C A P Í T U L O 0 4

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CAPÍTULO 04

5 de junio, 2015.

—Eres un bonito desastre, Elle. 

Sonreí hacia mi mejor amiga para, posteriormente, llevarme un trozo de pastel a los labios. «Vas a engordar. Nadie quiere salir con una chica gorda, Elle». Cerré los ojos ante la intromisión de la chillona voz de Corinne dentro de mi cabeza. Últimamente, no podía apartar el rostro de mi hermana; estaba siempre ahí... en cada recuerdo. Se repetía constantemente y no sabía cómo sentirme al respecto.

«¿Sabes siquiera quién eres, Elle?».

Alejé el plato con el tentador pastel de chocolate que Priya me había comprado. De repente, mi apetito se esfumó, dejándome únicamente con una sensación de vacío y desaliento. La pregunta arrastró consigo todas mis inseguridades ocultas y golpeó con vehemencia contra mi corazón.

—Soy un desastre —solté—, solo eso.

—Disculpa, disculpa. ¿Acaso te estás subestimando? —inquirió—. No deberías hacerlo, Elle. No conozco una persona más talentosa y gruñona que tú.

—No soy tan gruñona —me defendí.

—Oh, sí que lo eres, bizcochito —objetó Hyun, sentándose junto a nosotras—. Eres un bonito grano de sal en nuestras vidas.

—Los odio.

En ese momento, mis ojos dispararon rayos láser que consiguieron volver polvo a mis amigos. O al menos eso quise pensar, puesto que sus risas me irritaban. No me parecía divertido.

»En mi mente los estoy matando de forma lenta y cruel.

—Eso en cierto aspecto da miedo —declaró Priya—. Vamos, corazón. Mejor cuéntanos sobre ese sexi profesor tuyo.

—¿Sexi profesor? —cuestionó el pelinegro—. ¿De qué me he perdido?

—De todo, cariño. De todo.

—¿No vas a contarme?

—No soy una de las clientas del café, Hyun —repuse—. No puedes ser mi psicólogo personal.

No supe a qué se debió, pero me hallaba molesta en realidad. E Hyun se percató de ello, porque me ignoró concentrándose en la bandeja frente a él.

—Bueno señores, resguárdense dentro de las unidades que el huracán Bélanger está a instantes de destrozarlo todo —bromeó mi amiga—. ¡Tranquilos! Que no funda el pánico.

—Jódete —gruñí.

—Come el pastel, Elle —pidió—. Se sentirá feo si lo rechazas. ¿Qué pasó con nuestra amistad?

—Vi a una chica acosándolo —suspiré, dispuesta confesar lo que me abrumaba—. A Rayan, digamos que estaba buscando a Hyun y yo... casualmente los observé mientras ella se le insinuaba. Fue horroroso. Solo le faltó decir: «si no estoy contigo la vida no tiene sentido».

—Hubiese sido un buen arma —expuso Hyun—. Digo, ya sabes, despertaría la lástima del profesor.

—O terminaría en un manicomio por acosadora suicida —objetó la morena—. En cualquiera de los casos, ¿dónde entras tú ahí, Elle?

—En la parte donde los espío y Rayan me pide que no se lo diga a nadie pero yo soy rebelde y se lo suelto a ustedes.

—Pobre nadie, nunca le dicen nada —bromeó él—. ¿Qué? Era un chiste.

—Alguien morirá como comediante —dije—. El punto es...

—Que no te gusta que alguien lo acose. Te molesta —completó Priya.

Siénteme [CDMU, Rayan]. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt