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POV's Julieta

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POV's Julieta

Toque tres veces en la puerta del apartamento de Jackson, los nervios carcomían mi interior. No sabía ni cómo empezar a hablarle, ni que decirle para no llegar a empeorar la situación, lo peor había pasado, o al menos yo lo veía así. El que nos hallamos disculpado por haber lastimado al otro había sido sinceramente demasiado. Y más, para dos personas orgullosas. Peter se había ido hace cinco minutos exactos pidiéndome que lo llamara para recogerme, o si no él me cubriria.

Tome aire cuando se abrió la puerta, sentí que estaba en una persecución, cuando no era así. Pero simplemente temía por su reacción.

¿Acaso así iba a ser toda mi vida?

¿Acaso no podía ser feliz con quién amaba?

— Hola. — susurré con una medio sonrisa cuando el abrió la puerta, de pronto aparece Mark con un pequeño morral en sus hombros.

— Jack, hoy no estaré acá iré con Liam... — se calló cuando me vio, sonrió con picardía y beso mi mejilla — Utilicen protección. — con eso se va , pero grita en el pasillo — ¡Aún no quiero ser tío!

Mis mejillas están rojas, las escondí en mis manos, siento como él me envuelve en sus brazos y por su risa el pecho de él vibra de una forma ronca y bella, solo él causaba que imaginara, sintiera y quisiera estar así toda mi vida.

— Hola. — susurra él, mis brazos rodean su cintura y cierra la puerta con una de sus piernas sacándome una risa — ¿Cómo estuvo tu día?

Suspiré. — Me duele la cabeza, creo que todo el estrés de hoy me tiene asi.

— Julieta, ¿No has comido? — negué, ¿Cómo no iba a comer? Tener a Miles de hipócritas en una mesa te cerraba el apetito hasta el fondo — Ven, Mark había preparado algo ayer y lo dejo en el refrigerador.

En efectivo, de la mano me llevo a la cocina y saco del refrigerador un poco de lasaña.

¡Mark era un puto amo en la cocina!

Así que no podía negarme a probar bocado de su alimento. Miré su espalda bien formada mientras metía la lasaña al microondas y la calentaba. Su cabello azabache estaba un poco largo, no tanto pero le quedaba bien. Era extremadamente alto y su piel blanca pero bronceada lo hacía ver sexy. Nunca me había quedado a detallar ninguna parte de él a cuerpo completo como lo estaba haciendo ahorita.

— Si me tomas una foto, me verás mucho mejor. — comento mirándome de soslayo.

Me pegué mentalmente. Me había quedado mirando fijamente. Su cara era totalmente prohibida para todo ojo femenino, ¿Por qué tenía que ser tan guapo? ¿Por qué más de una chica tenía que estar tras de él? Al parecer su genética era totalmente prohibida para toda la población femenina.

Me sentí celosa de que alguien más quisiera quedarse con él y más ahora que tenía todas las posibilidades si llego a contraer el matrimonio, cosa que es casi un 99.9% probablemente y el otro porcentaje sobrante quedaba en que no me casará y la única manera es morirme entre estos días. La muerte me libraría de eso. Pero no era la solución.

Maravillosa TentaciónWhere stories live. Discover now