¿Puedes verme? (Raito y tú).

Te quiero para mi

Raito me sujetó con más fuerza, me pegó mas a él y me miró fijamente a los ojos.
Sus ojos color esmeralda me quitaban el aliento, podría pasar horas mirándolos sin cansarme.

Su rostro comenzó a hacerse hasta quedar cerca del mío, nuestros labios estaban milímetros de tocarse.
Su mano acarició mi mejilla y yo cerré los ojos para disfrutar el tacto suave y frio de su mano.
-te quiero para mi ______- dijo con una voz sensual cerca de mi oido - no quiero que me dejes nunca-.
Una pequeña sonrisa apareció en mis labios.
Cuando iba a decir algo me llegó el recuerdo de lo que esas palabras significaban en sus labios.
-gracias por atraparme- dije sincera - me salvaste de un buen golpe- reí.

Puse mis pies en el suelo y me aleje dos pasos de él.
Raito soltó una carcajada y se cruzó de brazos.
-¿habrá algún día en que dejes de huir de mi?- preguntó con su típica sonrisa.
-no huyo de ti-.
-claro que lo haces- amplió su sonrisa y se teletransportó a mis espaldas.
Ahogué un grito de sorpresa y desvié la mirada.
-¿ves?, no huyo- dije con la voz algo temblorosa.
Raito me sujetó de los hombros y me pegó a la pared.
-eso lo vamos a averiguar ahora mismo- dijo juguetón.

Mis mejillas se pusieron rojas y desvié la mirada.
-deberías ir a dormir- dijo.
-¿por qué?- pregunté.
-tienes cara de sueño- pasó sus dedos pulgares por debajo de mis ojos.
-tu tienes cara de chango y no te mando a la selva- dije.