Capítulo IX

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Lady Camila ese fin de semana desfilaba por la pequeña iglesia del pueblo con un hermoso vestido blanco. Pues las dos señoras Hill, La señora Alice y la señora Edith con ayuda del ama de llaves y transformaron el vestido que había usado Sol, usando el vestido que la ama de llaves tenía guardado de la Duquesa madre de Lady Camila.

Tomaron el hermoso velo largo que usó la difunta Duquesa y le colocaron las piedras que tenía el velo de Sol y al vestido que usó Sol lo transformaron colocándole la larga cola del otro y cambiaron las aplicaciones.

Cuando la novia desfilaba por la iglesia de mano de su hermano el Duque, solo las señoras Hill sabían que era el mismo vestido, pues todos los demás invitados elogiaron lo hermosa que estaba y hasta su mismo esposo le dijo cuando salieron de la iglesia:

––Este vestido es mucho más hermoso que el de Sol.

––¡Jajaja! ¿Le gusta esposo mío?

––Me gusta mucho, más dentro de poco lo odiaré.

––¿Por qué?

––Sólo a usted podía habérsele ocurrido que tuviese tantos botones en la parte de atrás.

—Pensé que eso haría más entretenido el momento, esposo mío.

Todos disfrutaron del almuerzo que se preparó por motivo de las nupcias, más después el novio señaló:

––Las temperaturas están descendiendo y no deseo que mi esposa se enferme, así que nos despedimos de todos, disfruten de su estancia en Exeter.

La novia muy sonrojada fue escoltada por su esposo al carruaje que los esperaba, mientras la familia les decía adiós.

Cuando estaban en el carruaje ella le preguntó:

––¿A dónde nos vamos?

––A la residencia de huéspedes.

––Pero mi hermano y Sol.

––Ellos van de camino a su tiempo de miel.

––¿Cómo?

––Eso era lo poco que Alan podía hacer por nosotros después de darle usted tan grande dicha.

––Conrad, eso no es correcto, es decir salir tan rápido haciendo creer a todos que íbamos lejos.

––Nadie sabrá donde estamos.

––¿No comprendo?

––Sus secuaces, nos enviarán alimentos y el lunes nos marcharemos.

––¿Mis secuaces?

––Sí el señor y la señora Harman, nadie sabrá donde estamos.

––Y el personal de la residencia de huéspedes.

––Están visitando a sus familiares, Alan los envió para poder estar solo con Sol.

––¡Oh!

–– Ahora mi adorada, le ha tocado a usted estar sola con su esposo, cosa que le confieso que he esperado y soñado desde el momento en que la besé, desde ese entonces es mi anhelo estar a su lado, mi mente y corazón solo deseaban que este día llegara.

Él hablaba en un tono tan conmovido que ella se acercó más hacia él.

—Te amo Conrad ––, dijo ––. Te amo tanto que, al igual que usted, soñaba con ser su esposa.

El señor Conrad la estrechó entre sus brazos y buscó sus labios y ella comprendió que sus besos encerraban, no sólo su amor, sino la pasión que su esposo había contenido.

Improvisto Amor IITempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang