III

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El calor era insoportable, su ventilación y los dos ventiladores que había colocado ya no le bastaban, tenía que mudarse al polo sur

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El calor era insoportable, su ventilación y los dos ventiladores que había colocado ya no le bastaban, tenía que mudarse al polo sur.

—Realmente te afecto el cambio de horario, eh —dijo sarcástico el hijo de superman.

—¿Te quieres ir a la mierda? —le preguntó.

—¡Claro! —respondió con el ceño semi fruncido—Sólo si vas conmigo.

—¡Ja! —fue la única respuesta que obtuvo por parte de Damian.

El más bajo siguió sufriendo por el calor mientras que el de ojos azules ni se inmutaba.

—¿Algo nuevo? —le preguntó Jonathan con el objetivo de crear un ambiente cómodo.

—Hace un calor infernal —dijo con un hilo de voz.

—¿En serio? —se cuestionó más para sí mismo que para Damian, él en realidad no tenía tanto calor.

—¿A cuántos grados crees que estamos?¿39? —habló el mayor con carisma.

—¿Eso es mucho? —preguntó con cierta seriedad, pues enserio tenía curiosidad por saber.

—¡Sí! —le gritó.

—Oh.

Damian se decidió y fue por un ventilador más, dejando sólo a Jonathan en la sala.

Una vez lo encontró, volvió a la sala junto jonathan, ambos se miraron a los ojos, sin ninguna razón aparente.

—¿Cómo es que no te afecta? —le preguntó con el ceño fruncido.

—Supongo que es por mi papá, o algo parecido —pausó para desviar su mirada del mayor—. Es decir, ¿Yo qué sé?

Ninguno volvió a hablar durante ese plazo, el de ojos verdes seguía muriendo del calor y Jonathan sólo lo observaba, no le gustaba la situación en la que estaba su compañero. Intentó buscar alguna propuesta para quitarle el calor, pero se le ocurrían cosas muy sencillas, pese a eso, se las comentó.

—Talvez tomando agua... —le dijo al más bajo.

Tt, ya había dejado congelar unas paletas de hielo —hubo un silencio, Jonathan por dentro deseaba que Damian le ofreciera una, y fue así, el mayor notó eso—. ¿Quieres una?

—¡Sí! —respondió.

—Voy —dijo, y al instante ya no se le vio más en aquella habitación de la gran mansión.

Damian estaba enfrente de las paletas, pero no conocía bien los gustos de Jonathan, así que tomó todas las que sus manos pudieron cargar.

Moh fiento intentó articular palabras, pero las paletas en su boca se lo impidieron, por lo que las dejo sobre el sillón en el que estaban—. No sabía que sabor querrías.

—Ah, no te preocupes, me gusta el sabor que tiene la de limón—le comentó a Damian.

El de ojos verdes no respondió, sólo tomo una paleta que parecía ser de chicle y le quitó la envoltura para poder comerla. El menor observó la escena y luego hizo lo mismo.

—Vi en una película que para quitar el frío, nos debemos mantener juntos —le dijo inseguro, no recordaba bien la escena.

—¿Qué mierda? —se exaltó cuando vio como Jonathan se acercaba lentamente a Damian—. ¿Eres tonto? Es al revés, cuando la gente tiene calor, ¡Evita el contacto físico!

Jonathan quedo en blanco y pudo recordar correctamente la escena.

—Es verdad, lo siento, no me acordaba bien.

—Idiota.

La plática dió por terminada. Ambos se dispusieron a disfrutar de las paletas, el silencio y la presencia del otro.


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