Capítulo I

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Miércoles 15 de Septiembre

Barcelona, España


Desayunaba en el sofá cuando se levantó mi madre, caminó lentamente arrastrando sus pantuflas enfrente mío para balarle el volúmen a la tv, me miró de reojo y se acercó a darme un dulce beso en la coronilla de la cabeza.

-Buenos días, hija.-Dijo con su voz apagada, debido a la larga noche de trabajo que había tenido, a pesar de eso me enseñó una sonrisa, siempre mostrandose fuerte aún cuando estaba exhausta.

-Buenos días ma, ¿quierés que te prepare algo?- me ofrecí

-Un exprimido de naranja estaría bien cariño, ¿podrías alcanzarmelo a la habitación?-me pidió antes de volver a la cama.

Se la veía tan abatida y agotada, su mirada se desvanecía al verme, sentí que quizás no era sólo su trabajo la "causa" de todo su cansancio. Pero no estaba en momento de querer preguntarle si realmente le ocurría algo más, o si había algo mal con ella, no pretendía moletarla, ni mucho menos que se preocupara, ya tenía bastante con todos los problemas que habíamos pasado un año atrás, en la separación con papá, ambas habíamos quedado mutiladas después del divorcio, sabía claramente que había sido una decisión de los dos, pero como no compadecerme con mamá después de quedarse conmigo ese año, luego de que papá se marchara de casa con otra mujer que lo había cegado totalmente de la realidad, por la cuál se había dejado seducir y había abandonado tanto a su esposa, como a su hija, su pequeña hija, con la que había compartido momentos que sabía claramente no se borrarían de su memoria así nada más.

De modo que decidí ignorar ese detalle, y fuí directo a la cocina a preparle lo que me había pedido.

Cuando terminé de elaborarlo, se lo acerqué a su habitación, golpée su puerta con dos leves golpecitos *toc, toc*

...

Como no me respondió, empuje la puerte con mi hombro y entre lentamente sin hacer ruido, mamá se había dormido. Dejé cuidadosamente la bandeja en su mesita de noche, con su exprimido y unas tostadas que había cubierto con su dulce de frambuesas favorito, le escribí en un pequeño recorte de hoja "disfrutalo, te quiere -Rossie" sí, mi nombre era Rossie y según me había contado mi abue cuando era pequeña; Rossie venía de Rose (Rosa) símbolo de pureza e inocencia,  ella le había dicho a mamá que me pusiera así cuando aún estaba en su pancita, y sin olvidar que tenía un enorme e increíble jardín de rosas en su casa, todas de tonos y especies diferentes, sin embargo, mamá no se quedó atrás y como no le gustaba el nombre "Rose" porque pensaba que era demasiado indiscreto, le agregó su toque fino y elegante, de manera que el nombre quedó "Rossie" .

Aún yacía adormecida tapada hasta arriba, me dió ternura verla tan en paz con su ser.

Recordé que hoy debíamos ir a visitar a la abuela cuando mamá despertara, era su cumpleaños y quería salurdarla y estar con ella, había estado con nosotras en todos los momentos, ayudandonos siempre que había conflictos y diciéndonos algún que otro chiste para levantar nuestro ánimo cuándo nos veía apenadas, no sabría que haría el día que se ausenciara y ya no estuviera para nosotras, en ese instante, una lágrima se deslizó por mis pómulos, dos lágrimas se deslizaron por mis pómulos, consecuencia de la emoción que me causó el flashback de nuestro pasado, pero no era el día indicado para ponerme a llorar por ella y mucho menos cuándo era su cumpleaños.

Mamá se movió de la cama, estirando cada parte de su cuerpo y largando un largo y gozado bostezo, entreabrió sus ojos y me miro confundida.

Me sequé inmediatamente mis lágrimas con la manga de la camiseta e ignoré el hecho de que me estaba viendo, pero no sirvió porque se dió cuenta de todas formas.

Se acomodó en su cama y me quedó mirando.

-Rossie, ¿Qué te ocurre cielo?

-No..no me ocurre nada, es sólo que he recordado que hoy era el cumpleaños de la abuela y eso me ha conmocionado.-intenté explicarle-

-Oh Rossiee, no tienés porque ponerte triste, la abuela está estupendamente bien, ven aquí hija.-dijo abriendo los brazos- Y es más, ahora iremos a saludarla más feliz que nunca, aunque antes debemos ir a comprar su regalo, hmm que podría ser, ¿se te ocurre algo?

-La verdad sí, te diré de camino al centro mi idea de regalo.

Dicho eso, ambas tomamos nuestros abrigos, las llaves de la casa y del coche y nos marchamos rápidamente.






La Mágica Rosa.Where stories live. Discover now