Entendimiento

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– Creía que los dragones eran un mito–dijo Witty y todos lo miraron al instante–. ¿Qué?

– Vives en un vasto Multiverso con miles, quizá millones de mundos–dijo Kwen– ¿y nunca se te había ocurrido que esas criaturas podían existir?

– Nunca he visto uno y apenas hay registros en los libros del Ilyceum–se defendió y miró a Leonard en busca de ayuda.

– En eso tiene razón. La documentación sobre esas criaturas es muy escasa. ¿Son hijos del dios de la muerte Drakon, no?

– Así es. O al menos eso dicen las leyendas–respondió Andrés–. Según nuestras leyendas, que pasan de mente en mente, cuando Drakon fue destruido por el Caomante (un omnimante que era a la vez Portador), sus hijos los dragones empezaron una guerra abierta contra el Multiverso junto con las otras dos razas: las brujas y los licántropos. Siendo familia, ya que las brujas descendían de Corva y los licántropos de Ciacal, ambos hermanos de Drakon, se formó un gran ejército que amenazó la integridad del Multiverso. No se sabe cómo, pues las leyendas no lo mencionan, pero Destino encerró a todos estos seres malignos en una dimensión superpuesta dentro de otra en un mundo aislado. Fueron estos hechos los que desencadenaron el nacimiento del dios de la muerte actual, cuyo nombre no se conoce ni puede ser pronunciado más que por otros dioses.

– Conozco esa leyenda–dijo Maldeleine con un brinco–. Mi mamá solía contármela a modo de cuento cada noche antes de dormir.

Leonard asintió. La conocía, pero solo por haberla leído en el "Compendio de Leyendas Vol. 1" de Lazarina Monteavila. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo, sus ojos se iluminaron e hizo callar a los otros antes de decir:

– Ya sé por qué estamos aquí–ante la mirada sorprendida e interrogativa de todos, continuó–. Destino. Piénsenlo, es la única forma. No hay manera de que el portal se haya desviado tanto como para arrojarnos en un mundo tan recóndito y poco transitado. Recuerden, así actúa Destino.

Todos ponderaron estas palabras y se dieron cuenta de que era así. El dios Destino tenía fama de guiar a los héroes del Multiverso a sus distintas misiones por medios casuales, y a veces rebuscados como aquel. Pero eso también planteaba un problema, ya que a no ser que la misión para la cual ellos estuvieran allí para cumplir se completara, no regresarían a su punto de partida con el aprendizaje y la fuerza necesarias para continuar sus vidas en el Multiverso. Los dragones, si realmente representaban un problema, y Destino ya se había enfrentado a él previamente, debía de querer que ellos lo solucionaran. Hacía poco creían que los dragones eran seres míticos, pero ahora eran reales y ellos debían lidiar con ellos. Leonard se volvió al omnimante y le preguntó:

– ¿Cómo son los dragones? ¿Qué tan peligrosos son? ¿Qué habilidades poseen que puedan ser peligrosas? ¿Son grandes como el Zor Eltar o del tamaño de una casa? ¿Realmente exhalan fuego como dicen las leyendas? ¿Has encontrado algún punto débil?

El omnimante levantó las manos en señal de "alto el fuego" y solo cuando Leonard se hubo calmado empezó a hablar:

– Mira, no tengo problema en responderte las preguntas que sean, pero el problema es que no me he enfrentado a ellos. Odian a mi raza, como es lógico imaginar, y me incinerarían con solo verme a un kilómetro de distancia.

– ¿Cómo lo sabes?

– Ellos también son seres vivos. Puedo leer sus mentes, pero son más sensibles que la mayoría y saben cuándo alguien les revisa el cerebro (si es que tienen) y responden con pensamientos horribles. Si tienen debilidades, los oriones no las han encontrado y si, Leonard, si exhalan fuego. Han quemado una gran extensión de bosque allá en el sur y se dirigen hacia acá. Salgo para plantar más árboles y hacerlos crecer con mis habilidades para así no alterar el delicado ecosistema de este mundo, es todo lo que puedo hacer.

Un Viaje a los Bosques de G'aiaWhere stories live. Discover now