—¡Arriba, Tony!
Pepper corre las cortinas, me quita las cobijas y me empuja.
—¡Es medio día! —me dice y lo sé, porque el maldito sol entra por las ventanas como si fuera el torrente de las cascadas del Niagara—¡Vamos, Tony! No te puedes quedar ahí.
No importa si le digo que quiero seguir durmiendo, no es un argumento válido. Así que estiro la mano para alcanzar el celular de la mesa de noche, mis dedos torpes lo tiran.
—Tienes 10 minutos, Tony—Pepper levanta el aparato y me lo deja en la mano.
Diez minutos, pienso. Necesitaré diez años, concluyo. En la pantalla del celular aparece: Viernes, como un mal presentimiento, y pienso "una semana más ha terminado". Me levanto, me duele la cabeza, hasta ese momento me doy cuenta de que la siento embotada y a punto de estallar. Un paso tras otro cada cual, con dificultad, es la cruda que me pesa, la física y moral. Ambas a causa del alcohol, alcohol para olvidar, para no pensar. Todo es tu culpa. Porque me dejaste mal, porque sin tu amor me va fatal.
Una ducha rápida, un desayuno cargado de café, azúcar porque sólo así podría mantenerme en pie. Y aquí estoy, de nuevo, en la junta más aburrida de mi vida. No presido la mesa porque no tengo cabeza para ella. Ni siquiera presto atención. Los asientos vacíos, que curioso, te llevaste a casi todos, incluso a los que al inicio estaban conmigo, ellos ahora están allá donde quiera que te encuentres. Los asientos vacíos, tu asiento vacío, tú, el orador que falta, la voz necesaria para llamar mi atención, la mirada severa que me haga arrepentirme de algún desliz delictivo. Tú. Carajo. Que lento pasa el tiempo, me ataca el sentimiento. Me viene a la mente que no estás, y nada puede ser peor, excepto que estés.
—¿Qué opinas, Tony?
—Sí, está bien.
—¿Está bien que no vayamos? Sea como sea seguimos siendo los avengers.
—Ya no lo somos.
Porque esto inicia contigo y termina contigo. Porque sin ti, nos disgregamos como aves desorientadas; es horrible pensarlo y me hiere el orgullo, pero es verdad. Algunas cabezas se giran, me evitan, y se miran entre sí. Sé lo que piensan, sé que saben más de lo que me gustaría que supieran. Ellos saben lo que quiero, y al mismo tiempo no quiero; y, también, lo que no quiero, pero que a la vez quiero. Y se resume tan sencillamente que puedo escucharlo al ritmo de mis latidos: no me vas a buscar y yo te quiero llamar. Tengo el teléfono que me enviaste justo aquí, apretado entre mis dedos en el bolsillo de mi pantalón. Tengo tantas ganas de marcar el número en él, pero no lo voy a hacer, hoy mi orgullo me va a rescatar, ese mismo que se duele de los significados de tu pérdida. Evito sus miradas, y me encuentro conmigo mismo en el vidrio de enfrente y veo lo que todos: soy un trapo, hasta el espejo me reclama, que no lo hagan ellos, hasta sería cuestionable. Y mientras ellos intercambian miradas acuciantes, yo taladro la puerta, casi puedo imaginarte abrirla; y me alegro de que no sea así, porque antes muerto a que me veas así. Pero al mismo maldito tiempo me duele que no sea así, que tus pasos firmes no se hagan sonar en el piso de la sala, y que todos se callen para escucharte, si es que tienes algo que decir. Te extraño. Pero estoy bien voy a estar bien, quiero estar... sí, yo sé qué sí.
Ese pensamiento me renueva y me pongo serio. Suelto el teléfono en mi pantalón y regreso a la conversación, como si lo que hubiera dicho antes, no lo hubiera pronunciado. Y después, a solas, todo eso se esfuma y ese "estar bien" se diluye. Y algo dentro de mí me dice: ¡No! Es mi corazón bipolar y con una copa de alcohol en la mano y tu teléfono en la otra me encuentro con la pregunta de siempre ¿Por qué rio primero y luego, tengo que llorar?
YOU ARE READING
Stony series Vol. 2
FanfictionConjunto de One-shots Stony. Portada: EngineerofWords 1. Tres veces en las que Tony se enoja con Steve, pero ¿por cuanto tiempo? 2. Howard regresa para darle un regalo Tony. (ligero Stoward) 3. Tony ama y odia a Steve. Steve ama y odia a Tony...