《 F O U R T E E N 》

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Ambos se sonreían juguetonamente. Ahora mismo ninguno sabía con certeza lo que quería, pero dentro de ellos estaban seguros. Gracias a la seguridad que Link transmitía, Ånn podía hacerle cara a Zelda, no permitiendole que se pase de la raya con ella. Link estaba causando que la verdadera fuerza que ella poseía en su interior, que la mujer fuerte que era, que todo, saliera a la luz. Por una parte era muy bueno, ya que así sería más fuerte, pero como todo lo que tiene un lada positivo, tiene otro negativo, y es que las amanezas se multiplicarían si el mundo conociese más sobre su gran poder, por lo tanto el rey Roahm estaría meditando severamente durante ese fin de semana sobre que hacer con ese tema. Pero ahora eso no importaba. Estaban ellos dos, solos, en una casa, a las afueras de Hyrule, sin nadie que pueda molestar. Perfecto.

-¿Desde cuando eres tan atrevido? -Rió burlescamente Ånn.

-¿Y tú desde cuando eres tan guapa? -Se acercó Link sonriendo igualmente.

-Desde el día que nací, por supuesto.

Los dos rieron ante la broma de la chica. Link se posicionó a su lado riendo acurrucandose con ella. Ånn sonrió ante su acto. "Ya sé..." Link tenía una idea.

-¿Qué tal si tú y yo salimos un rato? -Le susurró en su oído. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica. -Ya sabes como una... Cita.

-Acepto. -Sonrió ella. Link hizo un gesto triunfador. -Peeero... Con una condición.

-¡¿Cuál!? -El hyliano estaba desesperado.

-Que estaremos a salvo en todo momento, ¿entendido?

-¡Claro! -Link se levantó rápidamente de la cama. -Voy a prepararlo todo. Tú espera aquí.

El rubio se dirigió hacia aquella mesita donde había puesto sus armas y las tomó. Se puso sus botas y tomó el pomo de la puerta.

-Arréglate. Volveré a las nueve. Te quiero.

Link no dejó que Ånn respondiese, pues salió pitando fuera de la choza en busca de quien sabe qué. Ånn ya no tenía esa sonrisa burlona, no, ahora tenía una muy tonta sonrisa posada en su rostro, acompañada de como no, un sonrrojo. "¡Como un chico puede ser tan mono y fuerte a la vez!" Se preguntaba ella. No había una respuesta concreta pero, existir, existía, porque ese chico era Link.

Desde que el hyliano se fue, Ånn pasó la tarde leyendo su "nuevo" libro y confundiendose con lo que el mismo tenía escrito. Muchas cosas las comprendía a la perfección pero otras, estaban escritas de tal manera y con un lenguaje tan antiguo que no pudo resolver las expresiones que presentaban y no lograba entender. Cuando le picaba el gusanillo se hacercaba a un bote de cerámica que Link tenía en la encimera de la cocina, el cual tenía un dibujito de la trifuerza con una carita muy mona. Ånn curiosa, la primera vez que lo vio en busca de algo para comer, lo abrió encontrandose con deliciosas galletas con chispitas de chocolate. Sus ojos brillaban por ello y por eso es que cada vez que tenía un poco de hambre se dirigía con su libro en brazos a comerse una de esas exquisitas galletas de chocolate.

·     ·     ·

Ånn ya iba por la quinta galleta y Link aún no aparecía. El Sol se estaba poniendo y eso le preocupaba a la chica. No quería que el chico que le gustaba estubiera por ahí andando sólo con todos los peligros que azechaban fuera solo por una cita, aunque sabía perfectamente que Link era capaz de defenderse solo, pero aún así prefería que estuviese en casa. Se levantó con cuidado de la mullida cama del chico y se hacercó a una ventana a observar fuera con una galleta en la boca.

Mientras ella miraba distraida por la ventana, Link entró por la puerta sigilosamente, se acercó a ella y la tomó por la cintura arrastrandola lejos de la ventana y mirando como su rostro cambiaba de uno relajado a uno de miedo y después a uno de sorpresa y alegría, eso sí, su galleta seguía ahí.

-Veo que has descubierto mi escondite de las galletas. -Rió Link. Ånn tragó rápidamente el dulce.

-Bueno, sí, pero no estaban muy bien escondidas. -Dijo en su defensa.

-Eso ya lo sé. -Tomó su mano entrelazandola con la suya y acercándola a su pecho. -Pero ahora no es momento de buscarle otro escondite, sino de nuestra cita.

-Tienes razón, pero no me ha dado tiempo para arreglarme. Espera un segundín. -Suplicó ella.

-Esta bien. Pero no tardes mucho.

Ånn se dió la vuelta y caminó hacia su bolsa para sacar unas prendas para ponerse y un peine. Se giró sobre sus talones para ver si Link aún observaba, y así era. EL hyliano estaba ahí parado de brazos cruzados mirándola.

-Eh... Link. -Lo llamó.

-¿Si? -Preguntó ingénuo.

-¿Podrías? Ya sabes... -Hizo un gesto con su mano libre. -Darte la vuelta.

-Claro, aunque no importa ya te he visto una vez... -Link se dió cuenta de lo que estaba diciendo. Se puso como un tomate.

-¿Qué? -Ånn no sabía muy bien lo que estaba escuchando.

- N-Nada. Olvídalo.

Link sonrrió nerviosamente y se dió la vuelta avergonzado. Ella comenzó a desvestirse y a ponerse su nuevo vestuario. Consistía en un vestido de palabra de honor blanco roto con algunos detalles de croché, el cual fue tegido por una zora que trabajaba de estilista en el palacio y una capa larga azul marino para el frío. Se peinó un poco, pues no era algo que le importase demasiado y con una frambuesa que pilló por allí cerca, se la pasó un poco por sus preciosos labios para darle un toque de color y avisó a Link con un toque en el hombro.

-Ya estoy. -Comentó Ånn abrochandose sus zapatos.

-Vaya... Estás... Joder. -Link la miraba maravillado.

Para él, ella siempre era guapa, pero era la primera vez que la veía un poco más arreglada de lo normal. Y el resultado era increíble. Pensaba en como sería en otras ocasiones, como iría vestida, como se comportaría. Amaba pensar en ella en diferentes situaciones, era extraño, sí, pero le encantaba visualizarla junto a él en un casita casados y felices o verla en la cama entre las sabanas y... "Vale, Link, ya te estás pasando. No deberías de imaginar esas cosas." Le regañaba su angelito imaginario en su hombro. "Y qué más da. Ella no nos escucha. Venga Link sigue pensando en esa preciosa situación, visualizala y cáscatela." Le animaba su monstruo de las hormonas.

-¡Basta! -Gritó Link de repente rojo, tanto de la vergüenza, la ira, la impaciencia y el calentón.

-¿Estás bien Link? Estás un poco raro... -Comenzó a decir la chica extrañada. -Quizás deberíamos dejarlo para otro...

-¡No! -Exclamó rápidamente. -¡Claro que no! Estoy perfectamente.

Dijo juntando sus manos frente a su entrepierna. Debería haber hecho caso a su angelito imaginario y no seguir pensando en aquella situación, pues, ahora aquella presión que sufrió al verla desnuda aquella vez, había vuelto y esta vez estaba frente a ella sin poder esconderse en ningún lado y esperándole para una cita. Lo único en lo que pudo pensar fue "Ahora no..."

Que pillo nuestro Link 7u7






















AngieJoker

《 T R I F O R C E 》 | Link y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora