CAPÍTULO 21: QUIERO LIBERARME

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MADELINE

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MADELINE

El día comenzaba como cualquier otro, pero, a diferencia del resto, mi marido se había marchado antes de tiempo porque, según él, el deber lo llamaba. Pero no era estúpida; él tenía una doble vida con otra mujer, cosa que veía justificada pero injusta porque yo no podía estar con quien quisiera.

Alexei me permitía estar con cualquiera menos con Peter, quizás porque bien sabía que era imposible para mí sentir deseo por otro hombre aparte de Peter. Sabía bien que, con Peter fuera del mapa, yo le sería siempre fiel porque no tenía más remedio que serlo.

Pero los gritos de libertad sonaban en mi cabeza y deseaba volver a Mistery Spell para encontrarme con los Bartholy y así poder investigar más acerca de dónde podría estar Peter.

Debía de volver porque mi vida dependía de ello.

Aprovechando que Alexei se había marchado bien temprano diciéndome que él tendría la mañana totalmente cubierta hasta casi el mediodía, aproveché y comencé a buscar vuelos al lugar de destino que deseaba ir, pero ponía que no habría hasta dentro de tres días. Pero debía de escaparme porque tenía la ocasión entre mis dedos y quizás no se me volviera a presentar de esa forma.

Rebusqué entre el armario y tomé la ropa necesaria para ir más ligera y evitar retrasarme. Tuve que pedir unos billetes a Ámsterdam, que era el lugar más cercano a Mistery Spell que tenía vuelos para dentro de unas horas. Sin pensarlo dos veces, cargué la maleta en mi hombro con mi mochila colgada de mi otro hombro libre y salí corriendo de esa casa. Tenía el enorme alivio que los billetes los había pedido con mi cuenta bancaria que tenía mucho dinero gracias al sueldo que tenía de mi padre al ser su mano derecha en cuanto a la administración de los documentos de su empresa. Siempre me quejaba que era demasiado dinero, pero, en estos momentos me parecían ser la única salvación posible para poder mantenerme.

Las calles estaban desiertas por la hora tan temprana que era y, por esa razón, el taxi no tardó en llegar cuando lo llamé. Daba gracias a que Alexei no me había dejado sin posibilidad de comunicarme con el exterior lo que me hizo más fácil el poder marcharme. Quizás él pensó que podía irse y que yo, como esposa sumisa, me quedaría a su lado, pero no iba a quedarme ver la vida pasar mientras que mi Peter estaba sufriendo en alguna parte del mundo. Me la estaba jugando por el motivo más loable que existe: el amor, y de nada me arrepentía.


Llegamos al aeropuerto en unos 20 minutos porque nuestra casa pillaba a las afueras de la gran ciudad. Alexei lo había pedido así porque le parecía un lugar romántico para ambos y de lo único que le daba la razón era que el cielo era maravilloso en la noche. El lugar era romántico, apacible; perfecto para un alma tranquila como Peter. Me imaginaba viviendo con él en una casa así mientras que sus melodías envolvían mis sentidos. Deseaba escucharlo tocar de nuevo con ese rostro marcado por la inspiración y el gozo que le proporcionaba ese elixir divino que manaba de sus teclas. Era sobrecogedor mirarlo mientras creaba esas magníficas obras y, a pesar del tiempo, seguía considerándome su mayor admiradora. Lo conocí siendo su mayor admiradora de su trabajo y conocía al hombre tras esas teclas y esa pequeña sonrisa. Me enamoré de cada parte de su ser, incluso de su oscuridad.


Era fascinante, como una pequeña luz entre una multitud que solo desea el dinero y la alta sociedad. Rodeada de lujos innecesarios para mí, mi mayor tesoro era Peter y su música.

Aún recuerdo cuando mi padre rompió cada uno de mis vinilos grabados por la música de Peter que me ayudaban a conciliar el sueño. Los escondí durante décadas, pero mi padre dio con ellos una noche que volvió pronto a casa. Antes, él no volvía en toda la noche porque era su horario de trabajo, por lo que muchas veces me escapaba para ir a los conciertos de mi amado vampiro. Entre la enorme multitud, su mirada siempre se posaba sobre mí, como si él tocara un pequeño concierto sólo para sorprenderme.

El corazón se me encogía de júbilo cuando lo ovacionaban y él solo tenía la mirada puesta en mí. Me había enamorado a primera vista el primer día que lo vi y, desde entonces, aquel sentimiento que creía que era solo una profunda admiración, se había convertido en algo mucho más profundo. Pero por desgracia, ese sentimiento era algo que no habíamos manifestado ni físicamente ni por palabras; solamente cuando nos besamos en la fiesta que organizó Nicolae hacía cuatro años donde le pedí que ambos retozáramos como nuestros cuerpos imploraban. Pero el caballeroso Peter habló por mí y por mi seguridad porque no deseaba manchar mi nombre, pero a mí me importaba un soberano bledo.


Mientras que mi mente divagaba, el sonido de la llamada de mi vuelo me hizo sobresaltar. Tomé la maleta que había depositado en el suelo y caminé para embarcarme en el avión. Tras entregar mi maleta y comprobar que todo el papeleo era correcto, subí al avión con el corazón lleno de esperanzas. Por fin me había liberado de Alexei y de la posibilidad de que un día se sobrepasara conmigo. Su paciencia estaba llegando a un límite y eso me lo demostró la última vez.

Hacía unos días, él vino de dondequiera que estuvo, pero con un rostro demasiado serio. Mientras que organizaba el dormitorio cambiando las sábanas, Alexei se me quedó mirando en el umbral de la puerta como si yo fuera su entretenimiento. Cuando comprobé que llevaba un buen rato mirándome, no pude evitar preguntarle:

- ¿Qué ocurre?

-Tienes unas caderas magníficas; debería de prohibirte llevar ropa encima-Me dijo sin ningún pudor, lo que me hizo entrar en pánico.

Alexei se me tiró encima, haciéndome caer sobre la cama. Comenzó a besarme introduciendo violentamente su lengua en mi boca mientras que sus manos comenzaban a desabrochar los botones de mi vestido. Comencé a entrar en pánico porque pensaba que él me forzaría hasta el final, pero me defendí usando toda mi fuerza, lanzándolo hacia la pared. Comencé a correr hacia la salida para poder ir al exterior y perderme por el bosque, lo que para mi sorpresa Alexei me dejó ir. Me perdí en aquel bosque durante casi dos días, pero él no vino a buscarme, sino que yo misma volví a casa por mis propios medios. Desde entonces, Alexei apenas estaba por casa y su silencio era equivalente a una tumba.

 Desde entonces, Alexei apenas estaba por casa y su silencio era equivalente a una tumba

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The exile of the condemned (Is it love?Nicolae| PARTE III)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora