Avada Kedavra!

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Autor: Helindir.

El tiempo pasó sin que Voldemort pudiera idear un plan certero

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El tiempo pasó sin que Voldemort pudiera idear un plan certero. Y todo era peor ahora. Los alumnos de Hogwarts se volvían hábiles en duelos. Debía descartar los dragones en ese colegio. El controlarlos era la especialidad de Ivonne.

Si había que atacar furtivamente, tenía que ser en ese preciso momento.

Su idea comenzaba a tomar forma. Ataques certeros. Silenciosos. De a una persona a la vez. Como una serpiente. Llevaría un par de sus mejores secuaces: Lucius y Bellatrix.

Le preocupaba que Bellatrix, en sus impulsos, delatara su presencia, pero confió que su temor hacia él, trajera una obediencia completa.

Calculó su primer ataque. El blanco sería alguno de los profesores en una de las rondas diarias. Ir de manera invisible, matar a uno o dos y regresar. Al tiempo, hacer lo mismo. En poco tiempo, las defensas básicas serían neutralizadas y entonces podría atacarlos directamente, con todas sus fuerzas. Los restantes colegios serían fáciles de dominar.

Pensó en su primer objetivo: Severus Snape. Debía destrozar a ese maldito espía en el que tanta confianza había depositado. Un maldito traidor que no merecía vivir ni un segundo más.

Plan ultimado. Detalles pulidos y sus seguidores listos para el golpe. Él sería el que lo matara. Ellos dos solo debían evitar que las cosas se salieran de control.

Ivonne estaba recuperada al máximo. O incluso más. Mismo humor, misma alegría, pero unos ojos más vivaces, más preparados para lo que fuese. Más ganas de vivir.

Severus vio el cambio. Estaba encantado. Pasaban mucho tiempo juntos. Hablando, leyendo, también solían practicar duelos que se volvían espectáculos impresionantes. Ambos tenían una habilidad increíble para los duelos, y duraban hasta horas antes de que alguno admitiera la derrota.

Con los avance de la primavera, recorrían el lago. Ella casi siempre tomada del brazo que Severus se había acostumbrado a ofrecerle.

No era un noviazgo. Era una amistad muy grande, que no estaba lejos de transformarse. Incluso ella rompía su imagen de serio amargado cuando, más de una vez, lo había hecho reír en público.

Dramático cambio en ambas partes, que todos, sin excepción, notaron.

Pero a nadie le molestaba. Se veían mucho mejor así. Y como Sybill había dicho: hacían buena pareja.

Lo que nadie esperaba, fue el ataque.

Ya todos los alumnos estaban en sus casas, preparándose para dormir. Severus recorría los pasillos, seguido, no muy lejos, de Ivonne, y mucho terreno más delante de él, Ayko también patrullaba, silencioso y ágil.

El dragón vio una sombra y se agazapó. Vio tres sujetos y sintió esas auras negras. Ivonne le había enseñado lo que tenía que hacer: alejarse sin ser visto y conjurar la campana.

Pero no era tan fácil. Bellatrix actuaba como un gato: demasiado atenta a lo que lo rodeaba, pero no era perfecta y en un descuido, pudo alejarse.

La campana resonó con fuerza. La alerta estaba dada.

Voldemort no sabía quién lo había visto, pero si vio a Severus en un pequeño patio interno.

Tenía que matarlo e irse al instante, antes de que alguien más llegara.

Bellatrix atacó primero, presa de la euforia. Era hábil, pero el maestro de pociones lo era más.

- ¡Idiota!- Le gritó, enfurecido, Lucius- ¿Qué demonios haces?

Bellatrix se dio cuenta del error que había cometido.

Un par de alumnos que aún no estaban en sus casas, atacaron a Lucius, mientras que Ivonne trataba de detener a una escurridiza e irritante Bellatrix.

A Voldemort se le iluminó el rostro. Estaba cara a cara con el traidor. Esa noche, mataría a alguien.

Mientras Ayko volaba en busca de ayuda, una batalla se formaba.

Lucius era mucho más hábil que ese par de Hufflepuff, por lo que Ivonne debía ayudarlos mientras trataba de detener a la escurridiza irritante, pero sin quitar la vista en los movimientos de Voldemort, quien luchaba contra Severus.

A ese ritmo, el grupo de mortífagos ganaría.

Pero los refuerzos ya se escuchaban.

Ivonne sintió esa energía que le causaba un dolor en el pecho. Había sido entrenada para detectar ciertos hechizos antes de ser conjurados, solo por la energía. Y conocía esa técnica.

Vio a Severus caer al piso por quién sabe qué técnica, perdiendo su varita y sintió lo que seguía.

Un terror como nunca antes, invadió su pecho. Mil técnicas pasaron por su cabeza para detener eso. Pero ninguna funcionaría. No supo que más hacer. No pensó, solo lo hizo.

- ¡Avada Kedavra!- Conjuró extasiado Voldemort.

La característica luz verde se hizo presente e impactó en un cuerpo.

Voldemort desapareció con sus fieles mientras gritaba y reía:

- ¡Mejor de lo que pensaba!

Severus, seguía en el suelo, tratando de levantarse y al frente, Ivonne permanecía de pie, firme. Había sido su último intento en proteger lo que más amaba.

La Guardia Imperial | SSWhere stories live. Discover now