-VI-

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Bitácora de Oswald: (categoría: Desconocida) Día: desconocido, son las 0000 horas, llueve.

Siempre le pareció curioso que en frente de uno de los mas viejos cuarteles de especialización zodiacal hubiese una correccional de jóvenes, ya sea de chicas o de chicos, era mixto. Los hombres golpeaban a los débiles, las chicas que no habían sido abusadas, trataban de defenderse de los que querían destruirlas. Veías la destrucción del futuro incluso antes de que se formara, entendías por que la humanidad había terminado así de mal, porque habían permitido que el futuro se perdiera a si mismo cuando dejó de impórtales el que será.

Pero había un muchacho, un delgado rubio que escapaba por entre las rejas con una habilidad impresionante. Oswald lo vio salir muchas veces por la noche, sin importarle que al otro día fuese sancionado y le dejaran sin ración de comida o que enviaran a los chicos mas grandes a golpearlo, el siempre se levantaría de noche y huiría por la oscuridad de las calles, para volver al amanecer. El moreno nunca lo escuchó protestar, quejarse, llorar o chillar, lo que le extrañaba, el patio de descanso de la correccional quedaba en frente de la ventana de su habitación y siempre veía al muchacho rubio alejado, observándolos con odio a todos los demás chicos y reprimía sus enormes ganas de darles una paliza. Con lo delgado y pequeño que era, podía fácilmente huir de los matones, con la agilidad que había mostrado, podía patearles el trasero a cualquiera... ¿Qué hacía ese niño ahí?

Un día, sus superiores aparecieron arrastrando a los chicos y chicas de la correccional hasta ellos, futuros oficiales de toda la fuerza Zodiacal. Le extraño que muchos de ellos estuviese sonriendo orgullosos de ser elegidos y buscando entre los niños elegidos, el escuálido y pequeño rubio testarudo, por primera vez le pareció que se veía aterrado, perdido y desconcertado. Miraba por todos lados, nervioso.

-Serán pupilos del bien, futuras herramientas y armas de la justicia.- explicaba el oficial a cargo, un hombre ya mayor, de porte elegante y rostro duro e inflexible.- elijan bien a quien le enseñaran los pasos del bien, porque es parte de su evaluación final.-

Oswald no lo dudó, sabía que todos lo ignorarían por ser muy pequeño, además del mas joven de todos, no debía de pasar los quince años. Se acercó al rubio, parándose delante de el, vio los furiosos ojos verdes del muchacho. Todo el rencor a la humanidad, la decepción en un chico como el. El moreno le acercó una mano, para saludarlo y a cambió, el chico le escupió, los guardias tras el se lanzaron sobre el escuálido joven y le iban a golpear, cuando Oswald los detuvo, sorprendiendo a todos por su actuar.

-¡Que es sólo un chico!- protestó, parándose delante de el. De todo el regimiento, siempre fue reconocido por ser el mas alto, con un metro con noventa centímetros, nadie se metería con él, ya sea porque era fuerte o porque era muy astuto. Quien administraba toda la correccional le sonrió con sorna, sabiendo que un cadete como Oswald estaría perdido si trataba de llevar por el buen camino a ese chico Francés.

-Buena suerte entonces con él.- rió el administrador, el oficial a cargo observó el historial del muchacho, sin encontrar nada que resaltara del resto. Solo era un poco indisciplinado y estaba seguro que uno de los mejores de la promoción podría con alguien como él, de hecho, podría con cualquiera de los incorregibles chicos que ya deseaban tener un arma en sus manos y llenarse los bolsillos con dinero de la ZPD. ¿Qué tendría ese escuálido rubio diferente de los demás?

-"Se cuidarme sólo"- gruñó en su idioma natal cuando el administrador y el oficial dejaron solos a los cadetes y a los vándalos. Estaba por marcharse, cuando la voz del moreno tras el lo detuvo.

-"Se que puedes, lo que no quiero es que el resto lo sepa".- respondió con un fluido Francés, sorprendiendo al muchacho de verdes ojos.-" ve a darte un baño, te estaré esperando en el comedor para una paseo por las instalaciones, por lo visto, pasaras mucho tiempo aquí también".-

El moreno pasó por su lado, dejándolo desconcertado y con un bolso en las manos, asintió sin que el otro le viese siquiera. El resto de matones se lo quedó viendo con burla... sería otra victima más. Se relamieron los labios cuando el delgado chico se encamino al baño siguiendo las instrucciones proyectadas en las pequeñas pantallas por el techo del pasillo.

