Te admiro tanto, te siento tanto. A veces no comprendo cómo causas esto en mí, sospecho que es una especie de hechizo aunque honestamente no creo en ellos. Ya no sé qué pensar; trato de racionalizar esto que me pasa, aunque un hechizo no sea lo más racional.
Por momentos así se siente, como si estuviera hechizada, prisionera de todo tu ser. Tu belleza en extremo me puede matar, tanto amarte me puede hacer mal. En mi mente no hay señales de viles pensamientos, no se manifiesta ni uno solo acerca de poder dañarte, no existen.
Cuando estás te contemplo, cuando no estás puedo toparme con vos en diversos lugares, más precisamente puedo encontrarte donde sea que vaya, porque siempre te llevo conmigo. Sos parte de mí. Una noche me confesaste que tu encanto lo vendiste, pero olvidaste que, yo soy tu mejor postor.
