Rodríguez

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Roi:

La verdad es que me pilló un poco desprevenido que la nueva chica que trabajaba en la cafetería me preguntara por mi apellido, es decir, tú cuando conoces a alguien nuevo le preguntas por su nombre y por de dónde es. ¿No dices oh, buenas tardes cual es tu apellido?

Tampoco se cual es su nombre, pero siento una sensación extraña cuando la miro. Me recuerda a algo... pero a la vez no, no lo se. A lo mejor la he visto alguna vez de pasada por el pueblo, aunque no es que me suene mucho, es decir, si la hubiera visto me hubiera fijado más porque la tía es muy guapa y te llama la atención. Eso si, parece algo torpe, más que Amaia incluso porque en su primer día ya había tirado una taza.

-Joder, joder.-Dijo apurada mientras recogía los cachos de cristal del suelo. Parecía que estaba un poco pálida.

-No pasa nada Miriam, Amaia tira una media de tres tazas a la semana, no es ninguna novedad.-Mireya se acercó a ayudarla.

-¿Y tú como te llamas?-La pregunta la hice sin querer, la estaba pensando pero no quería decirla en alto.

La chica con melena de leona se echó el pelo hacia un lado con nerviosismo y miro a Mireya algo preocupada. La malagueña no entendía nada.

-Pues...

-Es Miriam.-Se adelantó Mireya.

Miriam. Algo se revolvió dentro de mi... ¿Ese nombre y esa melena rizada...? No, no podía ser quien yo creía. Era imposible que estuviera aquí.

-¿Miriam que?-Pregunte por una parte deseando que su apellido fuera Rodríguez.

-Miriam...-Mireya iba a adelantarse, pero Miriam la corto.

-Ramírez, Miriam Ramírez.-Contesto la chica con apuro mientras nos estregaba unos cafés. Parecía algo preocupada.

En ese momento me sentí algo decepcionado. Es que podría haber sido ella perfectamente, Miriam Rodríguez, a la que desde el accidente que tuve de pequeño no volví a ver. Ese rostro me era tan familiar... la mandíbula marcada, el pelo rizado y esa mirada desafiante que a medida que habían pasado los años la habían hecho perfecta. Pero no, no era ella.

-No hace falta que paguéis, yo invito.-Nos dijo Mireya mientras se metía en la cocina junto a Miriam que entró la primera.

-¿Esta noche nos vemos no?-Preguntó Mimi. Es verdad, esta noche había fiesta en casa de Cepeda.

La malagueña asintió.

Con cierto temblor en el cuerpo volví a la mesa junto a Cepeda. Creo que se notó mucho que había algo que me estaba preocupando en exceso.

-¿Qué te pasa tio, que parece que has visto un fantasma?-Preguntó Cepeda muy preocupado y removiendo el azúcar en la taza.

No quería preocuparle pero joder, tenía esperanzas de poder volver a ver de nuevo a Miriam, y cuando parecía que el destino había hecho de las suyas y nos había juntado en este pueblucho, toma, decepción.

-Cepeda, ¿recuerdas lo que te conté que me ocurrió de pequeño en una playa en Barcelona?¿El motivo por el cual tengo problemas de respiración de vez en cuando y debo medicarme?

Ya había hablado hace tiempo a Luis sobre lo que pasó hace 10 años y me marcó tanto la vida. Ese disparo, esa última vez que vi a Miriam.

Se notaba que a Cepeda le preocupaba hablar de eso, al fin y al cabo a nadie le gusta hablar sobre que pegaron un tiro a un niño de 10 años y casi se muere.

-Eh, si...-Contesto tenso.

-Pues he pensado por un momento que la chica nueva es Miriam...-Dije cabizbajo sin apartar la mirada de reojo del mostrador.

No te pude retener || MiroiWhere stories live. Discover now