15° Seis de la mañana

749 45 0
                                    

La puerta de la habitación se abre y Mikel entra cansado mientras se  quita la corbata. Me encojo en la cama, no he hablado con él desde ayer, y me avergüenza la situación en la que estaba.

—Pensé que la reunión iba a ser corta. —Habla Dave a mi lado con la boca llena.

—Pues ya ves que no ha sido así. —Son las nueve de la noche, sí que han tardado. Dirige su mirada hacia mí y me sonríe. —Bonitas gafas. —Funzo el ceño y rápidamente me acuerdo.

—Mh. —Me cruzo de brazos algo nerviosa.

Se sienta enfrente de mí y coloca algunos mechones de mi pelo detrás de mi oreja. —¿Cómo estás? —Emplea un tono dulce.

—Mejor que Fred, seguro. —Escucho las carcajadas de ambos hombres y no puedo evitar unirme. —Sois unos brutos.

—¿Somos? —Mira interrogante a su hermano.

—Nina bajó a por sus cosas y discutieron.  —Explica. —Cuando llegué la había empujado tirándola al suelo. —Mikel me mira serio y aprieta sus puños. —El resto es historia.

—Ese imbécil no te volverá a tocar ni un solo pelo. —Afirma.

—Tengo miedo. —Admito. —Por vosotros. —Aclaro. —¿Qué pasa si os denuncia? —Les miro a los ojos preocupada.

—No lo hará. —Habla Mikel con total seguridad mientras mira a su hermano y sonríe.

—Y si lo hace... —Hace una pausa. —Nah, no lo hará. —Su risa inunda mis oídos y me relaja. Dave puede que sea el hermano que me falta.

—Alistad las cosas, dentro de una hora tenemos que ir al aeropuerto. —Mira su reloj y se mete en el baño a ducharse.

—¿Siempre tiene todo calculado? —Le pregunto a Dave asegurándome de que Mikel no nos pueda escuchar. —Siempre mira su reloj. —Recuerdo todas esas veces que me decía los minutos u horas exactas que faltaban para algo mientras miraba atento su reloj.

—Le gusta tener todo bajo control. —Me sonríe y coje un puñado de patatas fritas llevándoselas a la boca.



Dos horas después ya estábamos en casa.

—Será mejor que todos nos vayamos a dormir. —Mira a Dave de forma confidente.

—Si, hasta mañana. —Le responde de forma rápida. Se acerca a mí y me da un beso en la cabeza como despedida y sube las escaleras. —Buenas noches pequeña. —Sonrío por su total confianza que tiene hacia mí.

—Hasta mañana. —Susurro.

Mikel me mira serio desde la distancia. —Ni se te ocurra meterte con mi hermano. —Habla amenazante. Río por lo molesto que se ha puesto de repente.

—Tranquilo, si me quisiera meter con algún hermano, no sería precisamente con él.—Le lanzo una mirada y subo las escaleras preguntándome por qué he dicho eso y de donde he sacado el coraje de soltar esas palabras.

Me meto en mi habitación, me pongo el pijama, hago una especie de moño con mi pelo y trato de dormir.

Imposible. Miro la hora y son las seis de la mañana, no puedo quedarme ni un minuto más en la cama dando vueltas y vueltas.

Bajo al salón y la puerta blanca me llama a gritos. Mikel me contó que esa habitación estaba insonorizada, por eso es por lo que nunca le escuchaba tocar.

Bajo las escaleras encendiendo la luz y voy hasta el hermoso piano de cola que hay.
La última vez que estuve aquí fue cuando Mikel me pilló. No he vuelto a bajar por miedo de si se encontraba aquí.

Lo hice por él [Venganza #2]Where stories live. Discover now