capítulo 29

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No sabía dónde estaba Wook. Necesitaba pensar como Yesung: ¿dónde lo escondería si fuese él?

En un sitio del que fuera difícil escapar y que fuera difícil de encontrar, razoné.

Repasé el edificio mentalmente, limitándome a las plantas superiores. Las posibilidades eran que Wook estuviera en la segunda, la última, sin contar la pequeña tercera planta, que era más bien un ático. Una escalera de caracol estrecha a la que sólo se accedía desde la segunda planta conducía al ático. Arriba había dos aulas tipo bungalow: el aula de español avanzado y la redacción de la revista digital.

Wook estaba en la redacción. Lo sabía.

Avanzando lo más rápidamente posible en la oscuridad, acometí a ciegas dos tramos de peldaños. Después de un par de intentos fallidos encontré la estrecha escalera que conducía a la redacción de la revista digital. Al llegar arriba empujé la puerta.

—¿Wookie? —llamé en voz baja.

Él respondió con un gemido.

—Soy yo —dije, dando cada paso con sumo cuidado por el pasillo entre escritorios, intentando no tropezar con nada para no dar ninguna pista a Yesung—. ¿Estás herido? Tenemos que salir de aquí. —Lo encontré echo un ovillo en el fondo de la sala, apretando las rodillas contra el pecho.

—Yesung me ha golpeado en la cabeza —dijo—. Creo que me he desmayado. Ahora no veo. ¡No veo nada!

—No, no es eso. Yesung ha cortado la corriente y está todo oscuro. Coge mi mano. Tenemos que bajar ahora mismo.

—Creo que me ha hecho daño. Me late la cabeza. ¡Creo que me he quedado ciego!

—No estás ciego —susurré, sacudiéndolo suavemente—. Yo tampoco veo nada. Tendremos que bajar las escaleras a tientas. Saldremos por el gimnasio.

—Ha puesto cadenas en todas las puertas.

Un silencio tenso se interpuso entre nosotros. Recordé a Yesung deseándome suerte al escapar, y ahora sabía por qué. Un escalofrío se extendió desde mi corazón al resto de mi cuerpo.

—La puerta por la que entré no estaba bloqueada —dije finalmente—. Es la puerta del lado este.

—Pues debe de ser la única. Yo he visto cuando ponía cadenas en las otras. Ha dicho que así nadie estaría tentado de escaparse mientras jugábamos al escondite. Ha dicho que fuera no valía esconderse.

—Si esa puerta es la única desbloqueada, intentará bloquearla. Nos esperará allí. Pero no iremos por allí. Saldremos por una ventana —dije mientras urdía un plan—. Por el otro lado del edificio. Es decir, por este lado. ¿Tienes tu móvil?

—Yesung me lo ha quitado.

—Una vez que salgamos nos separaremos. Si Yesung nos persigue, tendrá que decidirse por uno de los dos. Él otro irá por ayuda. —Ya sabía a quién elegiría Yesung. Wook no le servía para nada, sólo como señuelo para atraerme—. Corre tan rápido como puedas y encuentra una cabina. Llama a la policía. Diles que Hyukjae está en la biblioteca.

—¿Está vivo? —preguntó Wook con voz temblorosa.

—No lo sé.

Permanecimos acurrucados juntos, y noté que tiraba de su camisa para secarse las lágrimas.

—Todo esto es culpa mía.

—La culpa es de Yesung.

—Tengo miedo.

—Estaremos bien —dije tratando de transmitirle confianza—. He apuñalado a Yesung en la pierna con un escalpelo. Está sangrando mucho. Es probable que renuncie a perseguirnos y vaya en busca de ayuda médica.

Secreto (KyuMin)Where stories live. Discover now