C a p í t u l o 0 8

680 94 30
                                    

CAPÍTULO 08

6 de mayo, 2015.

—Tú de nuevo.

Resistí a las ganas de darme de cabezazos contra la pared al escuchar la voz de Evan, tan carente de emoción como siempre, a través de la línea. Al parecer la predicción de Eve no podía ser más errónea, porque Evan se mostraba bastante insistente en platicar conmigo. Y yo era lo suficientemente obstinada mandándolo a la mierda siempre y sin sutileza alguna.

—¡Bien! —no pude evitar sorprenderme al oírlo gritar. Evan nunca gritaba, pensaba que la gente que lo hacía era débil e inferior; casi ridícula—. Ni siquiera sé por qué estás tan cabreada, no es como si te hubiese hecho algo. Deberías al menos escuchar lo que tengo para decirte.

—¡Ya te he dicho que no me interesa lo que tengas para decir! —repliqué.

—No decías lo mismo cuando...

—Voy a colgarte.

—¡Espera, joder! —chistó—. Si estoy intentando hablar contigo es por algo, Ann.

Suspiré y me recosté sobre el suave colchón.

—No quiero problemas, Evan —confesé—, y sabes que eso es lo único que vas a traerme. Igual que cuando me fui, y no quiero que se repita.

—Es irónico que digas eso —soltó.

Resoplé, colgando la llamada y dejando el celular sobre la cama. «Evan, Evan, Evan...». ¿Por qué rayos insistía tanto ahora? ¡Se suponía que yo no debía importarle! ¿Qué cambió?

Lo que sea que haya sido, ya no me importa.

Un fugaz recuerdo de hace dos días aturrulló mi mente, haciéndome sonreír. Las cosas, finalmente, parecían moverse a mi favor y Evan no iba a destrozar eso. Lysandro estaba consiguiendo resarcir poco a poco lo que habíamos sido y aquello me entusiasmaba porque indudablemente era lo que yo quería: recuperarlo.

Debido a la creciente felicidad dentro de mí, la sonrisa ocupaba gran parte de mi rostro.

Tenía deseos de hacer algo distinto, de demostrar que seguía siendo la misma Annie del instituto y de llamar la atención de mi ex con un detalle que le recordase lo que fuimos y lo feliz que nos hacíamos.

Un acto impulsivo, tierno y caótico. Eso necesitaba.

Un impulso despertaba el sentimiento de asombro.

Lo tierno volvía la situación más romántica.

Y lo caótico me definía perfectamente; un desastre andante siempre debía arrastrar caos.

De modo que, con esa idea en la cabeza, aislé mis pensamientos sobre Evan y me dispuse a considerar qué podría hacer.

*                *                  *

10 de mayo, 2015.

—¿Dónde se supone que está?

Rosalya recorrió los alrededores con desesperación y yo me acomodé en el frío banco. La noche cayó hace más de una hora y seguíamos allí: sentadas, aguardando por la llegada de alguien que —al menos a mí—, no me importaba mucho. Me angustiaba mucho más el hecho de que Eve no respondía mis llamadas ni mensajes y me urgía hablar con ella.

—No tengo idea —contesté—. Tengo que irme, mañana debo llegar temprano a la clase de Rayan.

—¡No podemos marcharnos! —chilló—. Es nuestra amiga del instituto, y dijo que vendría.

Sálvame [CDMU, Lysandro].Where stories live. Discover now