FANTASÍAS QUE SE HACEN REALIDAD [[+18 AU MLB]] (TERMINADA)

¿AMOR?

Marinette estaba apoyada en la baranda del balcón de su casa, contemplando las calles iluminadas de su adorado París, dándole vueltas a los acontecimientos de su "noche de tres", cuando su amigo rubio saltó desde la escalera de incendios y se colocó detrás de ella, sobresaltándola.

-¿Qué haces aquí, Adrien? –preguntó sin girarse.

-Necesitaba verte, princesa –dijo rodeándola por la espalda y apoyando su mentón en el hueco que se formaba entre el cuello y el hombro de la azabache.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la fémina al sentir el aliento de Adrien en su cuello.

-Ya no somos unos niños para que me hagas visitas nocturnas.

-Tienes razón, Mari. Ya no somos unos niños –dijo con una voz grave cargada de deseo.

Las manos de Adrien abandonaron la cintura de la azabache y se dirigieron lentamente hacia sus pechos, acariciando éstos por encima del camisón rojo de tirantes que portaba Marinette, y apoyando sus pulgares sobre sus pezones, que se endurecieron inmediatamente como respuesta a las caricias del rubio.

Un sonoro gemido escapó de los labios de la chica.

-A...drien

Eso fue música para los oídos del ex modelo que, sin apartar sus manos de los senos de Marinette, se dedicó a besar su cuello, acompañando los besos de pequeñas lamidas que iban desde su hombro hasta el lóbulo de su oreja, deteniéndose allí para susurrarle.

-Me vuelves loco, princesa. Eres irresistible para mí.

Marinette estaba abrumada por el deseo. Llevó las manos hacia atrás para sujetar la cabeza de Adrien y hundir sus dedos en aquellos mechones rubios que tanto había observado en su juventud desde su pupitre de la escuela.

Adrien bajó una mano, rozando el abdomen de la pelinegra, en dirección a su intimidad. Pasó la mano por encima de su ropa interior, notando el calor y la humedad que la impregnaban. Y, apartando un poco la tela, acarició la línea que separaba sus labios. Paseó sus dedos de delante hacia atrás varias veces, empapando toda la zona con los fluidos que escapaban de la azabache, separó sus pliegues y rozó su clítoris, presionándolo y haciendo jadear a la chica.

El vello de todo el cuerpo de Marinette se erizó al sentir ese contacto.

-Es... espera Adrien... para... por favor... tenemos que... hablar... ¡OH DIOS!

Un grito de placer se escapó cuando, de golpe, dos dedos de Adrien hicieron una incursión en su interior.

-Ahhhh

El rubio comenzó a hacer círculos con ellos en la húmeda cavidad de la azabache. Ella movió su cadera hacia atrás, para notar la erección de Adrien sobre sus glúteos.

Marinette se estaba perdiendo en las caricias con las que el rubio la agasajaba, no siendo capaz de organizar sus ideas. Tenía que parar aquello.

-Adrien... por favor... esto no está... bien... necesitamos hablar.

-Shhhh... después –dijo el rubio volviendo a besar su cuello mientras balanceaba su pelvis de atrás hacia delante, rozando su endurecida erección contra Marinette.

Adrien sacó los dedos del interior de la azabache y dirigió uno hacia su clítoris, estimulándolo con hábiles toques.

Marinette sentía cómo pequeñas corrientes se extendían desde su vientre al resto de su cuerpo.

Entonces notó como el rubio la giraba y, sin dejar de acariciar su centro, la empujaba hacia atrás, hasta que su espalda tocó la pared. Estaba aprisionada entre el cuerpo del chico y el muro. Adrien la miró directamente a los ojos, acariciando su mejilla con su mano libre y acercando su boca a la de ella.