Capítulo 19

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    Abajo del portal nos esperaba Natasha. Liam y yo cogimos las maletas y, con un suspiro, cerré la puerta de casa.

    —¿Estás nervioso? —le pregunté.

    —Un poco.

    —¿Tienes miedo?

    —No tengo miedo, sólo estoy nervioso. Es la primera vez que monto en avión y...

    —Tienes miedo —le dije arqueando una ceja.

    —¡Que no tengo miedo! No seas crío, Niall.

    —Yo seré un crío pero a ti te da miedo un avión de nada.

    —Te vas a enterar por esto.

    —¿Y qué vas a hacer? —pregunté con una media sonrisa.

    —¿De verdad quieres saberlo? —me respondió con una mueca provocativa mientras se acercaba a mí.

    —¿Bajáis o no? —gritó Natasha desde abajo.

    Suspiré y cogí de nuevo las maletas. Era increíble como podíamos sacar una conversación con final pornográfico en cualquier momento que surgiese.

    Llegamos al aeropuerto. Tras dos horas de espera por retraso, despegamos. Liam estaba muy tenso y le agarré la mano. Cruzamos el océano Atlántico y el continente Americano, y por la ventanilla avistamos unas pequeñas islas agrupadas, rodeadas de agua cristalina de reflejo turquesa, y llenas de una frondosa vegetación tropical.

    —¡Qué bonito! —dijo Nat.

    Yo asentí y contemplé maravillado todo el paraje. Era una visión bastante bonita a ser verdad.

    —Gracias por esto chicos, van a ser las mejores vacaciones de nuestra vida.

    —¡Así se habla! Y no las des. Te lo merecías y más.

    Liam dormitaba a mi lado. Lo tuve que despertar cuando el avión llegaba a pista.

    —Liam, ya hemos llegado cielo, despierta.

    —¿Huh?

   El hotel donde nos alojábamos era precioso. Era enorme. Nuestra habitación daba a unas vistas de toda la playa. Soltamos las maletas y nos tiramos en la cama –que era de matrimonio–.

   —Me aburro. Aún falta un rato para la cena —comenté.

    —¿Matamos el tiempo?

    —¿Qué propones?

    De nuevo esa sonrisa pícara y esos ojos ensombrecidos por la excitación.

    —¿No estás cansado del viaje? Déjame relajarte.

    Liam me desabrochó los cordones y me quitó las zapatillas, luego los pantalones y los calzoncillos. Ya ahí no impuse resistencia alguna y me dejé hacer.

    Sus hábiles manos jugaban conmigo. A cada sacudida me daba una ola de placer que me recoría la espalda y se concentraba entre mis piernas. Y luego su boca. Dios, lo que podía hacer con su boca, con sus labios, y con su lengua. Arqueé la espalda buscando una sensación completa y el ojicastaño le dió caña al asunto. Cambiaba mano por lengua y viceversa. Yo gemía a gritos, a punto de estallar, cuando de pronto...

    Liam se levantó, se secó las manos en la camiseta, se acercó a la puerta, y antes de salir dijo:

    —No me da miedo montar en avión. Esto para demostrarte que no se puede jugar conmigo.

    Dicho esto, se fue. “Qué hijo de puta” pensé. Me las tuve que apañar yo solo pues la situación era muy dolorosa. Pero algo tenía en claro.

    Tenía que vengarme por esto.

   

Maybe I'm addicted to him {Niam Hot}Where stories live. Discover now