VI

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Hacía algunas semanas que el evento se había llevado acabo, el popularismo de la empresa de mi padre había aumentado considerablemente, pues empresarios de algunos países ya había solicitado su alianza.

Conferencias, viajes de negocios, papeleo, trabajo y nada de eso podía distraerme de ese dulce aroma.

Podría haberme vuelto loco, pero era por ese simple olor a menta con vainilla que no dejaba de indagar en mi cerebro y en mi nariz, más que todo.

Y después de eso, siempre venía a mí la imagen de ese omega, sus ojos azules observándome con indiferencia, con odio.

No me había vuelto a parar por aquel lugar, pues claramente había dejado muy en claro que ese lugar era un asco y de verdad que me arrepentía un poco por decir eso, todo era un espectáculo, los bailes, el servicio, increíblemente lo había pasado muy bien, pero eso no quitaba el hecho de que me hubiera puesto furioso por haberme manchado de alcohol mi saco.

Y si, había exagerado demasiado con mis palabras, no soy un cabeza hueca como todos, solo me defiendo cuando se debe y por supuesto que haberme descargado con un chico que claramente no había tenido la culpa de nada por no quedar en ridículo, me hacía un completo idiota.

Pero era eso o quedar mal frente a los multimillonarios amigos de mi padre por un omega, aunque después de todo terminé siendo el centro de atención por la pelea.

Sí, mi padre me castigó por haber sido un completo imbécil y haber quedado en ridículo, pero eso quedó en el olvido rápidamente, ahora está gozando de lo mejor en América, presentando su futuro proyecto.

¿Y qué ha sido de mí? Pues solamente estar recostado en la oficina de mi padre mandando a todos que hacer mientras bebo un sorbo del Wisky que ordené con algunos cubos de hielo.

Algo en mi pecho se remueve al recordar estar en la barra y haber estado tomando la misma bebida que ahora place en mi garganta.

-¡Mira nada más pedazo de cabrón!- Escucho un golpe ensordecedor.

-Joder, William, que me matas de un puto infarto- Me quejo viéndolo entrar por la puerta.

-¿Cómo te ha tratado la vida después de estas semanas querido amigo?-.

-Extraño, no dejo de pensar en ese aroma-.

-¿Hablas del de menta con vainilla?-.

-Sí ¿Cómo lo supiste?- Pregunto sorprendido.

-No dejabas de repetirlo esa noche-.

-¿Tan jodido me dejó?-.

-Pues, teniendo en cuenta de cómo eres y no mandaste a matar al pobre chico y no demandaste al lugar, yo creo que un poco-.

-Idiota, claro que no soy así-.

-No desde esa noche-.

-Ya basta, mejor dime ¿Ha que has venido a interrumpirme?-.

-¿Interrumpirte? Estás bebiendo recostado en el sillón de tu padre mientras todos corren de un lado a otro sin saber qué hacer-.

-Les dije que tenían que hacer, no seas exagerado- Me acomodo en la silla -¿Ha que has venido?- Vuelvo a preguntar dejando el vaso en el escritorio.

-Pues, no has contestado mis llamadas y no me has devuelto los mensajes ¿Qué pensaste sobre el viaje a Alaska?-.

Demonios, había olvidado el viaje.

-No he hablado con mi padre sobre el tema William-.

-¿Qué? Ha pasado casi un mes desde que te lo propuse-.

Mi Omega -Larry Stylinson-Where stories live. Discover now