Por un sueño, por una reunión. Part 2.

21 0 0
                                    


Salimos, tomamos un autobús para su casa. Donde vivía era realmente precioso, era más naturaleza que cualquier otra cosa, conocía ese lugar hasta cierto punto, hasta que llegamos a la parada. El viaje fue más cómodo de lo que pende, quede en la ventana así que en los momentos de silencio podía girar y distraerme. Me hablo sobre él, sobre su familia, que hacía en ese lugar estudiando, a mi parecer teníamos mucho en común, hasta ese instante me parecía más y más atractivo.

-Pasa, y siéntate donde quieras con confianza. – entro en su casa, amplia e iluminada, había unos cuantos cuadros colgados en las paredes de color blanco. Dejo su mochila en su habitación y estuvo unos minutos allí.

-Gracias, tu casa es muy linda y acogedora. – Dejé mi mochila en la sala y me senté, mientras observaba cada detalle.

-Puedes venir cuando quieras. – Se dirigió a la cocina, para hacer algo de comer. – ¿Te apetece algo? Cualquier cosa dime y lo hacemos. –

-No, gracias, el solo café está bien.

- ¿Estas segura? – Se sentó junto a mí, muy cerca.

-Em, sí, segura. – Puse mis manos en el sofá, y giré mi rostro para que no me viera.

- ¿Por qué te intimidas así?, yo no muerdo. – Lo mire con una sonrisa – a no ser que quieras que lo haga. –

- ¿Por qué no buscas la película? – Cambie de tema, el ambiente ya estaba incómodo.

No escuche absolutamente nada de su parte. Se pudo de pie para encender el televisor, pero en vez de eso, cerro las cortinas, y fue directo a donde yo estaba.

-Vamos a dejar algo en claro. – Se arrodillo frente a mí. – Eres hermosa.

- ¿Qué quieres que conteste ante eso? – Me acerque a sus labios provocándolo.

-No quiero que contestes nada, solo quédate así un rato, quiero deleitarme con la hermosa vista que tengo desde acá. – Se sentó en el suelo y se sostuvo con sus manos. Su mirada me transmitía deseo, mojaba sus labios con la lengua.

-Yo también puedo disfrutar la vista desde aquí ¿sabes? – Lo mire de arriba abajo – que seas tú y que yo haya actuado de esa manera antes, no significa que los roles no puedan cambiar.

-Sabes que eso me encantaría, pero se supone que estamos acá, en mi casa, sola y exclusivamente para ver una película

- A la mierda la película, a la mierda el que me estés intimidando, a la mierda mi decencia, a la mierda estas ganas que te tengo. – Entone cada palabra que dije, baje lentamente al suelo llegando hasta donde él estaba, acomode mi cuerpo para estar sobre él.

Iván solo sonrió perversamente, como si eso fuera lo que estaba buscando, sostuve mi mirada junto a la de él, hasta que ninguno de los dos lo aguanto más. Nos besamos, nuestros labios se movían cada vez con más ansia hasta el punto de dar pequeños mordiscos, la temperatura poco a poco estaba aumentando, terminamos acostado en el suelo, él acariciaba mi cuerpo con tal suavidad que me excitaba, quería más, un poco de rudeza no me vendría mal. Sus manos estaban en mi rostro, una a cada lado, no era suficiente lo cerca que nos encontrábamos, queríamos más. Luego de un rato de besos interminables, nos separamos con un dulce roce.

- ¿Te apetece un café o una cama cómoda?

-A la mierda el café, bienvenida la cama – Mordí mis labios. Dándole una clara respuesta.

Entramos a su habitación, tenía una cama de ensueño, me quedé un momento de pie frente a esta, sentí una mano suave pasando debajo de la remera que tenía puesta y otra mano girando mi rostro hacia un lado para sentí unos labios húmedos en el cuello, gemí un poco. Sus manos me giraron para quedar frente a frente, me observo por un momento, para acto seguido morder sus labios, quitar su remera y dejar a plena vista su sensual cuerpo, no pude evitar poner mis manos sobre él. Tomo mis brazos para suavemente caer sobre la cama, en un torpe movimiento nos acomodamos, el sobre mí, besando cada parte de mi cuerpo, empezando por el cuello, bajando lentamente por mis hombros, llegando a mis pechos deteniéndose ahí por un buen rato acariciando con su lengua cada uno de ellos. Prosiguió besando mi estómago y sobre mi pantalón, haciéndome retorcer un poco de placer.

- ¿Estás de acuerdo conmigo en que la ropa esta estorbando demasiado? – sus ojos radiaban excitación y un insaciable deseo.

- Ven, debo decirte algo antes de que esto continúe. – Se acercó quedando de nuevo sobre mí, frente a mi rostro. Lo tome bruscamente para dejarlo debajo de mi cuerpo.    

Mi mente perversa.Where stories live. Discover now