XI

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Me despertó el brillante sol entrando por mi ventana con la noción del tiempo pérdida, esta vez no hubo sueños, quizá porque me sentía demasiado cansada.
Tocaron la puerta y asomó la cabeza de Victoria.

—Adelante— Le dedique una sonrisa.

—Le traje lo de siempre— Puso un cuenco, una jarra y toallas en una mesa.

— Gracias —Por alguna razón mi cuerpo se sentía extraño pero feliz.

—¿Está bien señorita?—La preocupación resonó en su voz.

—Si, estoy bien, solo estoy pensando en...—De pronto todo lo ocurrido anoche envolvió mis pensamientos, recordé las palabras de Asphelter, él estaba en peligro y tenía que hacer algo.

—¿En el príncipe?—Su voz se volvió divertida.

—Si, en el—Le seguí el ritmo—¿Sabes dónde está?

—El se fue hace un rato con su ejército, el rey pidió que se marcharán lo antes posible.

Sentí como un dolor inundaba mi corazón, tenía que salir de ahí lo antes posible sin que nadie se diera cuenta.

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Pasado medio día por fin pude librarme de la vista de Victoria, camine por los enormes pasillos apresurada y llena de angustia hasta que girando me tope a la Reina, tenía puesto un vestido elegante azul que hacía juego con su collar de perlas y aretes, su cabello perfectamente peinado con su corona de oro haciéndola deslumbrar más. Ella ya era un poco grande, las arrugas ya se asomaban en su rostro y algunas canas salían de su cabello negro.

—Su alteza—Me apresure a decir haciendo una reverencia.

—Pero que niña tan curiosa, ¿a dónde vas con tanta prisa?— Tan imponente y perfecta era su voz que me causó un pequeño escalofrío.

— Yo... Solo iba...—Mi mente estaba en blanco.

—Si buscas a mi hijo, el no está aquí, está dirigiendo al ejército del reino para conquistar sus futuras tierras— Me examinó de pies a cabeza.

—¿De verdad? Quiero decir, no lo sabía— Evite su mirada

—Oh pequeña, ahora lo sabes, así que deja de caminar así por el castillo, puedes lastimar a alguien—Me dirigió una sonrisa y siguió su camino.

Al dejar de escuchar sus pasos relajé todo mi cuerpo y continúe caminando, baje unas cuantas escaleras y por fin llegué a la entrada del castillo, recordé que Asphelter y Daniela me dijeron que podía pedir lo que necesite así que rápidamente me dirigí a los establos para pedir un caballo, por suerte tenían un caballo color negro ya listo y sin perder más tiempo monté en el y salí del castillo, tenía que recorrer primero gran parte del pueblo y de ahí dirigirme al bosque. La adrenalina se iba apoderando de mi, empujando a las personas y tirando objetos a mi paso comencé a ver los enormes árboles. Me adentre y todo el rato sentí como algunas ramas raspaban mi cuerpo.
Por fin en un lugar totalmente solo baje del caballo y até su cuerda en un árbol, camine más profundo para no asustar al animal, una vez sola comencé a quitar toda mi ropa y al estar desnuda cerré mis ojos y mi cuerpo en segundos se estiró y me convertí en aquella bestia feroz, no hubo dolor, no hubo hormigueo, sin dudarlo un segundo más emprendí vuelo a toda velocidad hacia el sur, tenía que ser rápida antes de que algo pudiera pasarle.

Sobrevole el castillo y me aleje de Velorum, estaba en una zona sin poblar, un campo enorme con algunos árboles en el paso y un pequeño río cruzando el lugar, agudice mi vista y pude ver que la batalla ya había comenzado, Velorum y Orionis se atacaban sin piedad, todo era tan rápido que sin dudarlo comencé a descender y con ayuda del agua hice una ola gigante qué arroje a algunos arqueros que desde lejos mataban sin piedad; el estruendo del agua contra el suelo hizo que todos dejarán de pelear y los arqueros yacían muertos, mandé el agua a su lugar lo que hizo que todos mirarán al cielo y fijarán su atención en mí.

Cómo si el tiempo se hubiera detenido nadie dijo ni hizo nada, de manera rápida busque a Asphelter, y ahí estaba, montado en un caballo gris con una armadura roja cubriéndolo y una espada manchada de sangre. Al saber que estaba a salvo deje escapar un enorme rugido que exaltó a todos los guerreros.

—¡Ataquen al Dragón!—Grito un hombre de Orionis.

Las flechas y lanzas comenzaron a ir hacía mi, en un acto rápido escupí fuego y estas cayeron hechas cenizas; en una maniobra rápida descendí totalmente al suelo y tome a varios soldados, ascendí y los deje caer como si de hojas se tratará.

—¡No den marcha atrás!—Era la voz de Asphelter haciéndose escuchar por encima de todo— ¡Destruyamos Orionis!¡Hoy será nuestro!

Los gritos de los guerreros se hicieron presentes y siguieron peleando mientras que yo escupía fuego y usaba el agua para acabar con una enorme cantidad de soldados de Orionis.
Poco a poco los soldados se redujeron y Asphelter con mi manipulación del agua logro acercarse al rey de Orionis, este le cortó la cabeza sin piedad.

—¡El Rey Bjorn ha muerto!—Su grito resonó por encima de todo—¡Orionis es nuestro!

Al escuchar esas palabras rápidamente comencé a ascender y a salir rápidamente del campo de batalla, algunas flechas intentaron alcanzarme pero todo fue en vano, mi corazón se sentía aliviado al saber que Asphelter estaba bien y había ganado, pero algo me decía que algo saldría mal.

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Regrese al castillo tarde, ya casi no habían personas caminando por los pasillos, tuve suerte de no haber encontrado a la princesa, no podía verme con la ropa así. Me fui lo más pronto a mi habitación para desprenderme del sucio y roto vestido, me puse un camisón limpio y por fin pude descansar.

Una vez en cama mi cabeza no paraba de pensar, quizá no estuvo bien que haya intervenido en la guerra, después de todo si los humanos no sabían de nosotros era por algo; siendo bestias podíamos acabar fácilmente con ellos, lo más probable es que nos ocultamos por su bien.
Sus ambiciones son grandes, no les importaría morir con el fin de obtener algo grande y nuevo, en momentos así extraño a mi madre, ella me habría dado más datos acerca de si los humanos ya se han topado con nosotros y si hubo algún tiempo donde vivíamos en paz.
Ahora solo somos leyendas para ellos, pero por mi acto egoísta eso terminaría, no me preocupaba que nosotros fuésemos destruidos, me preocupaba que los humanos sean extintos, después de todo son buenas criaturas, la princesa fue muy amable al traer a una desconocida a su hogar, Victoria es muy atenta al servirme y ayudarme en todo lo que necesito para comprender este lugar y Asphelter... El ha robado mi corazón, las historias que he leído en los libros al parecer son ciertas, se puede encontrar amor cuando menos lo esperas o en mi caso, cuando ni sabías ni de su existencia.
Poco a poco mi mente dejo de pensar y en segundos mi cuerpo se dejó llevar por el cansancio y el sueño.

Siete SegundosWhere stories live. Discover now