Cartas a mi amor platónico |✓

v e i n t i s i e t e

Spencer ingresó al aula con paso lento, como siempre, teniendo la esperanza de encontrar a la misteriosa chica que le enviaba notas. Las últimas notas fueron un poco extrañas, así que tenía que asegurarse de que ésta sea diferente.

Al llegar a su asiento, la emoción lo embargo y, mirando en el interior de su cajón, encontró dos papeles perfectamente doblados. Elevó las cejas con sorpresa al encontrar dos en vez de uno, como era lo usual. Abrió la primera nota, que era más pequeña.

«Lindo Spencer:

Creo que debería parar todo esto. Es sólo una simple ilusión; no será posible que estemos juntos, y no es porque no vaya a gustarte, es que le hice una promesa a una persona y tengo que cumplirla.

Siento todo esa molestia, si te incomodé en algún momento, o cualquier aburrimiento que te causé. No sé por qué fui tan tonta e inocente.

Gracias por estas maravillosas semanas, aunque no interactuamos personalmente.

Con cariño: Una chica más.»

Con el ceño fruncido, se sentó en su silla y abrió la otra nota.

«Bien, pensé que la otra nota fue demasiado corta, y que mereces una explicación. Tal vez esté exagerando todo, pero es necesario que te enteres de toda la historia.

Comenzaré contando sobre mi amistad con Lucas. Bueno, no sólo era una relación de amigos, teníamos algo. Con él nos conocimos desde que éramos unos niños. Aquel pequeño relato que escribí, era sobre nosotros. Como bien ya dije (escribí), éramos más que sólo amigos; él era mi ancla y yo la suya, algo como almas gemelas. Nos entendíamos perfectamente, nos conocíamos desde los pies hasta la cabeza; hasta que un día él me confesó que me amaba, más que un amigo.

Creo que ése fue uno de los errores que cometí yo, quiero decir, lo que vino después de esa confesión. Lo amaba, sí, pero como a un hermano; ya que estaba embobada por alguien más, o sigo estando, y eres tú. El mejor amigo de mi hermana gemela. Que lindo, ¿no? Siendo que ella está locamente enamorada de ti, pero eso ya lo sabes, y yo también.

Continuando; le dije que podíamos ser algo, pero no públicamente, él aceptó. Teníamos una relación muy rara, éramos como hermanos que se daban besos y caricias, o así lo sentí yo. Duramos por dos años, hasta que, de un día para otro, su ánimo decayó; ya no comía, no sonreía y estaba el día entero en su habitación. Siempre había estado al tanto de su depresión, pero nunca esperé que se quitara la vida.

Ese día fue muy confuso; había entrado en su habitación, y él estaba acostado en su cama, completamente cubierto con una manta. Cuando lo destapé, estaba con los ojos cerrados, vómito alrededor de la boca y la camiseta, con dos frascos vacíos de antidepresivos, los que él tomaba. R.I.P 2 my youth sonaba de fondo, en un tono bajo y repetitivo. Lloré, y una parte de mi alma se desgarró de mí.

Al lado suyo, perfectamente doblado, se encontraba una pequeña nota. En cinco líneas se disculpó por todo lo que hizo y no logró hacer. Y me hizo recordar cuán enamorado estaba de mí; también de lo que teníamos, esa conexión perfecta y perpetua. Desde ahí me juré que no tendría nada más así con otra persona, que solo él ocuparía ese espacio de mi corazón.

Esa es la parte que me atormenta día a día; también el hecho de que mi hermana esté enamorada de ti no alivia la culpa y el resentimiento.

Supongo que es todo. Podrá ser muy estúpido, y como ya dije, exagerado, pero tenía que soltar todo lo que sentía. También es muy probable que cuando termines de leer esta nota, estaré en alguna parte del mundo que Lucas siempre quiso visitar, le prometí eso también. Creo que es una forma de que me hará sentir mejor y, en cierta parte, más libre.

Mi hermana no está enterada de esto, ni nadie de mi familia; y espero que siga siendo así por algunos días.

Te tomé cariño, y estoy bastante segura de que te quiero y que marcaste mi vida. Y sí, todo suena a despedida porque así lo es. Tal vez nos volvamos a encontrar algún día, o jamás volvamos a vernos.

Con amor: Una chica más»