Pater libera nos a malo

Una comida

Estuve el resto de la mañana en mi alcoba, me era imposible sacarme ese evento de la mente, no podía rezar, no podía dormir, no podía pensar.
Fue el ujier quien me saco de ese transe al llamarme para comer, como siempre en las escaleras al hombre no se le paraba la boca, pero igual estaba muy aturdido para oír algo de lo que decía.
Me senté a la mesa y por fín pude conocer al padre Vicente, una figura encorvada, delgada y muy consumida entro por la puerta trasera de la casa parroquial, en esa zona había una enorme jaula con pájaros de todos colores y tipos, decía el ujier que le ayudaban al padre Vicente, aunque no estoy seguro en que forma. El padre Vicente se sentó frente a mi y el ujier sirvió la comida, frijoles con longaniza, el padre Vicente bendijo la comida y comenzamos a comer los frijoles.con longaniza tomándolos directamente en una tortilla.
-Perdoneme padre Juan ¿O Isauro?- cuando dijo eso inmediatamente sentí un golpe en la nuca- ¿Como prefiere?
-Me es igual padre.
-Bien le decia padre Juan, siento no haber podido ir a recibirlo, pero ya ve, soy un hombre viejo y los achaques son más comunes, yo ya hubiese querido retirarme pero, ya ve usted, la situacion de nuestra Madre Iglesia, pocos son los jóvenes, que como usted entran en el servicio, menos aún las jovencitas que desean tomar los hábitos. Por eso aquí sigo.
-Entiendo, no se preocupe, lo asistiré en todo lo que necesite.
-¡Bah! Usted y yo sabemos que es mi remplazo y lo agradezco, solo le quiero enseñar cómo funcionan las cosas acá y me iré a la Casa de padres mayores.
-Si padre, así es.
-Por cierto, supe que hoy conoció a una de nuestras pupilas de la escuela de señoritas, al parecer no estaba muy segura de que usted fuera padre.- dijo como si le hubiesen contado un chiste.
-Si padre, al parecer no soy muy parroquial- dije tratando de ocultar mi despecho y humillación.
-No lo tome a pecho, es un hombre joven y estás muchachas piensan que solo hay viejos en el servicio, aunque no están del todo equivocadas- dijo en tono burlesco- mirarme a mí sería suficiente.
-Puede que sea eso padre. Puede que sea eso.
No podía dejar de sentir esa sensación entre humillación e inquietud, una inquietud que jamás había sentido antes de esos ojos marinos.