Back to the Line [Trilogía Stucky - 2] - Terminada

5

El Soldado, siempre agazapado en los oscuros rincones de su agrietada mente, acababa de despertar con fuerza para fijar un objetivo. 

Iba a matar a ese hombre. Otra vez.

La sangre retumbaba acelerada en sus oídos, ensordeciendo sus sentidos por completo. No escuchaba voces o ruidos, solo su propia respiración. Ronca y profunda cual perro rabioso. Todo su cuerpo pareció crecer ante la tensión de los músculos y su brazo metálico, que en ocasiones parecía tener vida propia, rechinó ante la fuerza con la que apretó el puño. 

—¿Bucky...?

Steve se dio cuenta enseguida. Vio el cambio de expresión en su viejo amigo. Sin embargo, no tuvo tiempo de reaccionar. 

El Soldado se había abalanzado en un abrir y cerrar de ojos contra su objetivo, agarrándolo del cuello para estampar el cuerpo contra la pared, y desencadenó una secuencia de puñetazos que rápidamente desfiguraron el rostro de Rumlow. La sangre salpicando alimentaba más su odio, viendo pasar imágenes de todas las torturas a las que ese hombre le sometió. Físicas y mentales, el otro soldado de Hydra había sido un sádico que disfrutó humillándolo a base de dolor. Por ese motivo Bucky no detuvo el despertar del Soldado de Invierno, por primera vez estaban fusionados ante un mismo deseo. 

Steve trató de detenerle, llevándose un par de codazos como consecuencia, y no fue hasta que el resto acudieron alertados por JARVIS que pudieron separar a Bucky del amasijo sangriento en el que quedó el cuerpo de Rumlow. El Soldado ofreció pelea, negándose a ser detenido. Todo el equipo, a excepción de Banner a quien prefirieron mantener alejado de la zona de peligro, recibieron su parte. Era como tratar de controlar a una fiera acorralada.

Finalmente, antes de que Tony llamara la armadura y la pelea subiera de nivel, Steve abrazó a su amigo con fuerza desde atrás, repitiendo una y otra vez lo que acabó convirtiéndose en un mantra para James.

—Bucky, hey amigo, cálmate, ya está... Todo está bien, Bucky... Vuelve conmigo...

Más calmado, se dejó caer de rodillas al suelo cubriéndose el rostro con las manos ensangrentadas. Banner no tardó en aparecer una vez se hubieron calmado las cosas, llevando consigo un maletín de primeros auxilios por si resultaba de ayuda. Por suerte o por desgracia, al acercarse al cuerpo supo que no sería necesario.

—Está muerto...— musitó mirando al resto con preocupación.  

—¿¡Qué demonios acaba de pasar!? No quiero darle la razón al pirata, pero Barnes es un peligro... 

—Hay que contenerlo— añadió la pelirroja. 

—No...— la voz de James quedó amortiguada por sus manos. Cayó hacia atrás sentado en el suelo, con la mirada perdida en un punto cercano a donde se encontraba el cadáver  —. Nunca haría daño a alguien inocente... Ya no. Pero él... Rumlow era miembro de Hydra. 

—¡Y una mierda!

—¡Stark! — inquirió Steve—. ¿Estás seguro, Bucky...?

—Mirad sus dientes.  

Como nadie más parecía querer hacerlo, Steve fue hasta ahí y metió los dedos en la burbujeante boca. La preocupación en su rostro aumentó al sacar lo que parecía una de las muelas del soldado muerto y aplastarla entre los dedos. 

—He visto esto antes. Es Cianuro. Los espías y miembros de Hydra lo usaban para suicidarse en caso de ser atrapados... 

—Yo también lo había visto  —añadió Natasha.

—¿Me estáis diciendo que hay topos en SHIELD? 

—Están en todas partes...— respondió Bucky alzando la mirada—. Y Alexander Pierce es el peor de todos.

Acababa de soltar una bomba. Si realmente había viajado en el tiempo y se encontraba en un pasado no muy lejano, contando aquello había ocasionado que el futuro cambiara de inmediato. Su mayor preocupación era saber si fue para mejor o para peor. Por otro lado, en vista de que ya no había marcha atrás, no iba a desperdiciar lo más importante de aquella oportunidad: iba a mantener a Steve con vida. 

Costara lo que costara...