-¿Me estás escuchando Ian? – le pregunto a mi vecino que hace ya tres días que pasa olímpicamente de mí.
Nada, sigue sin dar señales de vida. Está con su móvil enviándose mensajes con no sé quién.
-¡IAN! ¡Que me escuches! – le grito causando que se asuste y de un brinco caiga de la cama. No puedo contener demasiado la risa y cuando por fin suelto unas carcajadas estas se paran al mismo instante en que Ian me mira con una cara de asesino. ¿Qué he hecho ahora?
-¿Para qué? Si tampoco me lo vas a contar… - me responde un poco indignado.
-¿Otra vez con eso? Te he dicho mil veces que no pasó nada.
-Claro y yo me lo creo, no te jode… - Hace cinco días que Ian no para de insistir en que le cuente lo que pasó cuando Jason me acompañó a casa.
-Mira estuvimos a punto de besarnos pero yo le dije que quería ir más despacio, y él lo entendió. – le explico por fin.
-Claro, y el va a esperarte toda una vida si hace falta. Nina, no quiero ser un pesado ni un agua fiesta pero te vuelvo a advertir que andes con pies de plomo. Nunca se sabe que va a pasar con Jason.
Afirmo con la cabeza. Hemos tenido esta conversación unas ¿cien veces?
-¿Y quién es la afortunada a la que no paras de enviar mensajes? – le pregunto yo para cambiar un poco de tema.
-Nickole.
-¿Quién? – vuelvo a insistir al no saber a quién se refiere.
-La chica de la cafetería.
-Oh, sí, la camarera esa que no paraba de lanzarte miraditas. ¡¿Pero cuentos años te lleva?! – pregunto con los ojos bien abiertos.
-Solo uno, tiene diecisiete. Su padre es el dueño de la cafetería y ella está consiguiendo dinero para comprarse un coche.
-Mmm… Vaya, vaya. – le respondo yo.
Ian se pone a su ordenador y pone música.
-Oh. Dios. Mío. ¡Cómo me gusta esta canción!
Ian se ríe y los dos nos ponemos a saltar por la habitación y bailamos al ritmo de “Never Forget You” de Napoleon. Canción dedicada a Tupac después de su muerte, causada por un tiroteo. Napoleon y él estuvieron en un grupo durante muchos años y eran buenos amigos, por eso se la dedica. Tupac, el mejor del Rap. Me gusta mucho su música, pero como persona un cero.
-Never forgive what you said, never forgive what you did, never will… - me pongo yo a cantar como una posesa mientras Ian me mira con una mirada insinuándome que estoy loca. Oh, venga ya. Todo el mundo se ha puesto a cantar como un loco una canción en su habitación. Si, hasta el día que tu madre te pilla y te mueres de vergüenza.
-Oh no. ¡Ian no! - Conozco esa mirada, la de: “prepárate, vas a morirte con mis cosquillas”.
Nos ponemos a correr por su habitación dando vueltas a su cama básicamente. Demasiado tarde. Me ha cogido y ahora está encima de mí en el suelo haciéndome cosquillas a más no poder.
-Para Ian. No, para, ahí no. – río descontroladamente hasta que Ian se da por vencido y con su mano derecha me ayuda a levantarme del suelo. Nos sentamos en el borde de la cama, y él se estira en esta finalmente.
-Este fin de semana no, el otro es el cumpleaños de Rose, ¿qué vas a regalarle? – me pregunta Ian ahora ya un poco más calmados los dos.
-Pues aún no lo sé, pero estaba pensando en algún CD o algo así. ¿Tú?
YOU ARE READING
I'll Be Waiting
Teen FictionNina, una chica de San Sebastián tiene que irse a vivir a Suecia por motivos de trabajo de su madre. En Gothemburg conocerá a su vecino, Ian, quien se convertirá en su mejor amigo, ¿y quién sabe si en algo más? Vive junto a un grupo de amigos de 16...