《 F I F T E E N 》

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Ånn se giró un momento para meter la mano en su bolso y sacar un par de frembuesas que al parecer almacenaba dentro. Se lanzó una a su boca tragándola en el aire indiferentemente y la otra se la lanzó a Link.

-Toma. -Dijo al lanzarsela después de masticar la suya. -Te vendrá bien. Sube las vitaminas y te veo un poco pálido.

Link tomó la frambuesa entre sus dedos y la observó algo desconcertado, mientras ella sonreía dulcemente y caminaba hacia la puerta tomando el pomo de esta.

-¿Qué? ¿Nos vamos? ¿O prefieres pasar la noche con la frambuesa? -Bromeó la chica.

- ¿Q-Qué? No. -Ahora la miraba a ella fijamente. -Estarán buenas, pero no tanto como tú.

-¡Link! -Le regañó ella a la misma vez que reía. Era un sentimiento extraño. Le gustaba que le dijera cumplidos pero a la misma vez le daba vergüenza. En definitiva, estaba sonrrojada.

-Pero si te has sonrrojado... -Se burló con un tono de ternura el Hyliano. -Que mona.

-No soy mona. -Determinó ella seria. Odiaba ser la típica chica mona, tierna, dulce, tímida que no podía hacer las cosas por ella misma. Ella quería ser libre, con carácter y ella misma, por supuesto. -Soy una máquina de guerra.

-Mi máquina de guerra. -Sonrió Link.

-Yo no soy de nadie, pero aún así... Todo está por determinar esta noche, ¿no es así? -Preguntó pícaramente abriendo un poco la puerta.

-Así es, madmoiselle. -Abrió por completo la puerta Link mientras que la tomaba de la mano acercándola a él.

-Pues vamos, monsier.

Salieron juntos de la choza para encaminarse en el bosque. Ann simplemente seguía a Link, quien sabía perfectamente a donde ir, ya que la cita la había preparado él, más o menos. La chica estaba un poco preocupada, ya que estaba anocheciendo y temía que pasara algo malo, pero Link estaba junto a ella, y eso le tranquilizaba. Pronto, con sus nuevos entrenamientos y rutina no le necesitará tanto y podrá ser una mujer autosuficiente, aunque nunca viene mal que tu novio te proteja, ¿no es así? Bueno, de momento no novio, pero sí mejor amigo con casi derecho a roce.

Caminaron durante un rato más y llegaron a un pqueño claro al final de un precipicio. Un gran tronco cortado, se hacía pasar por mesa y otros dos más pequeños, hacían la función de sillas, una en frente de la otra. Ånn estaba asombrada, la vista era hermosa. Se podía ver el castillo real de Hyrule que estaba siendo cubierto por un precioso manto negro decorado de preciosas perlas, es decir estrellas. Su boca estaba entre-abierta y sus ojos rodaban pr doquier intentando ver el gran panorama de una pasada. Link se inclinó un poco para ver su reacción. Sonrió felizmente.

-¿Te gusta? -Preguntó. Ella lo miró a los ojos fíjamente.

-Es asombroso. Es... Es... No tengo palabras para describirlo. -Ånn acarició la mejilla de Link con cariño.

-Todavía no es tiempo para besuqueos. -Urbosa apareció de repente. -No, no, no. Primero ahi que cenar.

Ånn rió suavemente. No se lo esperaba para nada. Estaba muy feliz. Link le ofreció su mano, guiándola hacía su sitio elegantemente y después sentarse frente a ella. Link estaba nervioso, muy nervioso, esperaba que todo saliese bien. Por esa razón al setarse casi tira su vaso al suelo, pero logró tomarlo y colocarlo en su sitio. Sonrió avergonzado, ella rió por la enternecedora escena.

-¿Me permiten? -Preguntó cortésmente la gerudo acercándose a la mesa.

Ellos se apartaron un poco. Urbosa introdujo su dedo en un vaso de cristal, el cual en el fondo tenía un pequeño cubículo de metal. De su dedo salío un pequeño rayo que siguió brillando y chisporroteando alrededor del cubito alumbrando de una manera especial la mesa.

《 T R I F O R C E 》 | Link y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora