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-¿te veré mañana?- Sebastián me lo pregunta como si de todos modos me fuera a obedecer, bien podría decirle que no quiero verlo y él se aparecerá por la mañana o en el transcurso de la tarde con su maldita sonrisa encantadora me dirá que está aburrido y probablemente terminemos peleando en algún momento de nuestra salida para después pedir disculpas y volver a mi casa con un montón de confusión dentro de mi cabeza, así eran los días con él en mi vida.
-como quieras- le devolví el casco y me acomodó el cabello como todas las veces que salimos, me acompañó a la puerta del edificio y plantó un beso en mi frente que podría derretir a una paleta en el antártico.
-entonces sí, nos vemos mañana, te...- Sebastián se quedó callado, bajó la mirada al suelo y sus manos las pasó por su cabello despeinándolo completamente, pensándolo bien cada vez que estaba nervioso el gesto se reproducía, para ser actor para mí era predecible los movimientos que llevaba a cabo, apuesto a que ahora se morderá el labio inferior, ¡lo hizo!, ahora se acercará a mí y me dará un beso en los labios... de nuevo no me equivoqué, se beso fue lento y suave, como todas las veces que se despedía de mí para marcharse a su departamento.
-cuídate Stan- él asintió.
-espera, no te muevas de aquí- corrió de vuelta a su motocicleta y abrió la canasta de esta, después lo vi venir con mi cámara en mano, fruncí el ceño y la tomé, en realidad se la arrebaté de las manos.
-¿Qué haces tú con mi cámara... de nuevo?- él se encogió de hombros y se sonrojó al instante, metí a mi pequeño bebé al bolso que llevaba y volví a mirar a Sebastián con toda la furia que podría acumular mi cuerpo.
-me gusta filmar nuestras citas, es... interesante- rodé los ojos y me acerqué a él para darle un buen jalón de cabello.
-no vuelvas a tomar mi cámara sin permiso, no se la presto a nadie, ¿entiendes?, a nadie, es mía- Sebastián sonrió de lado y besó mi mejilla.
-¿Qué tal si en uno de esos videos está la pieza clave para tu película?, conste que yo solo quise ayudar- sin más se fue, escuché el horrible sonido de su vehículo y luego como daba una estrepitosa vuelta en la esquina. ¿Qué podría haber de interesante en los videos que yo no hubiera visto ya?
-hola Billy, ¿todo bien?- mi amigo asintió pero sin contestar, me percaté de que hablaba por teléfono, amablemente me despedí de él y saludé al otro guardia de seguridad, Carl, él me recordaba a mi abuelo, siempre jugando al ajedrez.
-¡Alexa, estoy en casa!- mi amiga asomó la cabeza por la puerta de su habitación y me hizo una seña de silencio, yo entendí y me fui a la cocina por un vaso con agua para después irme al baño a hacer mis necesidades.
-no puede ser, tengo una montaña enorme de tarea- dije viendo mis pendientes descansar en el escritorio, aunque algo más descansaba ahí al lado, era un arreglo, parecía de flores pero estas se veían diferentes y más pequeñas, el arreglo venía envuelto en papel transparente, con cuidado lo desenvolví y quité la tarjeta, entonces toqué una de las florecitas, estaba húmeda, y olía a mango, me lamí un dedo y supe entonces que no eran flores sino frutas cortadas en su forma, se me hizo agua la boca porque también había fresas bañadas en chocolate, nunca nadie me había mandado flores y mucho menos un detalle así de rico... abrí la tarjeta con cuidado y en una letra no muy linda venían las siguientes palabras:
"no sé si te gusten las flores, pero a todo el mundo le gusta la comida, así que no puedo *******, además el arreglo es original y bonito...como tú, felices cuatro meses, que en realidad son días pero... tú ya sabes el trato- Sebastián Stan."
-¿ya lo viste?, dime por favor que son novios de verdad- me giré para encarar a mi amiga recargada en el marco de la puerta, Alexa y Chris estaban viéndome como si yo fuera una película de comedia romántica.
-no, eso jamás pasará, ya te lo dije- Alexa hizo un puchero triste y miró a Chris, él entró a mi habitación y se sentó en mi cama como si fuera lo más normal del mundo.
-¿Por qué no?, Chris es muy... romántico, tierno, agradable, te cuida, te busca, se llevan bien- comentó Alexa sentándose en las piernas de Chris, yo negué y me senté frente a ellos en mi silla de rueditas para escritorio.
-¿si sabes que le pago no?, él no hace todo esto porque lo sienta, lo hace porque al final de estas dos semanas va a ganarse quinientos dólares- Chris ya lo sabía de todos modos así que no me importó volver a divulgarlo, el moreno torció el gesto y parecía indeciso a hablar.
-tal vez si lo sienta...- comentó temeroso, pero si era igual de soñador que Alexa, ambos perdidos en un mundo gobernado por idiotas amorosos que de mascotas tenían un unicornio.
