Calor en el Bosque

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A la mañana siguiente se levantaron cerca del mediodía. Witty fue el primero en hacerlo, admirando cómo la poca luz del mediodía entraba por altas ventanas que se reflejaban en la madera que los rodeaba. No se habían dado cuenta de cuan cansados estaban hasta que se envolvieron en mantas calientes. Leonard se mostró con muy buen humor, ya que estando descansado y tranquilo, aunque él mismo diría resignado a su destino, le daba fuerza suficiente. No sería sino hasta cerca del crepúsculo que saldrían para ver el lugar donde habitaban los dragones, al sur de G'aia. Harían reconocimiento, les dijo Andrés, junto con una brigada de oriones entrenados en el sigilo. Luego planearían su estrategia para pelear contra los dragones si los términos del rey Alaric no eran del agrado de las viles criaturas. Se sabía que estas elegirían pelear, en eso se parecían a los licántropos, dijo el omnimante.

– ¿A los licántropos les gusta pelear? –preguntó Witty.

– Les fascina–respondió Andrés–. Recuerda que son hijos del dios Ciacal, que era el dios de la muerte por guerra.

– Es cierto, los tres eran dioses de la muerte pero por un tipo de muerte cada uno ¿no?

– Así es. Drakon era dios de la muerte por asesinato premeditado, Ciacal por la muerte en el campo de batalla o por riñas, y Corva la diosa de la muerte por omisión y desinterés. Es por ello que las brujas son muy poco comunes, prefieren ver a la gente matarse entre sí que asesinar por sí mismas. Claro, no todas, como ya les comenté.

Era increíble la cantidad de leyendas y hechos que conocía Andrés, pensó Leonard. Así que le preguntó:

– ¿Dónde aprendiste todo esto? Eres una enciclopedia ambulante sobre leyendas y criaturas del Multiverso.

– Nuestros conocimientos, como les dije antes, pasa de mente en mente. Cuando uno se convierte en omnimante adquiere la capacidad de leer las mentes, es una habilidad que requiere práctica, pero muy útil una vez que se domina. En fin, cuando mi maestro decidió que estaba listo, conectó conmigo y me transmitió estos conocimientos. "nunca sabes cuándo te serán útiles" me dijo. Su maestro también le dijo lo mismo, así que esos conocimientos han estado allí esperando ser útiles. No han probado serlo todavía pero al menos sirven para ilustrar un poco a seres curiosos como ustedes. Saben muy poco de mi raza, creí que estudiaban magia.

– Es que ustedes no usan magia realmente–dijo Kwen–.

– Es verdad. Pero somos una variante de ella, aunque algo más primitivos en ese sentido. Hubo naturaleza mucho antes de que hubiese magia en el Multiverso. Incluso se cuenta que la diosa Naturaleza ya existía antes de que Destino se convirtiera en el padre del Multiverso. En varias leyendas Destino llama a Naturaleza "Hermana Mayor".

– Conozco esa leyenda–dijo Leonard, tratando de recordar–. Según ella, Destino era humano, luego Ascendió y creó el Multiverso, pero estando ya Naturaleza le pidió que lo ayudara y le enseñara a ser un dios.

Andrés asintió.

– Claro, son leyendas de todos modos. No existían los omnimantes sino hasta que el Multiverso fue instaurado, pero la Gran Madre se alegró mucho cuando pudo contar con nosotros para proteger los bosques, hacer crecer las plantas tan alto que casi tocaban las nubes, socorrer a los seres vivos que requerían ayuda, comunicarnos con todos ellos como hermanos. De una forma nosotros fuimos el regalo de Destino para ella, una especie de regalo de agradecimiento, supongo. Mi maestro lo veía de esa manera, "somos un regalo para nuestra madre y para el Multiverso. Esa es la razón de que pasemos las leyendas, para que no lo olvidemos y conozcamos nuestro lugar en el Rombo"

– ¿Rombo? –Preguntó Maldeleine– ¿No es ese el nombre antiguo que se le daba al Multiverso?

– ¿Antiguo?

Un Viaje a los Bosques de G'aiaWhere stories live. Discover now