✈ Smile

1.3K 117 1
                                    

Lo llevé a ver el Guggenheim por fuera. Había demasiado que ver como para llevarlo dentro, y tampoco me apetecía ponerme a pagar. Eso sí, nos hicimos tropecientas fotos juntos. No nos íbamos a volver a ver hasta meses más tarde, así que teníamos que cubrir el cupo de fotos de muchos días en apenas una semana.

Lo llevé al parque de los patos, con los riachuelos. Uno de mis sitios favoritos. Al Euskalduna, al puente La Salve, al teatro Arriaga y al Casco Viejo.

En resumen, le hice un tour por toda la ciudad antes de volver al hotel, tampoco muy tarde. Jet-lag y esas cosas, tampoco entiendo mucho de eso porque nunca había hecho vuelos tan largos.

Le había pedido permiso a mi madre para quedarme allí a dormir. Se había mostrado reacia a aceptar, pero supongo que le di pena. Sólo íbamos a tener menos de una semana para estar juntos y queríamos aprovecharla al máximo.

Zach parecía agotado cuando llegamos por fin a la habitación. Tanto que se iba tropezando con la alfombra de camino a la cama, donde se tiró y suspiró.

-Si estoy despierto diez minutos más, me muero.

-Duérmete, anda.

-Pero no quiero. Quiero aprovechar que estoy contigo.

-Tampoco queremos morir.

Se acomodó más en la cama, y después de bostezar dio un par de palmaditas al colchón.

-Ven.

Me tumbé a su lado.

-No te voy a morder.

Me acerqué hasta quedar cara a cara y noté como me abrazaba.

-Espero que no te importe que me duerma.

-Duérmete.

Me hizo caso casi de inmediato. Madre, qué adorable era durmiendo.

Tenía la mandíbula relajada, y por lo tanto, la boca entreabierta. Dejaba escapar unos pequeños gruñidos de vez en cuando, como si estuviera soñando, y sonreía.

En un momento dado yo también acabé cayendo en un profundo sueño, apenas a cinco centímetros de mi ídolo y novio, acunada por sus brazos.

DM // Zach HerronWhere stories live. Discover now