-digan lo que quieran, yo sé que esto no es real... si quieren cómanselo, yo no lo quiero- me levanté y tomé el arreglo, lo llevé a la cocina y ahí lo dejé, no quería verlo, me había molestado porque incluso aunque yo quisiera esto no podría pasarme a mí solo porque sí, Sebastian era demasiado lindo y gentil como para ser verdad, un chico como él jamás ni en mil años saldría con alguien como yo, él era un muchacho destinado a una princesa o algo parecido.
-¿enserio no lo quieres?- preguntó mi amiga detrás de mí, yo negué sin verla y me fui de nuevo a mi habitación en donde ni Chris ni ella estaban más, saqué el disco de mi cámara y lo arrojé por ahí, muy lejos donde no pudiera perturbarme más, también apagué mi celular porque Sebastian en cualquier momento llamaría para anunciar que había llegado bien, este sentimiento de decepción era terrible, me sentía como cuando yo deseaba un muñeco y papá me decía que no podía comprármelo, nunca podría tener a Sebastián a menos que yo le pagara de por vida y le obligara a estar conmigo, seguramente acabadas estas dos semanas se iría y no volvería a verlo en la vida, no puedo decidir si estaba pensando en esto porque de verdad deseaba que Sebastian me amara de verdad o porque en estos momentos acabo de manchar mi vestido de sangre lo cual significaba que mi periodo había llegado y me hacía una mala jugada con mis emociones, ya podía ver estos días lo sentimental que andaría.
-mierda- me levanté y corrí al baño, saqué toallitas femeninas y me quité el vestido y las pantaletas, tomé ropa de mis cajones y me di un buen baño, cada vez que cerraba mis ojos veía la sonrisa de Sebastián , sus ojos color azules, su nariz, sus orejas, su cabello, sus labios... los abrí y me encontré de nuevo en el baño acostada en la bañera sumergida en agua llena de jabón, no quiero sentirme de este modo, maldito periodo inútil, como detesto cuando mis emociones están a flor de piel y yo no puedo hacer nada para controlarlas, si tuviera un súper poder seguro sería el de controlar las hormonas. Cansada de todo me sumergí en agua y quedé ahí por varios segundos, era buena aguantando la respiración, de hecho me atrevo a decir que soy la mejor, con James y Steve siempre jugábamos y cada una de las veces aquellas les patee el trasero en su propio juego. La imagen de Alexa apareció por encima del agua, se veía molesta y a mí me asustó de muerte, tanto que tragué un poco de agua con sabor a jabón y terminé agitada tosiendo y tocándome la cabeza.
-¿Qué pasa por tu cabeza?, estuve tocando como loca, pensé que habías resbalado o algo y estabas desmayada- quité el exceso de agua de mi cara y miré a Alexa, ella tenía el teléfono en la mano y un cuchillo en la otra.
-¿Qué te pasa a ti?, ¿Por qué traes un cuchillo en la mano?- ella miró el artefacto.
-lo utilicé para abrir la puerta, ahora toma, te habla tu mamá- me tendió el teléfono, lo tomé y ella salió del baño cerrando la puerta para darme privacidad.
-hola mami, ¿Cómo estás?- ella sonrió del otro lado del teléfono.
-hola mi niña, yo estoy bien, ¿tu como te encuentras?, hace días no llamas- que mala hija soy, me había olvidado por completo de comunicarme con mi familia, incluso ya no había ido a visitar a James.
-lo siento, la escuela me trae loca- la escuela y un muchacho de ojos azules, metro ochenta y dos con una sonrisa encantadora y cabello perfecto.
-claro... bueno yo solo quería escuchar tu voz, extraño a mi pequeño coral, quisiera regresar el tiempo y disfrutar por lo menos un día de ustedes jugando en la playa- salí de la tina con cuidado de no caerme y sin soltar el teléfono, me puse mi bata color rosa y salí a cambiarme.
-ni lo digas mamá, yo también extraño esos días, pero ya viene pascua, prometo ir a visitarlos- dios tengo tan inflamado el abdomen, ¿mencioné que odio mi periodo?, sí, bueno entonces lo volveré a mencionar una y mil veces.
-es una promesa de Glover, esas no se rompen- sonreí y me saqué la bata.
-lo sé mami, y no pienso romperla- tomé mi ropa interior y mis toallas femeninas, me las puse respectivamente y luego mi sostén deportivo.
-entonces te dejo cielo, descansa, tú papá te manda muchos saludos y Steve igual- sonreí imaginándome a aquellos dos hombres, desee tenerlos ahí conmigo y que me dieran un gran abrazo, imaginé las veces que jugábamos luchas en la sala y mi madre se ponía histérica al ver cómo me lanzaban por los aires y luego me atrapaban.
-yo igual, diles que los amo-
-claro que si pequeña- mamá colgó y yo pude terminar de cambiarme, tomé mi máquina de escribir y seguí elaborando mi guión, tal vez deba considerar cambiarle el nombre a mi protagonista, no creo que Sebastian quiera que se use su nombre para esto.

"La mejor historia de amor"  ( Sebastián stan y tu) (ADAPTADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora