Capítulo 20

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Luego de la cena del sábado veinte, Holly habló el día domingo con Brian aclarando que no hubo ningún mal entendido, y aunque ella le ofreció devolverle su anillo, él lo rechazó.

Los días pasaron y aunque la única manera de verlo era a través de la televisión, mirando una fotografía publicada en una revista o incluso escuchándolo en la radio, entre ellos todo se creía de maravilla.

El miércoles veinticinco, Holly caminaba por el mismo parque en donde encontró a Brian con el corazón destrozado, algunas personas la miraban pero no le daban importancia, la veían como si la hubieran visto en algún lugar pero que no tenía importancia alguna. Siguió caminando con sus tacos pero el sonido de una voz llamándola por detrás la detuvo.

Ella giró extrañada, pues esa no era la voz de Brian.

El hombre estaba frente a ella, con ambas manos en sus bolsillos, un sombrero y unas gafas de sol (aunque sea invierno en Inglaterra), Holly no había escuchado esa voz en estos últimos días, así que se le hacía difícil creer que estaba frente a ella. ¿Qué quería ese sujeto con ella?

Con ambos brazos cruzados avanzó hacia el hombre, vio como él se bajaba muy despacio sus anteojos y ella solo habló.

—Hola Keith.

—¿Puedo hablar contigo? —preguntó cuando se volvió a colocar sus gafas de sol— Y de preferencia no tan cerca de la entrada.

La pelinegra aceptó y acompañó al guitarrista a tomar asiento en una de las bancas alejadas de los ciudadanos y rodeada de árboles cuyas hojas cambiaron de color por la estación.

—¿Qué sucedió? —preguntó ella.

—Vine a pedirte perdón y a hablarte sobre él —hizo referencia a Brian.

—Te escucho —dijo ella.

—Se que lo que hice con Anita estuvo terrible. Primero te quería pedir disculpas por ello, a Anita le hubiera encantado venir pero, ella... —pausó—, ella esta embarazada.

—Oh... felicidades —su tono de voz fue bajo.

—Gracias —se mostró incómodo y se retiró los lentes—, ella no sabe que estoy aquí. Pero se que en el fondo desea saber si él esta bien, al igual que yo. Hemos escuchados rumores que entre ustedes dos...

—No hay nada, tu mismo sabes que solo fue una relación laboral —lo observó.

—¿No vas a admitir que sientes algo por él? —preguntó.

—¿Admitir qué, Keith? No pasará nada —se mostró segura.

—Conozco a Brian desde hace años y se cuando se enamora.

—Brian siempre para rodeado de mujeres Keith —fue sincera, recordó lo que le había dicho su hermana—, para yendo de mujer en mujer como si fuera una necesidad.

—Él solía rodearse de ellas por su inseguridad. No lo había visto ser fiel a una desde el mes pasado.

Holly desvió la mirada.

—Ustedes le causaron eso.

—Y aunque él diga que todo anda bien, el daño que le hicimos —pausó—, dudo que se le halla pasado.

—El daño que tú y los demás le hicieron —corrigió—, no metas a tu novia en esto. Sí, ambos fueron unos idiotas por llevar dos años de un romance clandestino, pero eres consciente que lo que en verdad le dolió fue lo de su propia banda —estaba molesta.

—Y luego dices que no sientes nada —intentó sonreír—, mírate como lo defiendes.

—Solo digo la verdad.

Vuelve otra vez «Brian Jones»Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon