportaba ver tanta sangre, pronto me cansaría y tendría que parar pero ese momento aún no llegaba así que seguí.

Escuche como se quebraban ventanas e incluso muebles pero no veía ninguno de ellos. Desperté con un grito ahogado y me caí de la cama, estaba cubierto de sudor, mi pelo se pegaba a mi frente.

-Calma- me dije suspirando.

Mire todo el cuarto, la mayoría de las cosas estaban rotas, los cristales de las ventanas que antes solo había estrellado ahora estaban por los suelos, los muebles estaban abollados y astillados.

¡No puedo!Where stories live. Discover now