Capítulo 4: "Mama"

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Jung Hoseok

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Jung Hoseok


El bailar había resultado mejor terapia para mi que cualquier cosa en el mundo, era capaz de mantenerme despierto y activo por mucho tiempo, disfrutaba pasar tiempo con la gente y saber que era querido, mi corazón se llenaba cada vez que veía sonreír a la gente que me rodeaba.


Hubo un tiempo en el que me hacía feliz ver a mis amigos sonreír sin importar el motivo, eso nos llevó a cometer delitos leves e inmaduros creyéndonos la mejor cosa del planeta, los mejores anarquistas contra el sistema; pero ellos se veían tan completos que sólo los seguí sin importarme nada. Después de caer hospitalizado me di cuenta que no todo lo que nos hace sonreír nos llena de verdad, todas esas cosas que decidí hacer no llenaban el vacío que había dejado mi mamá al abandonarme en un parque de diversiones sólo con un snikers  para sobrevivir, me dijo que cerrara los ojos y contara...pero ella jamás volvió, he buscado la explicación pero no puedo hallarla. Mi narcolepsia empeoró después de eso, solía quedarme dormido en clases, a estar tan delgado que me servían doble ración de arroz en el orfanato donde comencé a vivir, y a tener alucinaciones con que mi madre regresaba o de garabatos en las paredes.

La gente se preguntará si la odio, la respuesta es no, la verdad no puedo juzgarla, no recuerdo mucho de mi infancia pero para llegar a esos extremos debió ser algo muy grande. Sigue doliendo incluso cuando cierro los ojos durante las noches, pero sé que si ella volviera correría a sus brazos, la perdonaría y le daría las gracias por que sin su primer esfuerzo por mantenerme en el mundo jamás hubiese tenido lo que ahora tengo. Siempre que hago algo pienso en mi madre, en cuan orgullosa podría estar sabiendo lo que he logrado, es mi inspiración muchas veces.

Después del intento de suicidio de Jimin decidí que quería sobrevivir de una manera distinta, que la vida era un regalo y que cualquier caída era una oportunidad para levantarse y triunfar. Aunque para llegar a ese pensamiento tuve que llorar mucho, el solo recordar la mirada de la madre de Jimin sobre mí me hacía sentir mal, cada vez que lo hacía me daba a entender que yo era el culpable de lo que su hijo había hecho, ya que nunca mencioné que tenía narcolepsia y que era común colapsar en todo momento. Decidí que eso no me detendria, habíamos sobrevivido.

Me esforcé hasta el cansancio hasta que logré mi primer objetivo, Jimin y yo logramos ascender rápidamente en la escuela de baile, juntos podíamos lograr muchas cosas y eso me hacia muy feliz, prácticamente todo nuestro grupo se había separado pero él era uno de los pocos que seguía ahí, por su amistad podía hacer lo que sea.


Mi siguiente logro fue quedar en la academia más prestigiosa de la ciudad, había ganado una beca pero no me sentía tan feliz puesto que Jimin no había quedado, durante la noche anterior estuve pensando en que debía rechazarla. Iba a extrañar mucho la escuela, a la gente que veía todos los días, a Jimin que se había transformado en mi hermano y a Momo, jamás pensé que podía sentir lo que siento por ella, es una mezcla extraña entre muchas cosas ¿era normal sonreír como idiota cada vez que estaba cerca de ella? Siempre animándome cuando me quedaba hasta tarde practicando, ella también lo hacia; me había enamorado de su esfuerzo, su entrega a lo que le gustaba, era tan incondicional como su amistad hacía a mí, la quería pero no me atrevía a decírselo y perderla para siempre. 


Y ahora ella estaba frente a mí, sosteniendo un pastel de fresa con una vela, incluso yo había olvidado mi cumpleaños, cerré los ojos y deseé que nunca acabara, que Momo y los chicos nunca se separan de mi lado, que la amistad que nos unía a los 7 volviera a ser la que era pero versión 2.0, sin delitos, sin intentos de suicidio, sin falsas sonrisas, solo nuestra amistad sincera.



—¡Gracias, enserio! Gracias, esto que han hecho por mi no lo olvidaré jamás 



—feliz cumpleaños Hoseok— murmuró Jimin sonriendo, me causaba ternura que sus ojos desaparecieran cuando lo hacia



—Escuche que dejarás la escuela mañana, quería saber si tu...— Momo dijo desviando la mirada cuando se topó con la mia



—¿yo? 



—¿podríamos bailar una última vez? La canción que habíamos ensayado para el proyecto de fin de año


—¡si! Digo... Si quieres, y que bueno que Jimin está aquí para aprenderlo, él me reemplazará en la actividad ¿verdad ChimChim?



—daré mi mejor esfuerzo— Jimin levantó una mano y momo le sonrió divertida y asintieron a la vez



Bailar con momo era una de las cosas más maravillosas que hasta ahora había vivido, cuando la miraba de reojo ella seguía sonriendo, disfrutando el moverse. Una parte del baile hacia que incluso me pusiera a sudar de lo nervioso que me ponía, yo cerraba los ojos y ella buscaba mi atención rozando con sus dedos mi barbilla, era mi parte preferida junto con el final cuando entrelazábamos nuestras manos, sentirme completo era poco, me sentía entero, éramos uno sólo al bailar.
Mi celular comenzó a sonar con la misma canción que bailaba con Momo, era un teléfono desconocido pero los últimos números me indicaban que era el directo de la oficina del papá de Jimin, no alcance a contestar así que tenía dos llamada pérdidas, una de TaeTae y otra del incógnito, llame de inmediato al segundo porque era más reciente, seguramente lo de Tae era sólo porque no podía dormir, por eso la llamada en la madrugada. 


  — Es tu papá, Chimchim


— Corta ahora mismo



—¿hola? ... ¿Señor Park? ah ¡Namjoon! ¿Por qué hablas desde el teléfono de la estación de policía? ¿Hiciste algo malo?



Su respuesta me dejó helado.



—¿qué pasó, Hoseok? ¿Está bien? — Momo tocó mi hombro, yo solo miré a Jimin



—Es Namjoon...dice que le avisemos a Taehyung y a Suga —volví a intentar escuchar a Nam, pero este ya había cortado la llamada


— ¿Sobre qué? no te entiendo ¡Hoseok!


— Atropellaron a Jungkook 

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