Triunfar

121 2 0
                                    

 Esta vez lo haría bien, mi momento, el momento de darlo todo sin arrepentirse. Echarse atrás ya no era una opción llegados a ese punto. Me compré ropa para la ocasión, quedamos en nuestra cafetería favorita. Esperaba que la cita no diera el cante. Mi plan tenía que salir perfecto.

Justo al salir del trabajo corrí como si no hubiera un mañana hacia mi apartamento. Aun esquivando a la gente y con el corazón a mil la sonrisa no salía de mi cara. Solo habían pasado 10 minutos desde mi llegada a la casa y aun así sentía que jamás llegaría el momento. Me puse por fin el vestido, Ceñido al cuerpo, de punto, largo y con un claro tono azul pastel. Cambie mi peinado más de mil veces y el maquillaje para la ocasión. De todas formas, él se daría cuenta de que algo raro me pasaba. Sin embargo, me daba igual, sería directa, saldría perfecto ¡Completamente perfecto, estaba segura!

Esperé más de medía hora en la cafetería a que llegara. En realidad, culpa mía, siempre me presento antes de la hora acordada. Tenía conmigo todo lo necesario, el abrigo que colgaba de la silla y el brazalete en la mano derecha ocupan mi atención con tal de no agarrar el teléfono y pedirle que se diera prisa ¡Finalmente! La puerta se abrió y entró, su traje arrugado me hacía saber que había salido corriendo del trabajo.

-Lo siento -Se sentó- ¿Has pedido ya?

-Bueno... -Me rasque levemente el cuello haciéndole saber lo que ya era típico en mí- Sin no lo hacía y me quedaba más tiempo esperándote me habrían echado -Comencé a reír junto a él.

-Está bien -Se tranquilizó y una vez pedida la bebida comenzamos a hablar de temas triviales- A todo esto... ¿Por qué me has citado hoy si de todas formas nos veríamos mañana?

-Aaah... Esto... Yo, yo tengo... -Nerviosa comencé tartamudear, justo después golpeé la mesa- Y-Y-Yo... Lo siento -Comencé a limpiar.

-Está bien, está bien, tranquilízate -Me dio una cálida sonrisa. Recordé la infinidad de veces que lo había intentado, y esta vez sería la buena. Comenzamos sin querer a hablar al unísono- Ah, perdón comienza tú.

-La verdad es que... -Cogí la cajita de mi abrigo y triste lo miré- No es nada importante ¿Qué ibas a decirme?

-Me he armado de valor -Esas palabras retumbaron un segundo en mi mente.

-Espera, espera... Yo primera -Lo detuve, si él iba a decirme algo malo que fuera justo después... de mi confesión. Me levanté decidida a decir mis sentimientos- Quizá sea pronto, lo más probable es que sea tarde -Abrí la caja mostrándose, su cara lo dijo todo.

-¿Qué? -Su boca parecía de goma en ese momento- ¡Oh...! ¿Enserio? ¡No puede ser! ¡No!

-¡P-Pero! -Se levantó provocando que yo cayera sobre la silla.

-¡Maldita sea! -Lo había vuelto a hacer. Otra vez enfadado conmigo- No lo entiendes -Se tranquilizó tratando de no levantar la voz- ¡Siempre lo haces antes que yo! ¡Hieres mi orgullo de hombre! -Se quejó. Atónita observé como se arrodilló justo a mi lado y abrió una cajita de terciopelo roja con un hermoso anillo no muy cargado en diamantes, el sabe que no me gustan las joyas grandes. Pasaron muchas cosas en mi mente. Pero nada en la realidad- ¿Cariño?

-¡Por favor! -Musité finalmente- ¡Que susto de mil demonios me has dado, estúpido! -Me tiré a abrazarlo con lágrimas en los ojos.

¡Nos casamos! Se puede decir que mi plan triunfó. Se salió un poco de control, pero lo bueno es que funcionó.

Pequeños cuentos, pequeñas historias.Where stories live. Discover now