Capitulo 25: Parte II

53.2K 3.1K 135
                                    

El placer inunda mi cuerpo, haciendo que mis movimientos se vuelvan lentos y torpes, cuando los chicos dijeron que tenían algo como esto planeado, no pensé que podría resultar tan placentero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El placer inunda mi cuerpo, haciendo que mis movimientos se vuelvan lentos y torpes, cuando los chicos dijeron que tenían algo como esto planeado, no pensé que podría resultar tan placentero.

Como bien sé, no podemos tener sexo con penetración debido a que éste podría adelantar el parto, por lo que los chicos se han encargado de buscar una manera diferente, en la que todos disfrutemos.

En este momento, estoy acostada en la gran cama del cuarto de juegos, desde hace tiempo no lo utilizábamos, pero cada vez que entro en este voy sintiendo más confianza, tanto en mi misma, como en mis chicos. La cama al ser tan amplia permita que esté acostada, mientras que Andrew está inclinado sobre mi, brindando la mayor atención posible a uno de mis pezones, el otro está siendo asombrosamente atendido por Derek, ambos parecen estar sincronizados, cada tanto dan suaves mordidas, pata luego besarme delicadamente allí donde mordieron, lo que causa que el placer sea aún más fuerte.

Por último Max está en extremo entretenido con su cabeza entra mis piernas, al principio esta idea no me agrado, ya que no sería capaz de verlo, ya que mi enorme vientre no me lo permite, pero él haciendo caso omiso a mi oposición, y argumentando que iba a tener uno de los mayores placeres de mi vida, enterró su cabeza entre mis piernas, alternando entre lamidas, besos y mordidas.

Sin poder contenerme - aunque ellos me hayan ordenado lo contrario- coloco mis manos sobre las cabezas de Derek y de Andrew para evitar que se separen, al mismo tiempo que aprieto mis piernas en torno a Max , tratando de que más placer llegue a mi.

- Oh Bella, creo que haz desobedecido lo que te hemos dicho.- dicen todos al mismo tiempo, parando de brindarme placer de inmediato.- Y sabes lo que tendremos que hacer ¿verdad?- preguntan sin esperar una contestación de mi parte, simplemente me están dando la oportunidad de negarme, lo cual no haré.

Todos se separan de mi, dejándome sola en la cama, se dirigen a los diferentes muebles que se encuentran en la habitación.

Cierro por unos segundos los ojos, tratando de relajarme, al abrirlos, noto como una suave tela es colocada sobre estos, impidiéndome ver lo que sucede a mi alrededor.

-Cariño, no tienes de que preocuparte.- Dice Max con voz tranquilizadora.- Si en algún momento te sientes incómoda, o simplemente algo no te gusta, no dudes en decirnos.- finaliza Andrew.

-Pon tus manos sobre tu cabeza.- ordena Derek. Segundos después noto como algo frío rodea mis muñecas, al tratar de bajar las manos siento cómo estás apenas se mueven, por lo que deduzco de que lo que me colocó son unas esposas, y que las ha atado a la cabecera de la cama, para hacerme imposible mover las manos, dejándome, si es posible aún más a su disposición.

-Probaremos algo nuevo.- Dice Max.- Te vendaremos los ojos con un pañuelo, para que no puedas ver lo que te haremos.- Dice a la vez que se acerca a mi para taparme los ojos.

-Bella cariño, si en algún momento te sientes asustada, o simplemente quieres que nos detengamos no dudes en decirlo, ¿está bien?, jamás nos enojaremos por eso.- Dice Andrew.

Al estar con los ojos vendados y no poder ver lo que me rodea, mis otros sentidos se intensifican, cada vez que alguno de ellos toca o roza alguna parte de mi cuerpo, este reacciona inmediatamente, puedo escuchar los diferentes sonidos que inundan la habitación, las respiraciones pesadas indicando que están excitados al igual que yo, los constantes pasos y el ruido de las puertas tras las cuales guardan diferentes cosas.

De pronto todo queda en silencio, por lo que comienzo a ponerme nerviosa, no es que no confíe en ellos, simplemente el hecho de estar atada a la cama y con los ojos vendados, hace que me encuentre un poco más ansiosa a la vez que nerviosa.

Sin esperármelo, unos besos húmedos son esparcidos por mi cuerpo, unos labios se dirigen hacia mi cuello, otros a mis senos, mientras que el restante va descendiendo hasta llegar entre mis piernas, cuando este se detiene un sonido inunda la habitación, aparentemente mis chicos quieren darme el mayor placer posible, por lo que puedo deducir ese sonido pertenece a un vibrador, y compruebo que no me equivocaba viendo este es colocado sobre mi clitoris.

El placer recorre mi cuerpo, y a este se le suman los besos y lamidas que no han dejado de brindarle atención a mi cuello y pechos, como era de suponer, no aguanto mucho tiempo en esta situación, y termino llegando al deseado orgasmo.

Una ves los estragos que el placer hizo en mi cuerpo desaparecen, los chicos comienzan a desatarme, se toman su tiempo, al igual que se lo tomaron en el momento de darme mi orgasmo, cuando estaba a punto de llegar, se detenían, para luego comenzar todo nuevamente, pero al parecer al final se apiadaron de mi, ya que esta vez cuando estaba por llegar no se detuvieron, sino que intensificaron las caricias.

Una vez estoy completamente libre -sin esposas y sin venda tapando mis ojos- me encuentro con tres imponentes hombres parados frente a mi.

-Bella ya es tarde, será mejor que vayamos a dormir, mañana nos espera una larga lista de cosas por hacer.- sugiere Derek.

-Alto, ¿y ustedes?, no esperan que lo dejemos por aquí ¿verdad?.- los increpo con enojo.

-Bella sabemos que ti jamás nos dejarías con las ganas, pero debemos de pensar en el bien de los bebés.- Contesta Derek sin más.

-Ademas, el doctor nos ha dicho que no podemos tener sexo hasta después de que nazcan los bebés.- continua Max.- Sabes que corremos el riesgo de adelantar el parto.

-Esta bien.- suspiró dándome oír vencida.- Pero lo crean que lo dejaremos así, en cuanto pueda los recompensaré.- digo dando por zanjado el asunto.

-Oh de eso no hay duda amor.- Dice Max con voz melosa.

-Vamos, vayamos a acostarnos.- finaliza Andrew saliendo por la puerta.

Una vez en el cuarto nuestro, nos acostamos y con sus manos dando tiernas y delicadas caricias caigo rendida en el sueño, el cual no tardan en seguir los chicos.








Una vez en el cuarto nuestro, nos acostamos y con sus manos dando tiernas y delicadas caricias  caigo rendida en el sueño, el cual no tardan en seguir los chicos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DOMINANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora