Capítulo 46

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Coloco el lápiz en mis cejas con mucho cuidado, Fabiola me había dado unos mini tips de maquillaje ya que ella era experta en ese ámbito.

Me estaba arreglando para ir a la fiesta organizada a los jugadores de Fútbol Americano, no estaba al 100% animada, pero él saber que Fabiola y Ángela iban a estar me tranquilizaba un poco más.

Cuando termino mi trabajo, me miro en el espejo del armario.

—Para ser principiante se me da
bien— susurro con una sonrisa.

Llevaba un vestido azul turquesa corto sin mangas ni tiros, tenía un corte cruzado en la pierna derecha, eso era lo que más me encantaba, y estaba calzando unos converse, no quise ponerme tacos porque es una fiesta informal, con el vestido ya estaba bien.

Escucho el sonido de un auto, así que tomo mi bolso con rapidez y bajo a la sala de estar.

—Estás muy guapa— chilla Sol cuando me ve bajar los escalones.

—Somos hermanas— me agacho un poco para depositar un beso en su coronilla— le dices a Bertha que no se moleste en esperarme despierta.

Ella me mira con asombro pero asiente muy lentamente. Riendo salgo de la casa, Alex está apoyado del capó, sonríe en mi dirección cuando me ve. Rodea el auto rápidamente para abrir la puerta del copiloto. Va en unos pantalones vaqueros sencillos junto a un suéter gris, muy guapo.

—Te ves preciosa— dice cuando me acerco.

Deposita un beso en mi mejilla.

—Tú no te quedas atrás— le guiño un ojo y entro al auto.

—¿Bromeas?— pregunta cerrando la puerta por mí.

Lo veo darle la vuelta al auto para adentrarse al asiento del conductor.

—No. Vas sencillo, pero muy guapo.

—Te tomaré la palabra— responde poniendo el auto en marcha.

De repente un silencio nos embarga, pero no uno incómodo, más bien, relajante. El auto no es una máquina como el de Daniel, que a comparación de éste es un cochazo, pero es bonito y cómodo. La música que llevamos de fondo es de Elvis Presley, en cualquier momento podría quedarme dormida, la música tan suave no era tan de mí agrado nada mas por eso, me hacía dormirme. Pero tampoco quería decirle que la quitara, ya que el auto era de él ¿se imaginan que sea de esos tipos que se ofenden por que hables algo malo de su estilo de música y me deje tirada en la calle? Mejor no me arriesgo.

Ahora que lo pienso bien aquella vez que fui hasta su casa no me llevó en éste coche, fue en un deportivo amarillo. De un deportivo a un carro usual ¿y ese repentino cambio?

—¿Y el deportivo amarillo?— cuestiono realmente curiosa.

—Ah, no era mío.

Al ver que sigo queriendo saber mas vuelve a hablar.

—Es de mi padre.

—Entiendo. Es raro que alguien de Harvard no tenga un coche último modelo— bromeo, pero con sinceridad.

—No soy como ellos— se encoge de hombros— Viven a base del lujo y del que dirán.

—Totalmente de acuerdo, son tan pijos. Típicos niños ricos.

Se ríe.

—Tú me entiendes, por eso fuiste la única que me cayó bien de ese sitio.

Sonrío mientras me entran unas irresistibles ganas de hablar de aquel tema que me mantiene tan curiosa día a día.

AbismoWhere stories live. Discover now