Capítulo 1

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Tyne

Empiezo a ser consciente de mi respiración, así, como todo mi cuerpo. Abro los ojos. Blanco. Giro sobre mi mismo bajo las sábanas. Blanco. Todo, es blanco. Ni siquiera se escucha el silencio, me deslizo lentamente y apoyo los pies en el brillante suelo. Sin hacer mucho esfuerzo, me pongo en pie. Llevo paulatinamente mi cuerpo por la habitación. El sonido que deberían hacer mis pasos, no se escucha. Paro frente al espejo. Bata blanca, piel pálida, ojos claros. Lo único que hace que se note mi presencia en este lugar, es mi oscuro cabello.

Miro desconcertado a mí alrededor, no ver nada, no escuchar nada. Acerco la mano hacia las mantas que se encuentran revueltas sobre la cama. No sentir nada. ¿Qué está pasando?

Me alerto y me dispongo a salir al exterior. Agarro el pomo de la puerta y lo llevo hacia mí mientras giro levemente la muñeca. Esta se bloquea, los nervios se apoderan de mí. Tiro más fuerte. No cede. Sin ser consciente y dejándome llevar por la ansiedad, zarandeo la puerta fuertemente casi llegando a pensar que la rompería. Pero no ocurre nada. Simplemente se queda igual que como estaba. Apoyo la espalda en ella y me siento poco a poco en el suelo. Con la respiración agitada vuelvo a mirar a mí alrededor intentando encontrar una manera de escapar. Pero solo veo una cama y un espejo que lo único que muestra es el color Blanco.

Siempre había pensado en el blanco de una manera representativa de la pureza, luz o libertad. Pero en este momento, era de lo más horrible e asfixiante. Vuelvo a la cama y me siento. De pronto las paredes se acercan hacia mí. Me pongo nervioso, pienso en que hacer, pero no hay absolutamente nada. Solo puedo quedarme en el mismo sitio y temblar de miedo. Como una especie de milagro, escucho el sonido de las paredes arrastrándose poco a poco hacia mí. Me alegro al poder oír algo, pero me aterroriza que las paredes continúen su trayectoria. Cierro los ojos con fuerza mientras aprieto los dientes los unos contra los otros, El sonido no cesa, agarro las mantas con energía y los chorretes de sudor caen por mi piel. Noto como me aprietan por los lados. Las lágrimas caen de mis ojos y llevo las manos hacia las paredes que aún se acercan más hacia mí, y entre sollozos hago el intento de detenerlas. De pronto un sonido en seco.

Abro los ojos. Me incorporo rápidamente con la respiración agitada y bañado en sudor. Todo vuelve a ser igual, pero hay luz. Busco con la vista el lugar de donde proviene. Pero no descubro nada. El sonido de un pájaro alzando el vuelo me sobresalta y me giro en su busca. Un par de plumas negras en el suelo y una mancha del mismo color en la pared. Me acerco hasta que la mancha se encuentra a unos centímetros de mis ojos, parece que este húmeda. Así que acerco los dedos para comprobarlo. Justo en el momento en que creo contacto con ella, el tintineo de una pequeña un silbido realizando una corta melodía retumba en toda la sala. Cuando los despego de ella y observo la punta oscura de mis dedos mientras todo vuelve a estar en silencio. Un calor se empieza a encender en la planta de mis pies, observo que de la mancha negra, se crean unas gotas rojas que poco a poco forman caminos en la albina pared. Yo, Ingenuo de mí. Pensaba que lo del silbido acabaría en un silencio y en verdad, así fue, pero esta vez, ese silencio desató un gran estruendo y todo empezó a tambalearse como si de un terremoto se tratara. El calor en la planta de mis pies se intensifica, intento apartarme dolorido, pero me es imposible. Estos no responden. De repente el suelo se abre y caigo en un profundo abismo. Paro de descender cuando me golpeo bruscamente contra el suelo. Ahora todo es negro. Me retuerzo, pero el dolor que siento, no es causado por la caída. Este se centra en mi espalda.

Escucho una voz en forma de eco

-quieres salir- miro a mi alrededor confundido

-¡sí, déjame salir!- exclamo con pocas fuerzas. El dolor en mi espalda crece

AbismoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora