La Última Noche Eterna.

379 11 2
                                    

.OVA.

Justo después de que la paz reinara en la mansión Sakamaki, que las parejas estuvieran hechas y que el enemigo no volviera jamás. Llegó la noche interminable, sólo una noche, en donde los instintos de los vampiros saldrán a la luz, sed de sangre, de dolor, de una mujer... Y algo más.
Unos se vuelven más fuertes y otros más débiles, la luna afecta por igual. A todos.

"Ven a mi, te enseñaré como caer en el placer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Ven a mi, te enseñaré como caer en el placer."

En algún lugar de la mansión...
-Anako...
-E-espera Lata... ¿Que ra-rayos estas haciendo?
-No puedo resistirlo, no quiero resistirme, quiero que seas mía...
-La-Lata, no... Esto no es, correcto...
Laito tenía acorralada a Anako en uno de los pasillos, contra una pared y sin escapatoria, pese a eso, las manos del chico la tomaban por la cintura y pasaron a la parte de atrás, acariciando su trasero y pegándole más a él. Por otra parte, Anako hacía lo que podía para alejarlo, ella estaba con Subaru y eso no sería correcto, pero por alguna razón está vez el chico podía contra ella con facilidad y lo que se quiere evitar puede ser lo que suceda.
-Por favor Anako, calma mis instintos... Calma lo que soy...
Laito pasaba sus fríos labios por su cuello lentamente, sus besos eran provocadores y se permitía dar mordiscos incitadores a la par que su miembro comenzaba a sentirse aún más. Anako tenía una especie de sonrojo en su rostro, ahora era parecida a su hija Yui... Bastante vulnerable.
-Así no habrá vampiro que se resista... Mis hermanos estarán complacidos por tenerte también...
-No soy un trofeo, más a parte yo est... ~Aahh...
Anako se aferró al chico al sentir como mordia su cuello, la sangre brotaba y él estaba sumamente fascinado, se alimentaba sintiendo su cuerpo arder, incluso su mirada había cambiado, la necesidad se apoderaba de él cada vez más... Hasta que finalmente separó sus labios, soltando un gemido de placer mientras algo de sangre escurria por los costados de su boca y miraba a la chica, cuya mirada se acercaba un poco a ser la misma.
-No puedo soportarlo más...
Laito la colocó viendo a la pared, tomó su cadera y con su trasero acariciaba su miembro, aquel desesperado bulto que pedia estar dentro ya. Anako lo miró con sorpresa, intentaba sujetarse a la pared por las sensaciones del momento, aún así no quería que esto se llegará a consumar.
-Laito... No... 
-¿Ahora me llamas por mi nombre? Que provocadora...
La sonrisa plagada de colmillos del chico se dejó ver, pero tenía un tierno sonrojo característico de él mismo al excitarse. Al estar por consumar, justo llega alguien que detiene la situación.
-Esto terminó...
-¿Shuu? ¿Qué estas haciendo aquí?
-Será mejor que la dejes tranquila...
-Hahaha, ¿Tú vas a impedirlo?
La mirada de Shuu era sumamente seria, tanto así, que al dar un paso en su dirección, Laito se alejó de la chica con una mirada burlona mientras acomodaba su ropa. Anako dio un paso hacia Shuu con la mirada en Laito, a la misma vez que acomodaba de igual forma su vestido.
-Como quieras, pero también caeras en sus encantos, Shuu...
Sin decir más, el pelirrojo abandono el lugar. Shuu inicio su caminar al sofá en donde se encontraba, siendo seguido por una chica que no pensaba quedarse sola a pesar de que el chico no le hiciera mucho caso.
-Gracias por eso, Shuu... No se que le pasa a la Lata esa, al parecer olvida que soy su tía...
Mientras Anako hablaba sumergida en sus palabras, no notaba que aquellos ojos azules la miraban de arriba a abajo, se concentraba en el vestido que traía, corto, negro, elegante, con escote, con encaje... Todo eso lo notó; Después de caminar un tramo largo, el bendito sofá aparece y el chico se sienta con la mirada perdida. Fue ahí que Anako entendió que debía irse, por lo que dio dos pasos y las palabras se dejaron escuchar.
-No se que te ven, eres su tía y no eres atractiva que digamos...
-¿Eh?

Diabolik Lovers: La DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora