Curso 2010/2011 - Parte 10

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Hay veces en las que deseo no existir. No estar en ese lugar, ni en ese preciso instante. Hay imágenes que deseas olvidar. Momentos que quieres borrar de tu mente, palabras que prefieres no recordar. Hay veces en el que uno se olvida de sí mismo y de sus sentimientos. Que ese momento inesperado nos arroja contra un muro que no hemos sido capaces de ver hasta el momento actual.

Yo, sinceramente, me encuentro perdida no sé en qué lugar de mi cabeza, sin ser capaz de saber lo que siento o lo que pienso.

Solo esa imagen se me viene a la cabeza; Ian y Natalia besándose.

Vale, vamos por partes. Primero; los veo. Segundo; cierro la puerta inmediatamente. Tercero; doy las gracias por no haber sido vista. Cuarto; una sensación, no sé decir si en el pecho o en el estómago me invade. Quinto; bajo al salón para recibir a mi novio y decido no comerme mucho el coco, cosa que me resulta imposible durante toda la noche.

Ian y Natalia bajan juntos, y mi amigo rodea con su brazo la cintura de mi amiga. Pinchazo, en el pecho, por lo que he podido comprobar, segundo de la noche.

-¿Seguro que estás bien? – pregunta Diana.

-Claro. – le sonrío. - ¿Vamos a cenar?

Ahora es de esos momentos en los que desearía no conocer a Diana. Esta chica tiene poderes sobrenaturales, e incluso a veces me asusta. Parece una adivina o sibila, no lo sé, el caso es que siempre sabe cuando miento y cuando digo la verdad.

Intento esconder mi rostro en el pecho de Chris, y el acoge amablemente mi gesto. ¡Nina, déjate de tonterías! Tienes un chico que no te lo mereces. Céntrate solamente en él.

Los dirijo a todos hacia el salón, aunque ya saben muy bien donde está. 

Antes de entrar Chris me agarra del brazo y nos quedamos atrás. Con la punta del pie ajusta la puerta para que los demás no nos vean. Aprovecho el momento y le doy un beso, uno diferente a los demás. Con más ganas.

-¿Y eso? –pregunta curioso aunque también divertido.

-Nada, como no he podido saludarte como dios manda antes…-le digo jugando con el cuello de su camisa. Vale, Nina, no hay para tanto. No te pongas tonta.

-Oye, antes de que se me olvide. – dice dándome una bolsa que al parecer a llevado con él todo el tiempo sin yo percatarme antes.

-¿Y esto? – le pregunto cogiendo el regalo.

-Nada, mi regalo de Navidad. – antes de abrirlo ni decirle nada, lo beso dulcemente y le recuerdo que le quiero.

-Yo también te quiero. – responde con una sonrisa enorme- pero abre el regalo, que tengo hambre.

Abro el paquete. Y el regalo resulta ser un osito de peluche, con un corazón en las manos. Nivel de cursilada; superado. Pero es que el chico lo hace con tanto amor que eso ya no importa.

Lo miro a los ojos, no puedo evitar soltar una pequeña carcajada.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta? Lo sabía. – pobre, el chico está sufriendo eh.

-¡No, no, no! ¡Me encanta! Es solo que es muy dulce por tu parte. – y le doy las gracias con otro beso. Y uno más, y otro, otro… Eso, que ya se entiende.

-Chicos, ¿vais a venir o qué? – amigo, apareces en el peor momento. Ian pone cara de querer desaparecer, la misma que he puesto yo minutos antes cuando lo he pillado con Nat. Já, la venganza es un plato que se sirve frío, pienso.

No soporto ni un minuto más esas miraditas. Y como no puedo evitar ser borde, Natalia empieza a olerse algo, porque no he parado de contestarla mal durante toda la noche. Como no quiero meter aún más la pata, voy a la cocina con la excusa de ir a buscar los postres.

I'll Be WaitingWhere stories live. Discover now