Seamos amigas 7

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Abrí mis ojos y me sentía relajada. Algo no estaba bien.

Mire mi despertador....¡Mierda!. Me había quedado dormida. Salte de la cama y corrí hacia el baño.

Me cepille lo mas rápido que pude y me lave la cara, no me la seque. Fui hacia mi armario y saque lo primero que vi.

Me quite la pijama y me puse una camisa sin mangas muy corta color blanco y unas leguis negras. Busque mis zapatos como una loca y nos lo encontraba. Así que me puse los otros, los cuales estaban hechos un asco pero no tenía mas remedio.

¿Me peino? No, para que, si igual quedare mal. Metí las cosas en mi bolso velozmente y salí de mi habitación. 

¡No me iba a ir sin desayunar! Así que agarré un cambur y abrí la puerta de mi casa. 

-¡Adiós Patch!- grité 

Y cerré con llave. 

Ya me sabía el camino a la escuela, lo malo es que llegaría en 15 o 20 minutos y no tenía 20 minutos para llegar.

Así que salí corriendo. Odio correr, odio correr, odio correr. Pero era lo único que podía hacer y como el día no se podía poner peor empezó a llover.

-¿¡Porque!?- grité.

Ha hora mas que nunca quería maldecir, pero no tenía tiempo. Mis piernas me dolían y mi respiración estaba agitada.

Ya había llegado al estacionamiento y no había ningún estudiante. Corrí hacia el interior de la escuela y me dirigí hacia mi casillero, metí mis libros y agarré los que me tocaban, cerré de un portazo mi casillero y mi dirigí a mi clase.

La única clase que ya me sabía de memoria como llegar. Corrí escaleras arriba, crucé a la izquierda y luego de tres salones estaba el mió.

La puerta aun no estaba cerrada así que corrí y me resbale, osea que caí en el piso del salón y la verdad es que me importo una mierda.

Me recosté boca arriba con los ojos cerrados, podía sentir como me miraban pero me dio igual, mi respiración ya no estaba tan agitada como antes, pero tenía frío y estaba temblando.

Escuche como alguien se aclaraba la garganta, abrí mis ojos y era el profesor quien me miraba divertido.

-¿Necesita cinco minutos mas, señorita Baker?- me pregunto.

Asentí y el rió.

-Vamos a darle cinco minutos mas a la señorita Baker- dijo.

No se si pasaron cinco minutos pero me pare del suelo y mire a mis compañeros, los cuales me miraban como un bicho raro, me di cuenta que esta vez si me importo mucho lo que acababa de hacer.

Camine hacia mi asiento lo mas calmada e indiferente que pude, pero la verdad es que estaba avergonzada.

Me senté en mi asiento y evite mirar a la persona que tenía a mi lado. Colgué mi bolso y me senté.

-Muy bien- dijo el profesor- ¿Quien hizo la tarea que deje asignada ayer?

Algunos chicos alzaron la mano y en esos chicos estaba yo. El profesor parecía decepcionado, paso por los asientos de las personas que alzaron la mano, el ultimo fue el mió.

El se llevo los trabajos a su escritorio y los empezó a leer. 

Tenía frió, en estos salones no había calefacción y yo estaba empapada, la camisa que cargaba tampoco ayudaba mucho que digamos.

-¿Te quedaste dormida?- pregunto Jace

Asentí.

-¿Como esta tu abuela?

Fea y BonitaWhere stories live. Discover now