Parte 2

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Se acomodaron en la lujosa camioneta del jefe, Carmen encendió un cigarrillo una vez sentada en el asiento del copiloto.

—¿Sabías que Beethoven fue presionado por su padre desde los tres años para que sea un pianista excelente? —le dijo su jefe, y ya la llevaba a su casa.

—No, la verdad no.

—Mi padre me presionó desde los seis. Aprender idiomas, finanzas, arte.

—Gracias por compartir eso conmigo.

—Ahora, me sirve. Ese entrenamiento me hace resistente al estrés, sino no podría con este trabajo. Lo que viste hoy es una mujer vencida por la presión, por las dudas, por las preocupaciones.

—¿El problema de hoy se reduce a, no recibir presión en el núcleo familiar?

—A disponer de diferentes soluciones, siempre, ante las diferentes situaciones que la vida te presenta. Ya sea una duda, una preocupación, un rumor... o la bancarrota.

—Su esposa lo ama. Creo que lo que hizo realmente fue un gesto de amor... amor desesperado.

—Lo nuestro ya no va más. En realidad es una mera formalidad, ya lo nuestro se terminó hace años. Hoy ella me regaló a mí la excusa que me faltaba para divorciarme sin pena.

—Le costará. No lo digo por su posición en la firma. Ella aún tenía la esperanza de que su matrimonio funcione.

—Mi decisión está tomada. Lo que ahora me preocupa es que tú estés tranquila con tu posición en la firma. Sabes que eres la más próxima candidata a socia y lo de hoy día no ha perjudicado tu imagen frente al directorio en lo más mínimo.

—Se lo agradezco. No tengo la cantidad de dinero necesaria para ingresar a la mesa.

—Tiempo al tiempo. Los siguientes cinco años te ayudarán mucho. Solo mantén ese ritmo de pasión por tu trabajo.

—Le confieso que necesito vacaciones, urgente. Hay semanas que solo duermo treinta horas. Puedo empujar un par de años más así, pero necesitaré un maestro de yoga y tomar litio.

—Bienvenida a nuestro estilo de vida. Te recomendaré mi maestro de yoga.

Ya llegaban a casa de Carmen. Atravesaban su enorme jardín con el auto.

—Pusiste rosas...

—Príncipe negro. Ya las quería poner desde hace dos meses. ¿Conoces un itamae? Quiero aprender algo nuevo.

—Seguro, te recomendaré el que le enseña a mi hija.

—Me ayudará. ¿Sabes? Esta noche me servirá de combustible para mejorar mis métodos. Practicaré yoga, cocina, viajaré. Una nueva y mejor versión de mi misma.

—Me alegra que lo tomes así. Todos en la firma te lo agradecemos. Tu elección de guardar silencio y no hacer de esto un escándalo, ha mejorado mucho tu imagen en la firma. Ya llegamos.

—Una nueva etapa en mi vida, me da miedo cometer error.

—¿Tú? ¿Con miedo? No te creo.

—Soy bastante humana como para sentir miedo. Quiero crecer, lograr una estabilidad financiera, emocional. Pero esto significa un reto para el que no estoy entrenada. Gracias por traerme, finalmente esta noche me dejó demasiado nerviosa.

—¿Estarás bien? ¿Puedo dejarte sola?

—Pues... ¿Deseas charlar adentro? Así me terminas de convencer para no demandar a la firma y dedicarme, pues, quizá al yoga, o a la cocina japonesa.

—Jajaja... No hables así... Preparamos una ensalada, ¿te parece?

—¿Una "salade niçoise"?

—¡Es mi favorita!

—Sabes que vivo sola, vamos, nos quitaremos la tensión de encima.

—Mmm, es una excelente idea. Vamos.

Entraron a su casa.

A preparar una ensalada, como amigos, a conversar.

Consciente su jefe, de que Carmen necesita un pequeño refuerzo, para superar este problema, un gesto gentil, de caballerosidad, de amistad.

Pero ignorante, de que Carmen resulta ser mucho más inteligente de lo que él sospecha.

No siempre Carmen fue secretaria, varios años de su adolescencia-juventud, se dedicó estudiar... a estudiar a los hombres, a estudiar cómo piensan.

Aprendió esto porque sus clientes eran caballeros que, por un precio, disfrutaban de su atención.

Pero ella siempre supo lo que quería. Cada cliente, era una clase más. Su forma de conversar, su forma de hacerse creer importante, su forma de amar.

Aprendió cuando debía hacer gala de su poder, y cuando entregarle todo el poder al hombre.

Y ahora su jefe, no lo sabe, pero ha caído en todo su juego...

- Inicialmente ella es altamente eficiente.

- Luego tiene un problema, enorme, con su esposa.

- Él se ve obligado a consolarla.

- Ella (en este relato) lo trata de usted, y de pronto cambia a tratarlo de tú.

- Conversan de temas comunes, ella expresa que quiere aprender de él.

- Ahora a solas en su casa, es cuestión de minutos para que él, crea que la ha dominado.

Y finalmente, su jefe, ahora seguro de divorciarse, será víctima de todos los conocimientos de Carmen, que cliente a cliente le fueron enseñando. No podrá dejar de pensar en ella.

Él no se dará cuenta, pero ya no podrá sacarla de su cabeza. Su piel, la Carmen sumisa, delicada, la Carmen vigorosa, decidida a sacarle todo lo que le pertenece, insaciable.

Carmen, un monstruo realmente, cada uno de esos pasos, estudiado con muchísima paciencia. Y toda su estrategia, enfocada enteramente en él.

Su jefe jamás se enterará de todo esto. Se enamorará de ella, cómo un tonto adolescente. La hará su esposa.

Tampoco se enterará jamás, que fue Carmen, quién le hizo llegar anónimamente los chismes a su esposa, segura de cuál sería su reacción violenta.

Empezó por ser honesta consigo misma, sobre la realidad de vida que vivía y la vida que quería vivir. Luego preparar un plan y ser eficiente al ejecutarlo. Honestidad y eficiencia.


***

Gracias por leerme.

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HONESTIDAD Y EFICIENCIANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