A la media hora mas tarde, Oswald esperaba al rubio con un bolso en la mano derecha y un botiquín en la izquierda. Sabía que esos muchachos mas grandes y de aspecto mas fuerte que el rubio tratarían de hacerle pasar un mal rato, a lo que el pequeño sólo se resignaría a ser golpeado y esconder su enorme habilidad por miedo. Parecía ser que el resto de chicos no estaban infectados o al menos, no como él.

Al levantar la vista de su reloj de pulsera, vio al chico llegar derrotado, aún goteando agua y escurriendo jabón por todo el cuerpo, no lo estaba mirando a la cara, pero sabía que tendría moretones en las mejillas y sangre en la nariz, además de un ojo inflamado. Una mano afirmaba una toalla gris alrededor de su cintura, la otra se masajeaba el hombro algo enrojecido.

-"Parece ser que no eres buen luchador".- jugueteó el mayor, molestando al joven rubio.- "venga, toma tu ropa, en el patio veremos esas heridas".-

Las primeras veces en que Arnaud llegó junto a el todo golpeado y maltrecho, lo acepto sin siquiera darle una vuelta al tema, pero a medida que pasaba el tiempo y el chico seguía dejándose golpear, aguantando cada golpe mas duro que el anterior, dejando que los que mejoraban en su entrenamiento lo molieran cuando estaba sólo en las duchas y él, demasiado testarudo como para siquiera acercarse a entrenar... Oswald no lo soportó mas, exigió una respuesta y lo que ese pequeño muchacho dijo lo dejó aún mas perdido: "Si les golpeo de vuelta, seré igual de bestia que ellos" pronunció en perfecto ingles. Fue la primera vez que entendió que Arnaud tenía otro propósito en la vida, no era un vándalo, ladrón de comida, saqueador de carteras y vagabundo porque la vida lo quisiera así, el protegía a alguien, una persona por la cual no dormía, una por la cual se aguantaba los golpes para visitarla por las noches con una sonrisa radiante. El chico tenía a alguien a quien debía proteger y estar confinado en el regimiento lo desesperaba aún mas, era imposible salirse sin ser descubierto y castigado luego. El moreno lo aferró por los hombros a mitad del pasillo y lo estampó contra una pared, asustándolo.

-Sea quien sea la persona que espera por ti cada noche, no le servirás de nada si esos tipos te matan a golpes.- masculló, el de ojos verdes trató de zafarse del firme agarre del mayor.- Arnaud, tienes la oportunidad de ser libre y ayudar a ese alguien del otro lado de estas murallas, tendrías dinero, un hogar, un trabajo honrado y tu historial sería borrado.- explicó el de oscuros ojos. Pequeño como era, se encogió en su lugar y se mordió el labio, no queriendo llorar y verse débil ante alguien como el.

-Lilith.- susurró.- es mi hermana menor, esta escondida en el muelle junto a otros niños huérfanos... tiene pesadillas y no puede dormirse si no la acompaño.- admitió, mientras sus mejillas se pintaban de rosado, Oswald le sonrió.

-¿No quieres traerla al cuartel?, te aseguro que estará mejor cuidada acá.- el de ojos verdes lo observó algo desconfiado, conocía la naturaleza humana y no podía confiarse así de fácil, menos su hermana.

-Creo que esta mejor allá, estos simios podrían hacerle algo.- gruñó, viendo pasar a tres de los otros chicos de la correccional.

-Entonces conviértete en su escudo.- soltó, llamando la atención del menor. Arnaud lo miró, buscando una explicación a lo que acababa de decir.- La ZPD esta buscando especializados, gente como tu. Te he visto soportar golpes que a mi me dejarían sin aire, además de que posees una extraña habilidad con la que puedes saber cosas que le ocurrirán a la gente, antes de que ocurran.- el menor se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.- ¿Qué nivel de infección tienes?.- eso Oswald lo sabía. Por la fecha en la que nació el rubio bajito supuso que el virus en su sangre sería de Aries, adoptando muchas cualidades que el signo zodiacal poseía. Hubiese sido un buen SwordMaster, incluso un excelente Rapper, pero algo extraño había en el chico. Era de RoyalGuard.

-Aries.- admitió con vergüenza.- nivel uno de infección.-

-Ofiuco.- le respondió el moreno, exaltando al contrario.- nivel trece de infección.-



Y bueno, ¿Que tal el jefazo de los chicos? - G.F-

ZPD: Zodiac Police DeltaWhere stories live. Discover now