CAPÍTULO ㉒

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Sorprendida, mis ojos casi se salen de sus órbitas al ver a Yoongi ahí parado.

Cómo no reconocer su llamativo color de pelo.

No esperaba verlo por aquí cerca debido a que pensé que quizás tras los últimos acontecimientos y el allanamiento de su morada, no querría verme. Mis mejillas se encendieron al recordar tales eventos con demasiada claridad. La última mirada que me lanzó fue tan fría como el Ártico y con ella me dio a entender que mi presencia no era bienvenida en su domicilio.

De todas maneras, allí estaba, apoyado contra el tronco de uno de los cientos de árboles que rodeaban la vivienda, con una camiseta negra a juego con los pantalones del mismo tono, y una chaqueta vaquera, la cual no parecía aportar mucho calor a su sólido cuerpo.

¿No tiene frío?

Tenía una de sus pálidas manos metida en el bolsillo y con la otra sostenía algo que manoseaba y daba vueltas mientras lo contemplaba concentrado. Me quedé embobada mirando cada movimiento y pestañeo, hipnotizada por su enigmática aparición.

¿Qué hacía aquí?

Di un paso hacia delante, en dirección a mi casa, y la nieve crujió bajo mis pies traduciéndose en una llamada de atención al peliblanco, el cual levantó sus bonitos y misteriosos ojos grises hacia mí.

Me había convertido en su nuevo sujeto de estudio.

Sin una razón que lo explicase, mis nervios afloraron y se apoderaron de mí, preguntándome qué debería hacer. ¿Debería acercarme a él o simplemente entrar en casa y fingir no haberlo visto para evitar un encuentro embarazoso?

Al final, me decanté por dirigirle una tímida sonrisa mientras mis pómulos quemaban cada vez más, recolocando incómoda el bolso sobre mi hombro.

Pero, ¿qué me pasa?

Yoongi guardó de vuelta en su bolsillo el desconocido objeto, apartó su pierna apoyada sobre el enorme tronco del árbol y comenzó a acercarse a mí con ambas comisuras ahora levantadas, mostrándome su encantadora y brillante sonrisa. La nieve palidecía al lado de ésta. Ni siquiera las farolas de la calle ofrecían tal cantidad de luz.

Me giré hacia él, esperando nerviosa a que llegase a mi lado, con mis brazos cruzados sobre mi pecho para protegerme del frío, lo cual no surtió efecto y mantuvo mis manos congeladas. Lástima que el abrigo tuviese los bolsillos de adorno.

Estudié con detalle su forma de desplazarse, a pesar de que la oscuridad me dejaba ver poco, y ésta me recordó a la de un depredador acechando a su presa, aunque realmente él no tuviese esa intención, lo que provocó que mi inquietud incrementase y comenzase a cambiar mi peso de un pie a otro, balanceándome.

Me miraba fijamente a los ojos y, aunque su sonrisa transmitía confianza, sus iris permanecían impasibles, sin mostrar ninguna clase de emoción. Yo, en cambio, era demasiado transparente y podría darse cuenta, fácilmente, de que su asistencia me dejaba intranquila. Me pregunto cómo lo hará.

Una vez que se posicionó frente a mí, aprecié su elevada altura. No era más alto que Jin, pero comparado conmigo, era bastante prominente. A pesar de estar unos metros separados, el olor a fresno y chimenea proveniente de él atravesó mi nariz. Era una mezcla de aromas curiosa y agradable.

Sus rasgos eran suaves y relajados, comparados con los de la última vez, y me ayudaron a tranquilizarme un poco. Respiré hondo antes de comenzar a hablar.

"Siendo sinceros, balbucear es lo último que quiero hacer delante de este chico."

– ¿Qué haces aquí? – aquella pregunta salió con un tono más duro de lo pretendido.

«LONE WOLF» (YoonGi)Kde žijí příběhy. Začni objevovat